La cirugía de by-pass, cuando está indicada, es muy efectiva y prolonga la vida de forma evidente. Consiste en buscar una ruta alternativa al bloqueo implantando un injerto desde la aorta (la arteria principal que lleva la sangre al resto del organismo) a la arteria coronaria, evitando así la zona obstruida. Generalmente, las venas que se utilizan para el injerto se extraen de la pierna del propio paciente (vena safena), aunque también es habitual utilizar la arteria mamaria interna, una vena que se extrae del pecho.

La intervención suele durar varias horas, parte de las cuales el paciente es conectado a una máquina de circulación extracorpórea, que sustituye las funciones del corazón y los pulmones mientras se realiza la operación.

Los continuos progresos de la cirugía cardiovascular han hecho posible que la mayoría de las enfermedades del corazón, consideradas hasta hace poco irreversibles o progresivamente incapacitantes, sean hoy susceptibles de corrección quirúrgica. Sin embargo, estas técnicas no curan la enfermedad subyacente, que debe ser tratada modificando hábitos de vida y controlando los factores de riesgo.

Las enfermedades cardiovasculares, especialmente la enfermedad coronaria, constituyen la primera causa de mortalidad en los países occidentales (ver coronaria, enfermedad).

Para que el corazón funcione normalmente, el músculo cardiaco necesita un aporte continuo de sangre rica en oxígeno que le llega a través de las arterias coronarias. Si estas arterias se obstruyen y el suministro de sangre es inadecuado, el músculo cardiaco puede sufrir graves lesiones. La enfermedad empieza por la acumulación de depósitos de grasa (colesterol, calcio y otras sustancias) en las paredes de las arterias coronarias. Estos depósitos se desarrollan de forma progresiva e irregular provocando un engrosamiento que estrecha las arterias (arterioesclerosis).

Las principales complicaciones de la enfermedad son la angina de pecho y el infarto de miocardio (ver infarto de miocardio).

El tratamiento de la enfermedad incluye fármacos, dieta y cambios en los hábitos de vida que eviten los factores de riesgo (hipertensión, colesterol alto, tabaquismo). Cuando estas medidas no son suficientes, la cirugía puede corregir la obstrucción de las arterias coronarias practicando una operación de derivación (by-pass), o mediante una angioplastia coronaria (ver angioplastia coronaria).