Propósito del Año Nuevo: dejar de fumar

Si es usted uno de los millones de españoles que se ha propuesto abandonar el vicio en 2010, aquí van algunas claves que pueden ayudarle.

– Elija una fecha concreta

El día elegido para dejarlo no debe estar más allá de cuatro o seis semanas alejado en el tiempo, porque si no cae en el riesgo de un aplazamiento indefinido, como explica Rodrigo Córdoba, especialista en Medicina de Familia y ex presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT).

"Hasta que llegue esa fecha se puede ir reduciendo poco a poco el consumo, aunque ése nunca debe ser el objetivo final". Como explica el autor de ‘Los mitos del tabaco’, éste suele ser uno de los principales ‘autoengaños’ de los fumadores ("por tres o cuatro al día no pasa nada"), pese a que está demostrado que los beneficios en términos de salud no son los mismos que dejarlo por completo.

– Ponga en la balanza los beneficios

"Lo primero es tener una motivación para hacer un serio intento de abandono", explica Juan Antonio Riesco, neumólogo y coordinador del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología (SEPAR). Por si estos datos le ayudan sepa que a los tres meses de dejarlo su capacidad respiratoria mejorará un 30%; en sólo 48 horas las terminaciones nerviosas del gusto y el olfato recuperarán parte de sus capacidades perdidas; y, en general, se reducirá su riesgo de sufrir una lista de unas 25 enfermedades relacionadas con el tabaco. La principal de ellas, el cáncer.

– Busque ayuda profesional

Si tiene suficiente fuerza de voluntad, puede intentar ‘dejarlo a pelo’, pero los especialistas señalan que sólo triunfa el 8% de los que optan por esta vía. "Si uno ha llegado a la conclusión de que es el momento, lo mejor es ponerse en manos de un profesional sanitario", señala Riesco. Esto es especialmente importante en el caso de quienes ya lo han intentado sin éxito en más ocasiones (se calcula que la media ronda los dos o tres intentos por persona).

– No sea impaciente

Aunque hay quien consigue dejarlo a la primera, lo habitual es recaer, porque el tabaquismo, como advierte Riesco, es "una enfermedad adictiva, crónica y recurrente". Así que, aunque depende de las características del fumador y de su hábito, dejar de fumar puede costar entre ocho y 12 semanas. "La tendencia actual nos lleva a alargar los tratamientos", reconoce el neumólogo. Si le entran las prisas, piense que después de décadas fumando, tal vez un mes no sea suficiente para ‘desengancharse’.

– No tema a las pastillas

Los expertos en deshabituación tabáquica coinciden en que el enfoque de mayor éxito debe combinar psicoterapia y fármacos. "Está comprobado que funcionan peor por separado", advierte Rodrigo Córdoba.

Entre las posibilidades terapéuticas que su profesional sanitario le puede recomendar destacan tres: la vareniclina (un fármaco agonista de los receptores de la nicotina en el cerebro), la terapia sustitutiva de la nicotina (bien en forma de parches, chicles o comprimidos para chupar) o bupropión. "Los tres son eficaces si se emplean con control médico y en las dosis adecuadas", explica Rodrigo Córdoba. Las cifras le dan la razón, y esta vía aumenta la tasa de éxito hasta el 40% o incluso el 50%.

– Desconfíe de los mitos

‘Voy a engordar’ o ‘voy a estar más estresado’ son dos de las principales excusas que alegan quienes se resisten a dejar de fumar. La ciencia les desmiente. Como aclara el ex presidente del CNPT, la ganancia de peso ronda sólo los dos o tres kilos, "aunque no es un problema inevitable y es algo más habitual entre las personas que tratan de dejarlo ‘a pelo’", aclara.

Además, añade, incluso en ese caso, las ventajas de abandonar el pitillo siguen siendo superiores: "Fumar un paquete de cigarrillos al día equivale a un sobrepeso de 40 kilos para nuestro corazón". Y por si le consuela: "cuatro de cada 10 personas no engorda". Respecto a los niveles de estrés, los ensayos realizados también indican que los niveles de estrés de los ex fumadores son inferiores a los de los fumadores en activo.

– No malgaste el dinero

Como aclara Riesco, los profesionales en ‘desenganchar’ a los fumadores deben elegir el mejor tratamiento en función de sus características personales, de sus antecedentes de recaídas o de si está tomando algún otro medicamento que pueda interactuar con las ayudas para abandonarlo. "Depende de si tratamos con un individuo sano o con otras patologías añadidas".

Esa ‘personalización’ trata de garantizar la adhesión al tratamiento y, a la postre, el éxito de la misión. Por el camino, no es extraño que los fumadores recurran a otras ayudas adicionales (desde libros a terapias naturales), sin evidencia científica probada.

– No está solo

Según datos del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, el 75% de los fumadores confiesa que le gustaría dejar el tabaco, "y casi todos pretenden que sus hijos no lo sean". A pesar de ello, sólo un 35% intenta dejarlo al menos una vez al año. Si es usted uno de ellos y se lo ha propuesto lograrlo en este nuevo año, ¡ánimo!