Angioma infantil
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Dr. Antonio Zambrano. Jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Niño Jesús de Madrid.
“La piel del recién nacido sano tiene mecanismos propios de autolimpieza”
Poder acariciar al recién llegado después de nueve meses de espera es una sensación realmente gratificante. Recorrer la piel del bebé en los primeros momentos puede ir acompañado de algunos descubrimientos que pueden preocupar a los padres más novatos…
Dr. Zambrano, es frecuente que los padres se asusten al ver alguna mancha aunque, en la mayoría de los casos, no suponga un peligro para el recién nacido…
Las manchas que aparecen en los recién nacidos pueden ser pigmentarias, angiomatosas o acrómicas. Las pigmentarias corresponden bien a los nevus melanocíticos congénitos o a manchas de café con leche. Los primeros pueden ser desde pequeño tamaño hasta ocupar grandes zonas de la superficie corporal, entrañan cierto riesgo de malignización, por lo que es conveniente vigilar rigurosamente y biopsiar las zonas que presenten algunas irregularidades. Las manchas de café con leche, cuando son solitarias, no presuponen ninguna alteración. Cuando son varias (más de cinco o seis), se puede considerar que el paciente pueda tener algún otro proceso.
¿Y los angiomas?
Los angiomas pueden ser principalmente de dos clases. Las neoformaciones vasculares que llamamos hemangiomas, y que tienen tendencia a quitarse espontáneamente a los largo de varios años; y las malformaciones vasculares, que son angiomas de aspecto plano y que en algunas ocasiones pueden formar parte de procesos más complejos.
En cuanto a las manchas acrómicas, o despigmentadas, aunque no suelen tener importancia, deben tenerse en consideración ya que, algunas veces, pueden subyacer procesos más generales que deben consultarse con el pediatra o con un dermatólogo pediátrico. En cualquier caso, ante alguna lesión de este tipo, la mayor parte de los padres se queda más tranquila consultando a un especialista.
¿Qué procesos dermatológicos aparecen con más frecuencia?
En los recién nacidos son el eritema tóxico, que aparece poco después del nacimiento y tiene un curso limitado; la miliaria, que se relaciona con la obstrucción del orificio de salida de las glándulas sudoríparas, las dermatitis seborreica y algo más tardíamente, la dermatitis del pañal. En la etapa infantil, el proceso más común es la dermatitis atópica, seguida después por las micosis y las enfermedades infecciosas, como el impétigo.
Ninguno de estos procesos puede considerarse grave, si bien alguno de ellos, como la dermatitis atópica, puede ser extraordinariamente rebelde y extenderse incluso a etapas más tardías de la vida, asociándose a trastornos respiratorios y digestivos.
¿Cómo afecta la dermatitis seborreica a los más pequeños?
Puede manifestarse de manera precoz desde las dos o tres primeras semanas de vida en forma de costra láctea. Posteriormente, puede extenderse a los principales pliegues cutáneos, principalmente el área del pañal en forma de lesiones rojizas, descamativas, untuosas al tacto, que incluso pueden llagar a afectar la cara sin dejar libre el triángulo nasolabial. Tiende a desaparecer en el transcurso de dos o tres meses y el tratamiento puede hacerse con una crema suave de corticoides. En el cuero cabelludo es muy útil la vaselina salicílica a pequeña concentración para eliminar la costra láctea.
Hay que diferenciar esta dermatitis de la conocida como atópica…
Aunque actualmente muchos autores consideran que la dermatitis seborreica forma parte del mismo espectro que la dermatitis atópica, existen diferencias clínicas entre ellas. La seborreica es de comienzo más precoz, las lesiones son rojizas y descamativas, mientras que en la atópica, las lesiones son más eczematosas (vesículas, exudación, costras). La distribución también es diferente; la dermatitis atópica afecta a la cara dejando libre el triángulo nasolabial, cara externa de las extremidades en un primer momento para luego ir extendiéndose a zonas de flexión.
Otras diferencias son que la dermatitis seborreica no pica y tiende a quitarse en el transcurso de poco tiempo, mientras que la atópica es muy pruriginosa y suele ser bastante duradera.
¿La higiene excesiva puede suponer un peligro para la piel?
La piel del recién nacido sano tiene unos mecanismos propios de autolimpieza. La gran cantidad de productos de venta libre para el cuidado de la piel del niño confunde al consumidor medio. Así, muchos padres pueden creer que la aplicación de una mayor cantidad de productos de venta libre es mejor para su hijo. La mayoría de los productos infantiles son innecesarios e, incluso, en algunas ocasiones, pueden contener productos tóxicos. Después del periodo neonatal, el bebé puede asearse empleando baños coloidales con detergentes muy suaves. Deben evitarse los champús enjuagándose simplemente el cuero cabelludo durante el baño con el mismo producto que se utilice para el cuerpo. Cuando el niño comienza a andar y a jugar pueden usarse jabones cremosos con un pH neutro o levemente ácido. Cómo alternativa, pueden emplearse baños coloides o aceites de baño.
En general, deben evitarse los detergentes potentes en el niño normal. Se pueden usar champús suaves, pero se deben elegir solamente los menos irritantes para los ojos.
Un consejo general
La piel de los niños no requiere lubricación en exceso. La lubricación de los niños es más una sugestión que una necesidad y es importante señalar a los padres que lo opuesto a piel seca es piel húmeda, no piel grasienta.
Se debe evitar en lo posible la radiación solar. De todas formas, durante la primera infancia pueden utilizarse cremas antisolares tipo pantalla.
Por último, en los productos que se utilizan para los niños, debemos evitar la incorporación de sustancias como el ácido bórico, hexaclorofeno, amonio cuaternatio, fenoles y alcohol, por los riesgos que puede acarrear su absorción percutánea.
Se utilizarán sólo los cosméticos que resulten indispensables, que deberán ser simples en su diseño, y fórmulas con ingredientes seguros.