Contaminación y tabaco, riesgo para la salud infantil

El pulmón es el órgano más afectado, ya que se desarrolla a lo largo de la infancia y la adolescencia. Al inicio del otoño se produce entre el 20 y el 25% de las hospitalizaciones de escolares con asma. La exposición a la contaminación atmosférica debida al tráfico y la industria incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias en la edad adulta. A los 14 años muchos adolescentes empiezan a fumar de un modo habitual.

En su compromiso a favor de la prevención y la salud respiratoria, SEPAR, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, recuerda la importancia de proteger a los más jóvenes de las enfermedades respiratorias que tienen su origen en la contaminación medio ambiental.

La SEPAR menciona, en concreto, la contaminación del aire debida a gases y partículas emitidas por el transporte y las industrias, y sobre todo, los efectos nocivos del tabaco.

Los profesionales de las enfermedades respiratorias creen oportuno hacer este recordatorio porque “los pulmones son un órgano de desarrollo especialmente lento, siguen madurando durante la etapa infantil y la adolescencia y por eso es uno de los órganos más afectados por la exposición a la contaminación”.

Como explica el Dr. Juan Ruiz Manzano, Presidente de SEPAR, “los pulmones no están desarrollados al nacer, ni siquiera en un niño de 8 años, sino que se desarrollan hasta alrededor de los 18 años”.

Debido a este desarrollo a lo largo de la infancia y la adolescencia, la salud de este órgano puede verse especialmente alterada por los factores contaminantes del aire con efectos que pueden desembocar en enfermedades respiratorias crónicas en la edad adulta. Los efectos de la exposición van desde las malformaciones en el período prenatal hasta el asma infantil o la obstrucción pulmonar crónica en la edad adulta.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el 30% de las enfermedades infantiles están asociadas al medio ambiente. En los países desarrollados los dos principales factores desencadenantes son la contaminación atmosférica y el tabaco, ya sea por consumo propio o por consumo de los padres.

Numerosos estudios han mostrado los efectos del tabaco en los hijos de madres fumadoras. Así, la talla y el peso de los bebés de madres fumadoras persistentes es menor que en los bebés de madres no fumadoras.

Del mismo modo, los niños que sufren exposición pre y post natal al tabaco tienen mayor riesgo de sufrir infecciones respiratorias en los primeros años de vida y de ser diagnosticados de asma.

Por otro lado, los neumólogos también muestran su preocupación por la edad de inicio del consumo de tabaco, que en nuestro país se sitúa en los 13 años.

Tal y como puntualiza el Dr. Eusebi Chiner, Secretario General de SEPAR “a los 13 años se prueba el tabaco, a los 14 se fuma a diario y entre los 18 y los 29 es cuando se condensa la mayor franja de fumadores, un 33,7%”.

Y recuerda “la posibilidad de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo”. Por ello, los jóvenes que comienzan pronto con este hábito, multiplican las posibilidades de desarrollar algún tipo de enfermedad respiratoria, tumor o complicación cardiovascular como adultos.

El otro factor causante de enfermedades respiratorias en la infancia o con secuelas en la edad adulta es la contaminación atmosférica.

“Se calcula que un 35% de la población española respira aire contaminado pero son los dos extremos de la vida, los recién nacidos y las personas más mayores, los más vulnerables al efecto de la contaminación en las ciudades” explica el Dr. Chiner.

Para ser conscientes de los riesgos que implica la contaminación, SEPAR recuerda cómo los niños que residen a menos de 300 metros de una autopista tienen un menor desarrollo pulmonar que los que residen a 1.500 metros, a causa de la toxicidad de los motores diesel.

La reducción de la función pulmonar infantil es un conocido factor de riesgo en el desarrollo y empeoramiento del asma y el posterior desarrollo de la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).

Asimismo, los niños y los asmáticos son los más afectados por la exposición a concentraciones de NO2 que se relacionan con enfermedades respiratorias crónicas, el envejecimiento prematuro del pulmón y con la disminución de su capacidad funcional.