Lantus 100 u/ml 5 plumas precargadas 3 ml optiset
Acción y mecanismo
– [HIPOGLUCEMIANTE], [HORMONA PANCREATICA], [PEPTIDO (GRUPO)]. La insulina glargina es un análogo de insulina de acción lenta y prolongada, producida mediante tecnología de ADN recombinante en Escherichia coli. La insulina glargina se diferencia de la insulina humana en la sustitución del aminoácido asparragina en posición A21 por glicina, y la adición de dos argininas al extremo C-terminal de la cadena B, modificando su farmacocinética, pero no sus propiedades farmacodinámicas.
Al igual que la insulina humana, se une a receptores específicos presentes en tejidos sensibles a la insulina, como hígado, tejido adiposo y músculo fundamentalmente. Esta unión afecta al metabolismo de glúcidos, pero también de proteínas y lípidos.
* Glúcidos. Disminuye la glucemia sanguínea, favoreciendo la captación de la glucosa y su utilización, bien por glucolisis o por estimulación de la glucogenosíntesis. Inhibe la gluconeogénesis hepática.
* Lípidos. Disminuye la movilización de lípidos por inhibición de la lipasa del adipocito. Favorece el transporte de los glúcidos y su acumulación en el tejido adiposo, al estimular a la lipoproteín-lipasa. Al aumentar los niveles de ácidos grasos y glicerol en el adipocito, estimula el depósito de triglicéridos. Inhibe además la beta-oxidación.
* Proteínas. Favorece la captación de aminoácidos y la síntesis de proteínas.
Farmacocinética
Vía parenteral (subcutánea, intravenosa):
– Absorción: La insulina glargina es completamente soluble a pH ácido (4), pero precipita a pH fisiológico cuando se administra subcutáneamente. Los microprecipitados formados a este nivel liberan lenta y continuamente pequeñas cantidades de insulina a lo largo de 18-24 horas. Los efectos aparecen al cabo de 1.1 horas y son máximos a las 5 horas.
Comparativamente, el inicio de la acción de insulina glargina es algo más lento que el de la insulina NPH humana, con un perfil más plano, sin registrarse picos ostensibles en la curva de respuesta de la glucemia, y una duración de efectos mayor. No obstante, como ocurre con todas las formas de administración de la insulina, puede haber variaciones significativas en la respuesta de los pacientes.
– Distribución: La insulina glargina se distribuye ampliamente en fluidos extracelulares. La inyección de insulina glargina una vez al día conduce a la obtención de niveles estacionarios tras dos a cuatros días de tratamiento.
– Metabolismo: La insulina glargina se metaboliza parcialmente en el tejido subcutáneo, dando lugar a los metabolitos activos 21A-glicina-insulina y 21A-glicina-des-30B-treonina-insulina. El resto de la insulina se degrada en el hígado por la enzima insulina glutation transhidrogenasa. También sufre metabolismo en menor medida en el riñón y músculo.
– Eliminación: Al administrar por vía intravenosa, se comprobó que su semivida de eliminación era de pocos minutos, y similar a la de la insulina regular.
Indicaciones
– [DIABETES]. Tratamiento de la [DIABETES MELLITUS TIPO 1] o [DIABETES MELLITUS TIPO 2] en adultos, adolescentes y niños a partir de los seis años, cuando se precise tratamiento con insulina.
Posología
DOSIFICACIÓN:
– Adultos y niños mayores de 6 años, parenteral: Las dosis deben ser determinadas por el médico según los requerimientos del paciente.
La insulina glargina se administra en ocasiones combinada con antidiabéticos orales.
Todas las insulinas presentan una gran variabilidad inter e intraindividual. La potencia de sus efectos y su duración dependen de factores como el lugar de la inyección, la perfusión sanguínea, la temperatura o el ejercicio físico.
Al cambiar de un régimen de tratamiento con una insulina de acción intermedia o larga a un régimen con insulina glargina, puede ser necesario un reajuste posológico de la insulina basal y del tratamiento antidiabético concomitante. En aquellos pacientes que vayan a modificar su pauta de insulina NPH dos veces al día a una única dosis diaria de insulina glargina, deben reducir su dosis diaria de insulina basal entre un 20-30% durante las primeras semanas del tratamiento, con el objetivo de disminuir el riesgo de hipoglucemia nocturna y matutina. Durante las primeras semanas, esta disminución debe compensarse al menos en parte, con un incremento de la insulina en las horas de las comidas, debiendo ajustar esta pauta posteriormente de forma individual.
Durante el cambio de la insulina y en las semanas siguientes, se recomienda establecer un estrecho control metabólico.
Con la mejora del control metabólico y el incremento resultante de la sensibilidad a la insulina, puede ser necesario un nuevo ajuste del régimen de administración. También puede requerirse un ajuste de la dosis, por ejemplo, si cambia el peso, el estilo de vida del paciente, el horario de administración de la dosis de insulina o si surgen otras circunstancias que puedan inducir una mayor sensibilidad a la hipoglucemia o a la hiperglucemia.
– Niños menores de 6 años, parenteral: No se ha evaluado la seguridad y eficacia de la insulina glargina en estos niños.
NORMAS PARA LA CORRECTA ADMINISTRACIÓN:
Antes de utilizar la insulina glargina por primera vez, el paciente deberá conocer a la perfección la técnica de preparación de la dosis, así como de administración (Véase Instrucciones de uso/manipulación/eliminación).
La insulina glargina se administra por vía subcutánea, generalmente en un pliegue de piel del abdomen, muslo, glúteo o parte superior del brazo. La administración en un pliegue de piel minimiza el riesgo de inyección intramuscular. No existen diferencias clínicamente significativas en la insulinemia o en la glucemia tras la administración de insulina glargina en deltoides, muslo o abdomen. Para evitar la aparición de lipodistrofia en el lugar de administración, se aconseja ir alternando las zonas de administración de forma que un mismo lugar de inyección no se utilice más de una vez al mes.
Antes de administrar la insulina glargina, deben lavarse las manos y limpiar la zona de administración con alcohol. A continuación se pellizcará un pliegue de piel y se inyectará la insulina glargina siguiendo las recomendaciones del fabricante. Tras la administración, se retirará la aguja y se presionará suavemente la zona durante varios segundos. Se recomienda no masajear la zona de aplicación.
La insulina glargina se suele administrar en una única dosis a cualquier hora del día, pero siempre a la misma hora. En niños sólo se ha demostrado su eficacia y seguridad cuando se administra por la tarde.
La insulina glargina no debe administrarse por vía intravenosa, debido a que podría producir una hipoglucemia grave ya que sus efectos lentos pero prolongados se producen cuando se administra subcutáneamente.
Si la solución no presenta aspecto acuoso, no es transparente, incolora o presenta partículas sólidas visibles, se deben desechar los preparados de insulina glargina.
Contraindicaciones
– Hipersensibilidad a cualquier componente del medicamento. Puede darse el caso de un paciente alérgico a la insulina, en el que no exista una preparación insulínica alternativa bien tolerada y que no pueda prescindir de la administración de la insulina. En estos casos, se administrará la insulina vigilando estrechamente al paciente, y administrando un tratamiento antialérgico concomitante.
Pueden existir reacciones cruzadas entre insulinas de origen animal e insulina humana. En pacientes que cambien de insulina animal a insulina humana se recomienda que se sometan a pruebas cutáneas intradérmicas antes del cambio.
– [HIPOGLUCEMIA]. La insulina glargina no debe administrarse en caso de hipoglucemia manifiesta o inminente.
– Insuficiencia renal moderada o grave (CLcr menor a 60 ml/minuto). No se ha evaluado su seguridad y eficacia, por lo que no se recomienda su utilización.
– Insuficiencia hepática moderada o severa. No se ha evaluado su seguridad y eficacia, por lo que no se recomienda su utilización.
Precauciones
– Aparición de hipoglucemia. La hipoglucemia es la reacción adversa más común y potencialmente más grave de los pacientes tratados con insulinas o antidiabéticos. Esta hipoglucemia tiene lugar cuando el aporte de insulina es superior a las necesidades del individuo. Por lo tanto, se recomienda que el paciente no cambie sus hábitos dietéticos (saltándose una comida) ni haga ejercicio más intenso de lo planeado.
De igual manera, hay que tener en cuenta que ciertas situaciones emocionales, de estrés o patológicas, como en caso de [INSUFICIENCIA RENAL], [INSUFICIENCIA HEPATICA], [ENFERMEDAD DE ADDISON], [HIPOPITUITARISMO], [HIPOTIROIDISMO] o en pacientes debilitados o desnutridos, se pueden reducir las necesidades de insulina, por lo que el riesgo de hipoglucemia es mayor. Se aconseja controlar aún más frecuentemente los niveles de glucemia en estos pacientes.
El paciente debe ser instruido adecuadamente de forma que sea capaz de reconocer rápidamente los síntomas de hipoglucemia (sudoración fría, piel pálida y fría, nerviosismo y ansiedad, temblores de manos, somnolencia, confusión y dificultad para concentrarse, cefalea, alteraciones visuales con cambios en los colores, palpitaciones, náuseas y un hambre excesiva).
No obstante, los pacientes diabéticos correctamente controlados con insulina pueden experimentar cambios en los síntomas usuales de aviso de una hipoglucemia, sobre todo en aquellos pacientes que cumplan uno de los siguientes puntos:
* Pacientes con glucemia bien controlada.
* Pacientes en los que el desarrollo de la hipoglucemia se produzca gradualmente.
* Pacientes de edad avanzada.
* Pacientes que cambien de insulina de origen animal a insulina de origen humano.
* Pacientes con neuropatía autónoma.
* Pacientes con historial largo de diabetes.
* Pacientes con enfermedades psiquiátricas.
* Pacientes que reciban tratamiento simultáneo con determinados medicamentos.
El cambio de los síntomas puede ocasionar una hipoglucemia grave con pérdida del conocimiento antes de que el paciente sea consciente de esta situación.
En caso de aparecer hipoglucemia leve, ésta suele corregirse mediante la administración de glúcidos, por lo que se recomienda al paciente que lleve siempre consigo un aporte de glucosa.
– En pacientes en los que exista [ESTENOSIS CORONARIA] o de los vasos cerebrales, o [RETINOPATIA] proliferativa, especialmente en aquellos que no hayan sido tratados con láser, se recomienda un control riguroso de la glucemia debido a que la hipoglucemia puede dar lugar a complicaciones cardiacas, cerebrales o amaurosis.
– Efecto de Somogyi. Se ha postulado la posible aparición de un efecto de Somogyi, que cursa con una hiperglucemia de rebote tras una hipoglucemia, en pacientes tratados con altas dosis de insulina, sobre todo en pacientes con diabetes mellitus tipo I. El efecto podría deberse a la estimulación de la liberación de hormonas y neurotransmisores antagonistas de la insulina, como las catecolaminas, la hormona de crecimiento, el glucagón o los corticoides. Sin embargo, existen grandes dudas acerca de este efecto, ya que en muchas ocasiones no se ha podido reproducir en ensayos con humanos.
– Alteraciones en las necesidades de insulina. Ante un cambio en el tipo de insulina administrada (origen, tipo, método de obtención, fabricante) o ante variaciones en el tipo de vida, dieta o ejercicio, puede obligar a un reajuste de la dosis.
– Resistencia a la acción de la insulina. En ocasiones se han descrito casos de pacientes con resistencia a la acción de la insulina, debido en muchas ocasiones a la formación de anticuerpos anti-insulina. Existe por tanto un riesgo de hiperglucemia. Esta resistencia es especialmente frecuente en pacientes obesos, con acantosis nigricans, cetoacidosis, endocrinopatías o defecto en el receptor insulínico. Se recomienda por tanto vigilar periódicamente la glucemia y la hemoglobina glucosilada. En caso de resistencia a la acción de la insulina se puede sustituir la insulina, administrar corticoides o combinar con antidiabéticos orales como las sulfonilureas.
Advertencias/consejos
CONSEJOS AL PACIENTE:
– Los pacientes deben continuar con su dieta habitual, con una distribución regular de la ingesta de glúcidos.
– Se aconseja realizar ejercicio de forma moderada pero frecuente.
– El paciente debe ser instruido acerca del modo de preparar la dosis correcta de insulina glargina y de la forma de inyección antes de administrarse la insulina glargina por primera vez.
– La insulina glargina debe administrarse por vía subcutánea. No se debe administrar por vía intravenosa ni intramuscular.
– Se aconseja ir cambiando los puntos de inyección tras cada administración.
– Se aconseja tener una higiene personal adecuada, sobre todo de los pies, para evitar la aparición de ulceraciones.
– Se debe acudir al médico si el paciente presenta frecuentemente síntomas de hiperglucemia (visión borrosa, cansancio, exceso de orina, náuseas) o de hipoglucemia (sudoración, nerviosismo, hambre, palpitaciones, alteraciones visuales).
– Si se apreciasen síntomas de hipoglucemia, se aconseja administrar alimentos ricos en glucosa por vía oral. Por ese motivo, el paciente deberá llevar siempre encima una fuente de glucosa (sobres de azúcar, caramelos con azúcar). Los caramelos sin azúcar no son útiles en caso de hipoglucemia, a pesar de su sabor dulce.
– Los síntomas de hipoglucemia pueden ser menos intensos en ciertos pacientes.
– Pueden producirse trastornos de la visión al iniciar el tratamiento. No se deben sustituir las gafas del paciente, si éste las tuviera, hasta que se estabilicen los niveles de glucemia.
– Se debe informar al médico en caso de que el paciente inicie o finalice un tratamiento con cualquier otro fármaco.
– En caso de que un médico distinto al habitual trate al paciente, se recomienda hacerle saber la condición de diabético del paciente y su tratamiento actual.
– La insulina glargina debe conservarse en frigorífico a una temperatura de entre 2-8 ºC. Si no se puede refrigerar, se puede conservar a temperaturas inferiores a 25 ºC y protegidas de la luz por un período de 28 días.
– Se debe desechar el medicamento si la solución no presenta aspecto acuoso, o si no es transparente o incolora, o si presenta partículas sólidas visibles.
CONSIDERACIONES ESPECIALES:
– Se deben controlar periódicamente los niveles de glucemia y de hemoglobina glicosilada para determinar la eficacia del tratamiento y su posible interacción con otros tratamientos del paciente.
– Si el control de la glucemia no es óptimo o si el paciente muestra tendencia a episodios de hiperglucemia o hipoglucemia, antes de considerar el ajuste de la dosis de insulina glargina es esencial revisar los puntos y las técnicas de inyección, el manejo y el funcionamiento de los dispositivos de inyección así como los hábitos dietéticos y demás factores que pueden aumentar la tendencia a la hiperglucemia (fiebre elevada, traumatismo grave, hipertiroidismo, cirugía mayor) o hipoglucemia (ejercicio intenso, insuficiencia renal y/o hepática o hipotiroidismo).
– Si apareciese hipoglucemia, se reajustará la posología de la insulina glargina y se vigilará la glucemia.
– Si se sospecha un coma hipoglucémico, deberá tratarse de inmediato con 1 mg de glucagón parenteral. Si no se pudiese administrar glucagón o no fuese efectivo, se inyectarán 50-100 ml de glucosa al 50%, seguida de infusión de glucosa al 10-15%, manteniendo los niveles de glucosa por encima de 100 mg/dl.
– Se debe vigilar la aparición de posibles signos de lipoatrofia, lipodistrofia o reacciones alérgicas.
Interacciones
La insulina glargina puede interaccionar con multitud de fármacos, que pueden aumentar o disminuir sus efectos, dando lugar respectivamente a hipoglucemia o hiperglucemia. Se aconseja por lo tanto monitorizar frecuentemente la glucemia. Siempre que aparezca pérdida del control de la glucemia, se deben estudiar otros tratamientos que esté recibiendo el paciente. En caso de interacción, se recomienda reajustar la dosis de insulina si fuera necesario.
– Ácido acetilsalicílico. Hay estudios en los que se ha registrado un descenso de los niveles plasmáticos de glucosa cuando se utiliza AAS a dosis mayores que como analgésico, con posible adición de sus efectos hipoglucemiantes.
– Alcohol etílico. Se ha comprobado que el alcohol podría potenciar la acción y/o toxicidad de la insulina, con presencia de hipoglucemia.
– Amitriptilina. Hay un estudio en el que se ha registrado posible potenciación de la toxicidad, con hipoglucemia. No se conoce el mecanismo.
– Anabolizantes hormonales. En ensayos clínicos se ha podido comprobar que los anabolizantes podrían potenciar el efecto hipoglucemiante de la insulina, por posible incremento de la actividad metabólica y del consumo de glucosa. Esta interacción puede ser especialmente grave en personas con poca musculatura.
– Antagonistas del calcio (diltiazem, nifedipino). Se han descrito casos de pacientes diabéticos en tratamiento con antagonistas de calcio que requerían dosis de insulina hasta un 25% superiores. Se desconoce el mecanismo, pero podría deberse a una menor liberación de la insulina al disminuir la entrada intracitoplasmática de calcio.
– Antidiabéticos orales (sulfonilureas, metformina, acarbosa). La administración conjunta de antidiabéticos orales con insulina podría potenciar los efectos.
– Anticonceptivos orales. Se han dado casos de hiperglucemia en pacientes tratadas con anticonceptivos orales e insulina. En algunas ocasiones, sobre todo al inicio del tratamiento, puede potenciarse la hipoglucemia. Esta interacción es especialmente importante para anticonceptivos con alto contenido estrogénico, aunque su mecanismo es desconocido.
– Azúcares (glucosa, fructosa, sacarosa). La administración de glucosa o azúcares susceptibles de ser transformados metabólicamente en glucosa, a pacientes tratados con insulina podría dar lugar a una reducción del efecto de esta.
– Beta-bloqueantes (acebutolol, metoprolol, oxprenolol, propranolol, timolol). Se han descrito casos clínicos de posible pérdida del control de la glucemia, bien con hipoglucemia o con hiperglucemia. El efecto podría deberse a la interferencia con el mecanismo regulador de la glucemia mediado por catecolaminas y por la inhibición de la glucogenolisis estimulada por la hipoglucemia. También se han descrito casos de hipertensión arterial, debido a la estimulación de la liberación de catecolaminas asociada a la hipoglucemia inducida por insulina. Se aconseja por lo tanto evitar la asociación, y si fuera imprescindible, vigilar la glucemia y controlar la presión arterial, o utilizar un beta-bloqueante cardioselectivo.
– Ciclofosfamida. Hay algún estudio en el que se ha registrado posible pérdida del control de la glucemia. No se conoce el mecanismo.
– Clonidina. Se han producido casos de hiperglucemia al combinar clonidina e insulina, probablemente por la inhibición de la liberación de insulina por parte de la clonidina.
– Corticosteroides. Existen multitud de casos clínicos que han mostrado efectos hiperglucemiantes para los corticoides. El efecto podría deberse al aumento de la glucogénesis hepática, disminución de la utilización periférica de la glucosa y alteración de los niveles de actividad de los enzimas implicados en el metabolismo de los carbohidratos.
– Derivados de somatostatina (lanreótido, octreótido). Se han descrito casos de potenciación de los efectos de la insulina debidos probablemente a la inhibición de los efectos del glucagón y de la GH, y a la inhibición de la absorción de glúcidos en el intestino.
– Diazóxido. El diazóxido ha dado lugar en ocasiones a fenómenos de hiperglucemia, debido quizás a la inhibición de la secreción de insulina y a la estimulación de la glucogenolisis. Además, algunos antidiabéticos han dado lugar a reversión del efecto antihipertensivo del diazóxido.
– Disopiramida. Se ha descrito algún caso de potenciación del efecto hipoglucemiante de la insulina, por adición de sus efectos hipoglucemiantes.
– Diuréticos tiazídicos. Se han descrito multitud de casos en los que el diurético tiazídico inhibe el efecto hipoglucemiante de la insulina, debido probablemente a una menor liberación de la insulina por el efecto hipokalemiante. Se recomienda administrar suplementos de potasio si fuera necesario y vigilar periódicamente la glucemia.
– Fenfluramina. Hay estudios en los que se ha registrado una posible potenciación de la acción de la insulina, con el riesgo de hipoglucemia. El efecto podría deberse a la acción hipoglucemiante intrínseca de la fenfluramina, al parecer al estimular la captación de glucosa por el músculo.
– Fenitoína. Se han descrito casos de hiperglucemia en pacientes tratados conjuntamente con fenitoína e insulina. El efecto podría deberse a la disminución de los niveles intracelulares de sodio al estimular la bomba sodio-potasio, lo que produciría una disminución de la secreción de insulina.
– Fluoxetina. Hay un estudio en el que se ha registrado posible potenciación de la toxicidad, con hipoglucemia. No se conoce el mecanismo.
– Gemfibrozilo. Hay algún estudio en el que se ha registrado posible potenciación de la acción y/o toxicidad de la insulina.
– Glucosamina. Hay cierta controversia respecto al posible efecto de la glucosamina sobre el control de la glucemia y los hipoglucemiantes. Mientras que unos estudios afirman que la glucosamina podría reducir el efecto antidiabético (especialmente en pacientes que no presentan un buen control de la glucosa o en los que reciben insulina), otros afirman que no habría ninguna alteración clínicamente significativa. Se recomienda precaución y monitorizar la glucemia más frecuentemente de lo habitual.
– Guanetidina. Se han publicado estudios en los que se ha registrado una posible potenciación de la acción y/o toxicidad de insulina, por bloqueo del efecto hiperglucemiante adrenérgico y aumento de la sensibilidad tisular a la insulina por parte de la guanetidina.
– IECA. Hay estudios en los que se ha registrado posible potenciación de la acción y/o toxicidad de la insulina con riesgo de manifestaciones de hipoglucemia. No se conoce el mecanismo.
– IMAO. Se han dado casos clínicos de potenciación de los efectos de la insulina por los IMAO. Aunque el mecanismo es desconocido, podría deberse a la sustitución de la noradrenalina por octopamina, que no presenta efectos adrenérgicos, por lo que no se produce efecto hiperglucemiante compensatorio.
– Isoniazida. La isoniazida parece disminuir los efectos de la insulina, debido probablemente a la disminución de la utilización periférica de la glucosa, y a la posible inhibición del efecto de insulina.
– Naltrexona. Existen datos clínicos que indican que la naltrexona podría inhibir la acción de la insulina, aunque se desconoce su mecanismo de acción.
– Tetraciclinas. Se han realizado estudios en los que se ha comprobado una potenciación de la acción y/o toxicidad de la insulina, debido posiblemente hipoglucémico intrínseco de tetraciclinas, bien por un aumento de la semivida de la insulina y/o por bloqueo del efecto adrenérgico hiperglucémico.
– Tiazolidíndionas (pioglitazona, rosiglitazona). La combinación de insulina con glitazonas podría dar lugar a insuficiencia cardiaca, sobre todo en pacientes ancianos, tratados con dosis de glitazonas elevadas o con una diabetes mellitus antigua. No se recomienda combinar insulina con tiazolidíndionas.
Análisis clínicos
– Ácido vanil-mandélico. Aumento fisiológico.
– Catecolaminas. Aumento fisiológico.
– Cetonas. Aumento fisiológico.
– Colesterol. Disminución fisiológica.
– Creatín-cinasa. Aumento fisiológico.
– Cuerpos cetónicos. Aumento fisiológico.
– Fosfatasa alcalina. Aumento fisiológico.
– Glucosa en ayunas diabetes mellitus. Disminución fisiológica.
– Magnesio. Disminución fisiológica.
– Potasio. Disminución fisiológica.
– T4 tiroxina. Aumento fisiológico.
– Transaminasas. Aumento fisiológico de las transaminasas.
– Ácido úrico. Reducción fisiológica.
Embarazo
Categoría C de la FDA. En estudios con conejos, utilizando dosis dos veces superiores a las utilizadas en humanos, se ha observado algunos casos de dilatación de los ventrículos cerebrales. Sin embargo, los efectos embriotóxicos de la insulina glargina no eran diferentes que los observados con insulina humana. La insulina humana no cruza la placenta, al menos cuando se administra en el segundo trimestre. Sin embargo, no existen estudios adecuados y bien controlados en humanos.
Los requerimientos de insulina disminuyen generalmente durante el primer trimestre y se incrementan durante los restantes. De igual manera, inmediatamente después del parto, las necesidades de insulina disminuyen de forma rápida, con el consiguiente riesgo de hipoglucemia, por lo que es esencial un control cuidadoso de la glucemia.
Lactancia
Se desconoce si la insulina glargina se excreta con leche, pero otras insulinas no lo hacen. Además, al administrarse por vía oral sería destruida por los enzimas digestivos, por lo que se acepta su uso durante la lactancia. Sin embargo, la utilización de insulina glargina a dosis excesivas o inadecuadas en madres lactantes podría inhibir la lactancia. Puede ser necesario un reajuste posológico o de la dieta.
Niños
No se ha evaluado la seguridad y eficacia en niños menores de 6 años. En niños mayores, no se prevén problemas específicos que limiten la utilidad de este medicamento, por lo que se acepta su uso.
Ancianos
No se prevén problemas específicos en pacientes geriátricos que limiten la utilidad de este medicamento. No obstante, se pueden modificar los requerimientos de insulina en caso de marcada disfuncionalidad hepática y/o renal.
Efectos sobre la conducción
La insulina glargina puede dar lugar en ocasiones a hipoglucemia, afectando sustancialmente a la capacidad para conducir y/o manejar maquinaria. Los pacientes deberán evitar manejar maquinaria peligrosa, incluyendo automóviles, hasta que tengan la certeza razonable de que el tratamiento farmacológico no les afecta de forma adversa.
Se aconseja detener el vehículo tan pronto como se detecten los primeros síntomas de hipoglucemia y tomar sacarosa inmediatamente. Los pacientes que sufran pérdidas del estado de alerta asociadas a hipoglucemia o los que presenten crisis frecuentes de hipoglucemia, no deberían conducir.
Reacciones adversas
Los efectos adversos de la insulina glargina son, en general, frecuentes, aunque leves y transitorios. En la mayor parte de los casos, las reacciones adversas son una prolongación de la acción farmacológica y afectan principalmente al sistema endocrino. Las reacciones adversas más características son:
– Endocrinas. La reacción adversa más frecuente con la insulina glargina es la [HIPOGLUCEMIA], que puede aparecer en el 10-25% de los pacientes. Dado que la insulina glargina proporciona insulina basal de forma continuada, se piensa que la hipoglucemia nocturna será menor, pero la matutina mayor. La hipoglucemia cursa con [SENSACION DE HAMBRE] intensa, [NAUSEAS], [VOMITOS], [SOMNOLENCIA], [NERVIOSISMO], [AGRESIVIDAD], [REDUCCION DE LA CONCENTRACION], [DEPRESION SISTEMA NERVIOSO CENTRAL], [CONFUSION], [TEMBLOR], [VERTIGO], [EXCESO DE SUDORACION], [TAQUICARDIA], [ANSIEDAD], [HIPERTENSION ARTERIAL], [PALPITACIONES], [ARRITMIA CARDIACA], [DELIRIO], [CONVULSIONES] y [BRADICARDIA]. En los casos más graves puede llegar a producirse la muerte.
– Alérgicas/dermatológicas. En ocasiones pueden aparecer reacciones cutáneas en el lugar de administración, como [LIPODISTROFIA] (lipoatrofia muy raramente, lipohipertrofia en 1-2% de los pacientes), sobre todo si se repiten las inyecciones en el mismo sitio a menudo. Puede aparecer también [ERITEMA] y [PRURITO], y en ocasiones más graves [REACCIONES HIPERSENSIBILIDAD], con [ANGIOEDEMA], [URTICARIA], [HIPOTENSION], [ESPASMO BRONQUIAL] o [ANAFILAXIA]. Se pueden formar anticuerpos anti-insulina, con pérdida de la respuesta a la insulina.
– Oftalmológicas. En ocasiones, y sobre todo al iniciar el tratamiento, se pueden producir [TRASTORNOS DE LA VISION] transitorios al disminuir la glucemia. Aunque el control de la glucemia con insulina mejora la retinopatía diabética, inicialmente puede producir un empeoramiento de la [RETINOPATIA], y en pacientes con retinopatía proliferativa, especialmente si no se han tratado con láser, pueden dar lugar a [AMAUROSIS] transitoria.
– Hidroelectrolíticas. Puede aparecer en raras ocasiones casos de [HIPOPOTASEMIA], [HIPERNATREMIA] y [EDEMA].
Sobredosis
Síntomas: La sobredosis con insulina glargina da lugar a hipoglucemia intensa y grave. Se puede apreciar la aparición de hormigueo en los labios y la lengua, náuseas, vómitos, dolor epigástrico de intensidad moderada, letargia, confusión, agitación o nerviosismo. Puede aparecer un incremento de la actividad simpática, con taquicardia, sudoración, sensación intensa de hambre y temblores. En los casos más graves se han descrito hipokalemia, insuficiencia respiratoria, edema pulmonar y cerebral, insuficiencia cardiaca congestiva, hipertensión, convulsiones, estupor, coma y muerte.
Tratamiento: La hipoglucemia leve o moderada, en la que no existe pérdida de la conciencia se trata con la administración de glucosa por vía oral y el reajuste posológico de la sulfonilurea. Se aconseja monitorizar al paciente hasta lograr una estabilización de su glucemia.
La hipoglucemia severa, aunque es rara, requiere hospitalización. En pacientes adultos con hipoglucemia grave y estado comatoso, que presenten niveles normales de glucógeno hepático, se administrará una unidad (1 mg) de glucagón por vía intravenosa, intramuscular o subcutánea. En aquellos pacientes que no respondan al tratamiento con glucagón o en los que no se pueda emplear, se recurrirá a la administración intravenosa en bolus de 50-100 ml de una solución de glucosa concentrada al 50%, y posteriormente al mantenimiento de los niveles de glucemia con una infusión de glucosa al 10-15%, de forma que se alcance una glucemia alrededor de 100 mg/dl.
Se debe monitorizar al paciente durante varios días, debido a que la hipoglucemia podría recurrir.
Dopajes
La insulina glargina es una sustancia prohibida tanto dentro como fuera de la competición.
Se considerará resultado analítico adverso si la concentración de dicha sustancia prohibida, o de sus metabolitos o marcadores y/o cualquier otro índice o índices relevantes en la muestra del deportista, se desvía tanto del rango de valores que se encuentran habitualmente en el organismo humano, que es improbable que corresponda a una producción endógena normal.
No se considerará que la muestra contiene una sustancia prohibida si el deportista demuestra que la concentración de la sustancia prohibida o de sus metabolitos o marcadores y/o el índice o índices relevantes se pueden atribuir a una condición fisiológica o patológica.
No obstante, en todos los casos, y para cualquier concentración, se considerará que la muestra del deportista contiene una sustancia prohibida si el laboratorio, basándose en cualquier método analítico fiable, puede demostrar que la sustancia prohibida es de origen exógeno.
Incompatibilidades
Ante la ausencia de datos de compatibilidad, no se aconseja mezclar la insulina glargina con insulinas de origen animal ni con otras insulinas humanas producidas por otros fabricantes, ni con otros medicamentos. Tampoco se aconseja diluir la insulina glargina.
Periodo de validez
Se aconseja conservar la insulina glargina refrigerada a temperatura entre 2-8 ºC. No se debe congelar. Si no fuese posible refrigerar la insulina glargina, una vez abierta se puede conservar a temperatura ambiental inferior a 25 ºC, evitando la exposición intensa a la luz o a focos de calor.
Precauciones especiales de conservación
Se aconseja conservar la insulina glargina refrigerada a temperatura entre 2-8 ºC. No se debe congelar. Si no fuese posible refrigerar la insulina glargina, una vez abierta se puede conservar a temperatura ambiental inferior a 25 ºC, evitando la exposición intensa a la luz o a focos de calor.
Instrucciones de uso y manipulación y eliminación
El Lantus OptiSet está destinado para el tratamiento de un único paciente, por lo que nunca se deben compartir las plumas.
Dado que Lantus es una solución acuosa, no precisa resuspensión antes de administrarlo.
Antes de su administración, la pluma debe mantenerse a temperatura ambiente durante 1-2 horas.
Preparación de la pluma:
a) Antes de utilizar la pluma por primera vez, retire el capuchón de la pluma.
b) Antes de cada inyección, se debe insertar una aguja nueva. Las agujas que se pueden utilizar con OptiSet son aquellas diseñadas para OptiSet o aquéllas en las que el fabricante haya demostrado que son adecuadas para su utilización en OptiSet.
Retire la lengüeta protectora del contenedor de la aguja y enrosque la aguja, junto con el protector de la aguja externo al bolígrafo. Mientras lo hace, sujete firmemente la pluma por el contenedor de insulina transparente.
Asegúrese de insertar la aguja cuidadosamente. La inserción inadecuada, por ejemplo inclinada, puede originar la rotura de la aguja o el goteo del sistema de inyección, dando lugar a una dosificación inexacta.
Comprobación inicial del funcionamiento de la pluma:
a) Antes de utilizar la pluma, se recomienda comprobar su funcionamiento. Cerciórese de que el señalizador de la dosis señala el número 8.
b) Tire del botón hasta donde pueda. Retire los protectores interno y externo de la aguja, y sujete la pluma con la aguja apuntando hacia arriba.
c) Manteniendo la aguja apuntando hacia arriba, presione el botón hasta la base. La insulina debe aparecer en el extremo de la aguja. Esto indica que la pluma está preparada para la inyección. Esta cantidad de insulina que aparece en el extremo de la aguja es el sobrellenado de la pluma (por lo general menos de 8 unidades).
Si no apareciera insulina, cerciórese de que la pluma funciona correctamente (siga los pasos descritos en “Eliminación de burbujas de aire/Prueba de funcionamiento en uso”), y repita la prueba hasta que aparezca una gota de insulina en el extremo de la aguja.
Eliminación de burbujas de aire/Prueba de funcionamiento en uso:
Durante el uso normal pueden hallarse presentes pequeñas cantidades de aire en la aguja y en el contenedor de insulina. Este aire se debe eliminar. No obstante, pequeñas burbujas de aire persistentes en el contenedor de insulina no interfieren con la correcta dosificación.
Si la pluma no ha sido utilizada durante varios días, será necesario verificar que funciona correctamente, y repetir los siguientes pasos después de insertar una nueva aguja.
a) Ajuste el señalizador de dosis a 2 mediante el giro del selector de dosis. El selector de dosis puede girar en ambas direcciones. Seguidamente tire del botón hasta donde se pueda. Retirar los protectores interno y externo de la aguja.
b) Sujete la pluma con la aguja apuntando hacia arriba y golpee suavemente el contenedor de insulina con el dedo, de forma que cualquier posible burbuja de aire alcance la aguja.
c) Presione el botón hasta la base. Si aparece insulina en el extremo de la aguja, la pluma funciona correctamente.
Si no apareciera insulina en el extremo de la aguja, repita los pasos anteriores varias veces. Puede que la aguja esté obstruida. Por favor, cambie la aguja.
Ajuste e inyección de la primera dosis de insulina:
a) Ajuste la dosis requerida mediante el giro del selector de dosis en cualquier dirección hasta que el señalizador de dosis señale la dosis que usted requiera. El selector de dosis le permite ajustar la dosis en intervalos de 2 unidades.
b) Una vez ajustada la dosis, cárguela tirando del botón hasta donde se pueda.
El botón le permite verificar la dosis. Al tirar del botón, la última barra gruesa visible indica la dosis que ha sido cargada.
c) Introduzca la aguja en la piel y presione el botón hasta la base. Deje la aguja en la piel durante al menos 10 segundos. Mantenga el botón presionado hasta que haya retirado la aguja de la piel. Con ello se asegura que se ha inyectado la dosis completa de insulina.
Desechado de la aguja:
Retire la aguja después de cada inyección y deséchela. Con ello evitará la contaminación, así como el goteo, la nueva penetración de aire y las posibles obstrucciones de la aguja. Las agujas no deben ser reutilizadas.
a) Sujete la pluma firmemente por el contenedor de insulina transparente. Coloque nuevamente el protector interno de la aguja para prevenir heridas. Desenrosque la aguja girando la base de la aguja en el sentido contrario a las agujas del reloj. Deseche la aguja de forma segura.
b) Coloque nuevamente el capuchón de la pluma.
Inyecciones siguientes:
a) Enroscar una nueva aguja para cada inyección.
b) Si cada vez se requiere la misma dosis, el señalizador de la dosis se puede dejar señalando la misma posición del selector de dosis. Para administrar la inyección, únicamente deberá tirar del botón hasta donde se pueda y a continuación presionarlo hasta la base.
c) Si necesita cambiar la dosis, siga con precisión los pasos descritos anteriormente en “Ajuste e inyección de la primera dosis de insulina”.
La escala residual del contenedor de insulina transparente le muestra si el volumen restante es suficiente para la próxima inyección. La escala de insulina residual únicamente está pensada para permitirle una estimación del volumen de insulina que queda en la pluma. Esta escala no se debe utilizar para ajustar la dosis de insulina.
Si el émbolo de color negro se encuentra en la marca 40 al inicio de la banda de color, el volumen de insulina restante es de 40 UI aproximadamente. El final de la banda de color indica que la pluma contiene todavía aproximadamente 20 UI de insulina. Si el émbolo ha sobrepasado el final de la banda de color, significa que quedan menos de 20 UI en la pluma.
El botón de la pluma le permite realizar una ulterior comprobación. Sólo se puede tirar de él hasta el tope que indica la cantidad de insulina presente en el contenedor.
Las plumas vacías nunca deben rellenarse, y una vez acabadas, deben eliminarse de forma segura. Si la pluma se cae o se golpea, se recomienda utilizar una nueva pluma, ya que en el caso de ruptura del contenedor transparente de insulina, la pluma no funcionaría.
Referencias bibliográficas
– AHFS Drug Information. American Society of Health-system Pharmacists, Bethesda. 44th Edition, 2002.
– British National Formulary. British Medical Association, London. 44th Edition, 2002.
– Drug Facts and Comparisons. Facts and Comparison, Saint Louis. 57th Edition, 2003.
– Ficha técnica, insulina glargina (Lantus, Aventis, 2001).
– Martindale. The Complete Drug Reference. Pharmaceutical Press, London. 33th Edition, 2002.
– Micromedex.
– PDR. Thomson, Montvale. 57th Edition, 2003.
– United States Pharmacopoeia, Dispensation Information. 14th Edition, 1994.
Fecha de aprobación/revisión de la ficha
Febrero, 2005.