Un factor fundamental para el pronóstico es la estadificación. En el caso de carcinomas de lengua es realmente importante ya que los T4 (tumores con el mayor grado de malignidad) tienen un pronóstico pésimo y el tratamiento casi siempre implica la mutilación, llegándose con frecuencia a la extirpación con el consiguiente deterioro de la calidad de vida para el paciente.

El tipo de carcinoma infiltrante presenta menos diferenciación, crece más rápidamente, produce invasión linfática y metástasis cervicales más rápidamente.

El carcinoma no ulcerado es el menos frecuente; casi siempre se presenta en la base de la lengua o en los bordes laterales. Es el que presenta dolor más precozmente y sólo se ulcera en las últimas etapas.

Los tumores pequeños pueden tratarse con cirugía o con radioterapia.

Los tumores grandes deben tratarse quirúrgicamente y con radioterapia postoperatoria. La intervención es muy agresiva e implica la mutilación, por lo que el paciente debe contar con un buen apoyo psicológico.