Si ha estado expuesto a altos niveles de polvo de amianto durante mucho tiempo, algunas de las fibras en el aire pueden estar presentes dentro de los alvéolos (los diminutos sacos dentro de los pulmones donde el oxígeno se intercambia por el dióxido de carbono en la sangre). Las fibras de amianto irritan y cicatrizan el tejido pulmonar, lo que interfiere con su capacidad de entregar el oxígeno a la sangre.

A medida que la asbestosis progresa, más tejido pulmonar cicatriza. Finalmente, el tejido pulmonar se vuelve tan duro que no puede contraerse y expandirse con normalidad.

Fumar parece aumentar la retención de las fibras de amianto en los pulmones, y con frecuencia da lugar a una progresión más rápida de la enfermedad.