Gases
La flatulencia o gases intestinales es la presencia de aire en el intestino que puede o no expulsarse a través del ano, o por la boca en forma de eructos. Es normal que toda persona trague de manera inconsciente pequeñas cantidades de gas.
Fruto de la mala absorción de azúcares y de la fermentación de los alimentos por causa de la existencia natural de determinadas bacterias, así como del aire deglutido con la comida y bebida, estos gases van almacenándose en el estómago y ambos intestinos.
Aunque son molestos no suelen ser debidos a enfermedades importantes. La acumulación excesiva de los gases intestinales puede producir dolores abdominales (cólicos).
En general la presencia de gases es más intensa en las personas mayores, aunque existen varios factores que facilitan su aparición a cualquier edad, entre los cuales destacan tres: tipo de comida, forma de comer y la existencia de ciertas enfermedades.
Este aire acumulado (los gases) es en su mayoría inodoro. Sin embargo, existe una mínima cantidad de él que no lo es, debido a que contiene determinados compuestos sulfurosos. Todo esto depende, claro está, del tipo de dieta que se siga y, sobre todo, de las características químicas de cada persona.
Síntomas
Está claro que, dependiendo de cada persona, los síntomas serán unos u otros. En general, los gases intestinales pueden ocasionar el tener la sensación de hinchazón en el vientre o cierta opresión abdominal (que puede obligar a desabrocharse, por ejemplo, el cinturón o cambiar de postura mientras se está sentado).
Sin embargo, hay que tener presente que los gases no son graves, pero sí muy molestos, sobre todo si uno no consigue expulsarlos. Además, el hecho de acostarse tras comer provoca la ralentización de la digestión, con lo que la sensación de albergar una gran cantidad de aire en el estómago también es mayor.
Recomendaciones
No preocuparse. Los gases intestinales son parte del proceso natural de la digestión y, por ello, su presencia tras las comidas o a lo largo del día es completamente normal. Tampoco se relacionan con ninguna patología grave, por lo que no debe provocar preocupación alguna en el paciente.
Los especialistas recomiendan acudir al médico cuando los síntomas sean muy intensos y limiten en gran medida la calidad de vida del paciente.
Más aún, cuando estos gases generen náuseas o vómitos, o incluso cuando se asocien con pérdidas de peso no justificadas, cuando haya frecuentes cambios en el hábito intestinal o cuando se produzca dolor abdominal y en el recto, o quemazón y reflujo del contenido gástrico hacia el tórax.
Ante todo, se debe llevar una vida sana, una dieta equilibrada e incluir el ejercicio físico en las rutinas diarias.
Algunos especialistas recomiendan reducir las dosis de determinadas legumbres, verduras (guisantes, coles, alcachofas) o bebidas gaseosas, si se nota cierta tendencia a padecer gases.
Si todo esto no funciona, deberán evitarse los hábitos nerviosos de comer sin pausas y hablar al comer y, en cambio, ingerir los alimentos despacio, no fumar, no consumir chicles, o incluso caramelos, porque con cada deglución se traga un poco de aire).
Asimismo, es conveniente disminuir la ingesta de bebida carbonatada, corregir las prótesis dentales deficientes o incluso reducir la lactosa de la dieta, si produce intolerancia.