Ciclo genital femenino
El ciclo genital femenino es el periodo en el que se dan una serie de cambios que preparan para la posible fecundación y anidación del embrión.
Consta de dos fases, la preovulatoria o folicular, que comienza el primer día de la menstruación y dura hasta la ovulación, y la posovulatoria o luteínica, que va desde la ovulación hasta la siguiente menstruación. La fase luteínica es la más estable del ciclo menstrual femenino, tiene una duración que puede oscilar entre 10 y 16 días según las mujeres.
En los días próximos a la ovulación, los estrógenos inducen en el cuello uterino la producción de una secreción mucosa que provoca sensaciones características en la vulva, avisando a la mujer de que se aproxima la ovulación, y se inician los días fértiles. Doce horas después de alcanzar el máximo nivel de estrógenos, la hipófisis libera un pico de LH.
De 24 a 36 horas después, se produce la ovulación, en la que el óvulo es expulsado fuera del ovario y capturado en la trompa de Falopio. Ya en la fase luteínica, el folículo, convertido en cuerpo lúteo, disminuye su producción de estrógenos y aumenta la producción de progesterona, que alcanzará su máximo nivel unos ocho días después.
El cuello del útero funciona como una válvula biológica y sus cambios se producen al mismo tiempo que los cambios del moco cervical, ya que ambos responden a los mismos estímulos hormonales.
La temperatura corporal basal en ciclos ovulatorios es bifásica, con un desnivel entre ambas fases de al menos 0,2 ºC. En la fase preovulatoria presenta un nivel bajo de temperaturas y en la fase posovulatoria un nivel alto de temperatura que se prolonga unos 10-16 días, siendo la ovulación el hecho desencadenante de dicho ascenso.