Para evitar un mayor daño a los dientes y la mandíbula, el bruxismo se trata mediante la colocación de un aparato de plástico extraíble hecho a la medida denominado férula dental entre los dientes superiores e inferiores. Aunque el comportamiento de apretar y rechinar puede continuar, los dientes desgastan el plástico en lugar de uno al otro.

En algunos casos, la oclusión anómala puede ser ajustada y elimina los puntos altos para que los dientes encajen en una posición más cómoda. Los dientes perdidos pueden ser reemplazados y los dientes torcidos se pueden tratar con una ortodoncia para eliminar las posibles causas del bruxismo. En los casos en los que los músculos de la mandíbula están muy ajustados, el dentista puede recetar relajantes musculares.

El bruxismo puede causar daño permanente a los dientes y dolor crónico en la mandíbula crónica a menos que se diagnostique de forma correcta y se trate rápidamente. Se considera un factor de riesgo importante por el fracaso de implantes dentales. El comportamiento puede ser eliminado si se encuentran las causas y se tratan.