Cáncer de vesícula biliar
Definiciones previas
La vesícula biliar es un pequeño órgano hueco, en forma de pera, que cumple funciones de reservorio de la bilis, situado en el cuadrante superior derecho del abdomen (hipocondrio derecho) bajo la cara inferior del lóbulo derecho del hígado.
Su función es almacenar, en los periodos entre las comidas, la bilis que de manera continuada es producida por el hígado, la cual fluye desde los conductos biliares intrahepáticos a las denominadas vías biliares externas, que se inician en los conductos hepáticos derecho e izquierdo, los cuales confluyen en el conducto hepático común, y termina penetrando en la vesícula siguiendo el conducto cístico.
La presencia de la bilis en el intestino es esencial para la digestión de las grasas, así como para eliminar medicamentos, colesterol y productos de desecho del metabolismo. Ante la presencia de los alimentos en el estómago y en el inicio del intestino delgado, la vesícula biliar se contrae y libera bilis concentrada en el duodeno, primer tramo del intestino delgado.
Prevalencia
El cáncer desarrollado en la vesícula biliar, un adenocarcinoma, es poco frecuente (5% de todos los carcinomas). En sus fases iniciales apenas produce síntomas, o bien estos síntomas son inespecíficos, por lo que, por desgracia, su diagnóstico suele ser tardío, en una fase en la que el proceso canceroso se encuentra muy avanzado.
La invasión del cáncer de la vesícula biliar se hace siguiendo las siguientes vías:
a) Invasión local a órganos vecinos, como el hígado
b) Invasión por vía linfática
c) Invasión por vía sanguínea
d) Invasión siguiendo el trayecto de los nervios (invasión perineural); e) Invasión de las células malignas por el interior de los conductos biliares (Invasión intraductal).
Signos y síntomas
- Dolor abdominal: localizado casi siempre en el cuadrante superior derecho de la pared abdominal o hipocondrio derecho, similar al dolor conocido como cólico hepático, biliar o vesicular, provocado por el enclavamiento de un cálculo en unos de los conductos biliares.
- Náuseas y vómitos: suele coincidir su presentación con la obstrucción de la vía biliar principal (colédoco) por el tumor que crece.
- Ictericia: como consecuencia del bloqueo de las vías biliares por el tumor, la bilis se acumula en la sangre (hiperbilirrubinemia) y tiñe de color amarillento la piel y los ojos (ictericia), mientras que la orina se vuelve muy oscura. Esto ocurre en el 50% de los casos. Dado que la bilirrubina no pasa al tubo digestivo, las heces se vuelven blancas o de color amarillo pálido.
- Pérdida de peso no intencionada y anorexia: el tumor puede impedir, cuando alcanza un cierto tamaño, el paso normal de los alimentos; también interfiere la absorción de los nutrientes de los alimentos ingeridos por bloqueo de la liberación en el intestino delgado de los fermentos pancreáticos.
Factores de riesgo
• Cálculos biliares: La presencia de cálculos en el interior de la vesícula es el más frecuente e importante factor de riesgo para desarrollar un cáncer (sucede casi en el 90% de los casos). Aunque la mayor parte de los pacientes con cáncer de la vesícula biliar tienen cálculos en su interior, la mayoría de las personas con cálculos en la vesícula biliar no desarrollan un cáncer (sólo ocurre en el 0,66% de los casos).
• Edad: A partir de los 60 años aumenta el riesgo de desarrollar un cáncer de la vesícula biliar, con una edad media de 70 años.
• Sexo: En las mujeres el riesgo de desarrollar un cáncer vesicular es algo más del doble que en los hombres.
• Pólipos: La presencia de pólipos en la vesícula formados a partir de su cubierta interna mucosa, se considera un factor de riesgo de cáncer.
• Vesícula de porcelana: En vesícula con la pared calcificada, visible en una radiografía simple, sin contraste, conocida como vesícula de porcelana, el riesgo de cáncer es del 20%.
• Dieta: La dieta muy rica en hidratos de carbono y pobre en fibras puede incrementar el riesgo de cáncer vesicular.
• Obesidad: El sobrepeso y la obesidad incrementan el riesgo de cáncer vesicular.
Diagnóstico
Muchos cánceres de la vesícula biliar son descubiertos después de haber sido extirpada ésta por contener cálculos, mientras que tan sólo una cuarta parte de los casos son diagnosticados antes de que el cáncer haya evolucionado hasta alcanzar una fase avanzada. En un 40% de los casos de cáncer de vesícula biliar operados se encuentran ya invadidos los ganglios linfáticos vecinos.
El diagnóstico precoz del cáncer de la vesícula biliar es difícil debido a su posición anatómica, escondida bajo el lóbulo hepático derecho, relativamente inaccesible, así como por la tardanza en presentarse signos y síntomas. Incluso cuando estos síntomas se presentan, pueden confundirse con los de otras enfermedades más frecuentes, como la litiasis vesicular.
Las exploraciones que pueden establecer o descartar el diagnóstico de cáncer de la vesícula biliar son:
• Técnicas para el diagnóstico mediante imágenes: Permiten obtener imágenes de la vesícula biliar que demuestren la presencia en su interior de cálculos, alteraciones de sus paredes por la presencia de un tumor y el grado de extensión local y a distancia de la neoplasia. Estas técnicas son: o la ecografía, o la tomografía computorizada (TC), o la resonancia nuclear magnética (MRI), o la colangiopancreatografía retrógada endoscópica (ERCP) y, en último término, o la laparoscopia.
• Biopsia: La confirmación de la existencia de un tumor vesicular se consigue mediante la obtención de una pequeña muestra de tejido para su examen histopatológico. Para alcanzar la vesícula y obtener la muestra, la punción con aguja para biopsia puede ser guiada por algunos de los métodos para el diagnóstico mediante imágenes (ecografía, TC o laparoscopia).
Evaluación del estadio evolutivo en el que se encuentra el tumor
Los tumores de la vesícula biliar se clasifican en:
a) tumores resecables: son aquellos que no se han extendido más allá de las paredes de la vesícula o de los conductos biliares, por lo que pueden ser extirpados quirúrgicamente en su totalidad.
b) tumores irresecables: el cáncer se ha extendido más allá de las paredes hasta los ganglios linfáticos cercanos u otros órganos vecinos (hígado, estómago, intestinos), por lo que no puede ser extirpado en su totalidad.
c) tumores recidivantes: son aquellos tumores que reaparecen después de haber sido extirpados.
Tratamiento
La primera opción, siempre que sea posible dado el carácter muy limitado del tumor, en la propia vesícula, es la simple extirpación quirúrgica de la vesícula biliar con el cáncer, mediante una colecistectomía simple.
Cuando el cáncer ha traspasado las paredes de la vesícula e incluso invadido el hígado bajo el que la vesícula se cobija en la cavidad abdominal, la opción es una colecistectomía ampliada, en la que se extirpan la vesícula, los ganglios linfáticos vecinos y una parte del propio hígado.
Cuando por su extensión el cáncer vesicular no puede ser extirpado, se recurre a tratamientos paliativos como la radioterapia y la quimioterapia.
Raros son los pacientes con cáncer de la vesícula biliar que sobreviven más de 5 años después de establecido el diagnóstico.