Cáncer de tiroides Tratamiento
Las opciones de tratamiento para el cáncer de tiroides dependen del tipo y etapa del cáncer, el estado general de salud y las preferencias del paciente.
– Cirugía
La mayoría de las personas con cáncer de tiroides se someten a una cirugía para extirpar total o parcialmente la tiroides. Entre las operaciones para tratar el cáncer de tiroides destacan:
- Eliminación total o parcial de la tiroides (tiroidectomía): La cirugía para la extirpación total de la glándula tiroides es el tratamiento más común del cáncer de tiroides. En la mayoría de los casos el cirujano deja bordes pequeños de tejido tiroideo alrededor de las glándulas paratiroides para reducir el riesgo de daño paratiroides. A veces los cirujanos se refieren a esta operación como una tiroidectomía casi total
- Extracción de los ganglios linfáticos en el cuello: Al extraer la tiroides, el cirujano también puede extirpar los ganglios linfáticos del cuello y probar si hay células cancerosas
La cirugía de la tiroides se realiza con una incisión en la piel en la base del cuello. La cirugía de tiroides tiene un riesgo de hemorragia e infección. Durante la cirugía también se pueden producir daños a las glándulas paratiroides, causando niveles bajos de calcio en el organismo. También hay riesgo de daños accidentales a los nervios conectados a las cuerdas vocales que pueden causar parálisis de las cuerdas vocales, ronquera, voz suave o dificultad para respirar.
– Terapia hormonal de la tiroides
Después de la cirugía del cáncer de tiroides, el paciente tomará levotiroxina de por vida. Esto tiene dos beneficios: se suministra la hormona que falta que normalmente produciría la tiroides y se suprime la producción de hormona estimulante del tiroides de la glándula pituitaria. Los niveles altos de hormona estimulante de la tiroides posiblemente podrían estimular el crecimiento de las células cancerosas restantes.
Es probable que tenga que realizar análisis de sangre cada pocos meses para comprobar los niveles de hormona tiroidea hasta que el médico encuentre la dosis adecuada para.
– Yodo radioactivo
El tratamiento usa grandes dosis de una forma de yodo que es radiactivo. Se usa después de la tiroidectomía para eliminar cualquier resto de tejido sano de la tiroides, así como áreas microscópicas de cáncer de tiroides que no fueron retiradas durante la cirugía. También puede usarse para tratar el cáncer de tiroides que se repite después del tratamiento o que se propaga a otras áreas del cuerpo.
El tratamiento con yodo radioactivo viene en forma de cápsula o líquido que se ingieren. El yodo radiactivo es absorbido principalmente por las células de la tiroides y las células del cáncer de tiroides, por lo que existe un pequeño riesgo de dañar otras células del organismo.
Los efectos secundarios del tratamiento con yodo radiactivo son:
- Náuseas
- Sequedad en la boca
- Resequedad en los ojos
- Alteración del sentido del gusto o del olfato
- Dolor donde las células del cáncer de tiroides se han extendido, como el cuello o el pecho
La mayoría del yodo radiactivo sale del cuerpo por la orina los primeros días después del tratamiento. Durante ese tiempo tendrá que tomar precauciones para proteger a otras personas de la radiación. Por ejemplo, puede evitar temporalmente el contacto cercano con otras personas, especialmente niños y mujeres embarazadas.
– Radioterapia externa
La radioterapia también se puede administrar externamente utilizando una máquina que dirige rayos de alta energía a puntos precisos del cuerpo. Este tratamiento suele administrarse durante unos minutos cada vez, cinco días a la semana, durante varias semanas. Durante el tratamiento, el paciente se acuesta en una camilla mientras una máquina se mueve a su alrededor.
– Quimioterapia
La quimioterapia es un tratamiento que utiliza productos químicos para matar las células cancerosas. Suele administrarse en forma de infusión a por vía intravenosa. Los productos químicos viajan a través del organismo matando las células que crecen rápidamente, incluidas las células cancerosas.
– Ensayos clínicos
Los ensayos clínicos son estudios con nuevos tratamientos contra el cáncer y con nuevas formas de utilizar los tratamientos existentes. La inscripción en un ensayo clínico le da la oportunidad de probar lo último en opciones de tratamiento para el cáncer, pero los ensayos clínicos no garantizan una cura. Pregunte al médico si puede presentarse para un ensayo clínico y discuta los beneficios y los riesgos.