Gangrena Diagnóstico
El diagnóstico de la gangrena se basa en una combinación del historial del paciente, un examen físico y los resultados de un análisis de sangre y otras pruebas de laboratorio. El médico busca una historia de trauma reciente, cirugía, cáncer o enfermedades crónicas. Los análisis de sangre se utilizan para determinar si la infección está presente y el grado de expansión de la infección.
Se puede hacer un cultivo de una muestra de la herida con oxígeno (aeróbico) o sin oxígeno (anaeróbico) para identificar el microorganismo causante de la infección y ayudar a determinar qué antibióticos serán más efectivos. La muestra obtenida de una persona con gangrena contiene pocas células blancas o ninguna y cuando se tiñen (con la tinción de Gram) y se examinan bajo el microscopio, muestran la presencia de bacterias violeta (Gram positivas) con forma de bastón.
Las pruebas de rayos X y técnicas de imagen más sofisticadas como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, pueden ser útiles para el diagnóstico ya que se visualiza la acumulación de gas y la muerte del músculo (mionecrosis). Estas técnicas, sin embargo, no son suficientes por sí solas para proporcionar un diagnóstico preciso de la gangrena.
El diagnóstico preciso de la gangrena gaseosa requiere a menudo la exploración quirúrgica de la herida. Durante este procedimiento, el músculo expuesto puede aparecer pálido, de color rojo carne o, en etapas más avanzados, negro. Si el músculo está infectado no se contrae con la estimulación y la superficie cortada no sangra.