Anorexia Síntomas de anorexia
La sintomatología asociada a la anorexia nerviosa está compuesta por multitud de factores, debido a que en el fondo subyace un trastorno de salud mental. Los patrones más claros son los anatómicos, las personas con anorexia nerviosa poseen un peso, una constitución y una altura inadecuados a su edad.
La constante pérdida de peso lleva a los pacientes a la depresión (o la agudiza, si ésta existe ya de base) y a un progresivo aislamiento social, caracterizado por una fácil irritabilidad y problemas para interactuar con otros. Los problemas de somnolencia son reiterados, provocando fatiga durante el día y afectando a la capacidad de concentración y atención.
Otro de los síntomas más reiterados en los pacientes con anorexia nerviosa es la obsesión con la comida y la constante reflexión sobre la alimentación, así como la creación de rituales en torno al horario de las comidas. Es usual la recopilación de recetas, cortar la comida en trozos muy pequeños, preparar platos muy elaborados y calóricos para otras personas y esconder comida. Es una enfermedad vinculada con el trastorno obsesivo-compulsivo.
Los pacientes que padecen esta enfermedad se pesan a diario, a veces antes y después de comer o después de ir al baño. Estos pacientes comienzan a leer sobre el contenido calórico de los alimentos y llegan a aprender sobre nutrición tanto o más que algunos profesionales.
El déficit de nutrientes por falta de ingesta unido a las alteraciones hormonales en un momento de la vida que es clave para la formación de la masa ósea, hace que uno de los problemas más importantes que se plantean en estos pacientes es la osteoporosis que van a presentar en los años venideros, incluso una vez curada la enfermedad.
Como norma general, las personas que padecen anorexia son especialmente brillantes en otras facetas de sus vidas, excepto en su relación con los alimentos. Quienes la padecen frecuentemente presentan rasgos obsesivos y tendecias perfeccionistas. Por lo general han sido buenos estudiantes y suelen realizar multitud de actividades. Pero la apariencia física siempre es importante, es habitual que sean personas con elevados coeficientes intelectuales.
Se produce lo que se denomina una sobre-compensación de sus inseguridades con un mayor esfuerzo en otras facetas, lo que restringe todavía más su entorno social y los empuja al aislamiento social anteriormente mencionado. El trastorno se va haciendo más fuerte cuanto mayor es la pérdida de peso y la comida se convierte en el eje central de sus vidas y el rendimiento en otras facetas comienza a disminuir.
En las mujeres, la pérdida de tres períodos menstruales consecutivos (amenorrea) es uno de los síntomas del trastorno. Se trata de una respuesta fisiológica del organismo, intentando evitar la pérdida de energía. Asociado a esta respuesta, aparecen también problemas de debilidad y de fragilidad de la piel. En estadios más avanzados la dificultad para respirar puede hacerse patente.
Negarse a comer en público, obsesionarse con el control de calorías o esconder alimentos son otros de los síntomas más usuales de las personas que padecen la enfermedad. Otra de las prácticas más usuales es la de ¨alargar los días ¨se acuestan tarde y se levantan pronto. Duermen muy poco y en consecuencia su gasto energético es mayor.