Si bien las reservas de grasa se pueden medir con técnicas más o menos sofisticadas (densitometría, pliegues cutáneos), el grosor de determinados pliegues cutáneos (bíceps, tríceps, subescapular, suprailíaco, abdominal…) es un índice satisfactorio de la grasa orgánica total, porque en el hombre la mitad de la grasa corporal se encuentra en la capa subcutánea.

Si bien se ha visto que la medición de los pliegues cutáneos se correlaciona relativamente bien con el contenido adiposo determinado por densitometría, radiología y autopsia, es una estimación que puede ser errónea, con variaciones basadas en la técnica, en el lugar de medición, en la posición del sujeto y en el equipo empleado.