Las dietas hipocalóricas son aquellas en las que se consumen menos calorías de las que el cuerpo necesita para funcionar con normalidad por o que se ve obligado a utilizar las reservas de grasa para obtener glucosa que a su vez se transformará en energía para las células.

Son las más utilizadas para perder peso, pero muchas de ellas son peligrosas porque su aporte energético es exageradamente escaso (800 o incluso menos calorías) y eso provoca déficits nutricionales graves. Por otro lado, este tipo de dietas suelen tener efecto rebote, es decir, se pierde peso con rapidez pero éste se recupera en cuanto se abandona la restricción.

Sin embargo una dieta hipocalórica prescrita por un especialista, junto con ejercicio físico regular es la mejor opción para adelgazar. Para que una dieta hipocalórica sea sana debe estar ajustada a la persona y debe contener todos los nutrientes necesarios en las proporciones adecuadas. Esta es la única forma de evitar el efecto rebote, se trata de aprender a comer para perder el peso que sobra y después mantener lo que se ha conseguido.

Lo habitual es una dieta de 1200-1400 calorías, pero las necesidades varían dependiendo del sexo, la edad, la raza, la altura, el temperamento y la constitución, por lo que debe ser un especialista quien fije el aporte calórico diario necesario.