Esta alteración afecta, casi al 20% de la población española, lo que supone 7 millones de personas, y con mayor frecuencia a las mujeres y a las personas de edad avanzada.
No es por sí mismo una enfermedad, sino que es considerado un síntoma. A pesar de su alta frecuencia, 3 de cada 4 personas no acuden al médico para un correcto tratamiento, principalmente debido a que se vive como un problema que causa pudor o vergüenza hablar de él.
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