Verduras y dieta mediterránea disminuyen el riesgo cardiaco

La ingesta de verdura, frutos secos y de una dieta mediterránea se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, según reafirma una revisión de estudios llevada a cabo por investigadores canadienses que se publica hoy en Archives of Internal Medicine.

Una revisión de estudios realizada por un grupo coordinado por Andrew Mente, del Instituto de Investigación de la Salud de la Población de la Universidad McMaster, en Ontario (Canadá), ha concluido que la ingesta de vegetales y frutos secos y de una dieta mediterránea se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular. Esta confirmación del valor de la dieta mediterránea se publica hoy en Archives of Internal Medicine.

El análisis insiste en que el consumo de ácidos grasos trans y alimentos con un alto índice glucémico es dañino para la salud del corazón.

"La relación entre los factores dietéticos y la enfermedad cardíaca coronaria ha sido uno de los principales focos de investigación durante casi medio siglo", explican los autores del trabajo. Aunque hay mucha literatura sobre el tema, "la fuerte evidencia que apoya las asociaciones válidas no había sido evaluada sistemáticamente en una única investigación".

El grupo de Mente ha efectuado una revisión sistemática de estudios publicados entre 1950 y junio de 2007 que analizan los factores de la dieta en relación con la patología cardíaca.

Un total de 146 estudios prospectivos de cohorte (que observaban los hábitos de un grupo particular de individuos) y 43 ensayos controlados randomizados (donde los participantes eran asignados a recibir una intervención dietética o incluidos en un grupo control) forman parte de esta revisión sistemática.

Cuando los investigadores pusieron en común los resultados del estudio y aplicaron un algoritmo predefinido, identificaron que existía una fuerte evidencia de una relación causal para los factores protectores, incluyendo la ingesta de verduras, frutos secos y ácidos grasos monosaturados, los patrones dietéticos mediterráneos y los factores perjudiciales, como la ingesta de ácidos grasos trans y alimentos con un elevado índice o carga glucémica así como los patrones dietéticos occidentales.

Además, los autores de la revisión han observado modestas relaciones que apoyan una causalidad entre la ingesta de varios tipos de alimentos y vitaminas y el riesgo cardiovascular, como es el caso del pescado, los ácidos grasos omega 3 de fuentes marinas, los folatos, los cereales, el alcohol, las frutas, la fibra y las vitaminas E y C y el beta caroteno.

Una débil evidencia también ha apoyado las relaciones causales entre la vitamina E y los suplementos de ácido ascórbico, las grasas saturadas, poliinsaturadas y las grasas totales, los ácidos alfa-linoleicos, la carne, los huevos y la leche.