Obesidad: mejor educar que legislar

Frente al tabaco no ha quedado más remedio que legislar para proteger a los no fumadores del humo del cigarrillo. La Ley que pronto entrará en vigor, además de evitar que se fume en los lugares públicos, ayudará un poco a los que quieren abandonar el vicio.

La siguiente pandemia que hace peligrar la salud de casi todos los países es la del sobrepeso y la obesidad.

Amenaza a gigantes como EEUU, lastrando la calidad de vida de un gran porcentaje de su ciudadanía y poniendo en jaque la sostenibilidad de su economía.

Pero, frente a la abundancia de comida, y lo que significa de cinturas enormes, legislar para que sea más sana y más ligera va a resultar difícil.

Hay gestos como los de prohibir las maquinas automáticas de vender bollerías cerca de los colegios o los de cargar de impuestos a las bebidas que tienen mucho azúcar, pero cuando se haga balance de esas cortapisas se verá que se ha avanzado poco.

A la industria de la comida basura no se la podrá batir. Los expertos insisten en que el ‘fast food’ está aquí para permanecer.

Elevar la fiscalidad a las calorías de mala calidad es debatible y el otro determinante de la obesidad tan malo como el comer muy mal no tiene buen arreglo.

Nos referimos a la falta del ejercicio físico. La sociedad se ha convertido en tan sólo unas décadas en un conjunto de ciudadanos extremadamente sedentarios, muy pocos trabajos implican mover el esqueleto y hay una dependencia del automóvil excesiva.

Apenas consumimos energía para paliar el exceso que de ella ingerimos a diario.

Hay que planear una hoja de ruta frente a la obesidad pensando a medio y largo plazo. Por eso hay que educar a los más jóvenes y cambiar sus conceptos. Los adultos ya obesos tienen poco remedio.

A los adolescentes, y a los que aún no lo son, habría que inculcarles el culto a la cintura y transmitirles que lo que les puede mantener la salud en el futuro es el que intenten ponerse con frecuencia una camiseta de ciclista sin que de perfil se atisbe barriguitas.

Y que hagan de esa costumbre un rito de por vida. Nunca una patología tan seria ha estado más dependiente de un estilo de vida que debe generarse en la escuela.