La asfixia es una consecuencia de la obstrucción de las vías respiratorias, tanto en la garganta como en la tráquea.

La asfixia puede ser producida por una lesión o por una obstrucción de los conductos de respiración, como una estrangulación, o por aspiración de alimentos o grandes cantidades de líquido. La aspiración de alimentos o líquidos puede producir estrechamiento de los pulmones y falta de aire  que se conoce como atelectasia. La asfixia también puede ser producida por la incapacidad de llevar oxígeno suficiente al cerebro, como en una intoxicación por monóxido de carbono.

La asfixia neonatal puede deberse a la presencia de analgésicos o anestésicos en el torrente sanguíneo de la madre, por estrangulación con el cordón umbilical, hipotensión materna, etc.