Respuesta desproporcionada del sistema inmune frente a una sustancia que, normalmente, no es mala para el organismo. Los alergenos más comunes son el polen, los ácaros, el moho, los productos alimenticios, el pelo de determinados animales domésticos, los medicamentos y el veneno de algunos insectos.

Uno de cada cinco españoles, alrededor de ocho millones de personas, padece algún tipo de alergia y la incidencia mantiene una tendencia creciente similar a la que se está produciendo en la mayoría de los países industrializados.

Un proceso alérgico se manifiesta con síntomas como picor de ojos, enrojecimiento y lagrimeo, estornudos, congestión y picor de nariz. También puede producir procesos respiratorios como rinitis y asma.

El proceso alérgico más frecuente en nuestro país durante todo el año es la rinoconjuntivitis y, en segundo lugar, el asma bronquial, que afecta a un 35% de la población alérgica española. Según la doctora Consuelo Martínez Cócera, de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), la mitad de los pacientes afectados de rinoconjuntivitis, considerada globalmente, presentan hipersensibilidad al polen.

Sin embargo, las alergias de este tipo no son exclusivas de la primavera. Es cierto que la polinosis es una reacción alérgica que se presenta normalmente en esta época del año y en verano, pero también hay pólenes invernales (ciprés, arizónicas), cuya incidencia varía en los primeros meses del año, según las zonas geográficas.

El control de los trastornos más frecuentes que desencadena la alergia (rinitis, asma) se basa en tres tipos de medidas: tratamiento de los síntomas, inmunoterapia específica y prevención.

El tratamiento farmacológico habitual se basa en antihistamínicos y corticoides tópicos nasales. La inmunoterapia consiste en administrar al paciente, de forma progresiva, dosis del alergeno que produce su alergia con objeto de aumentar la tolerancia al mismo. Es un tratamiento a medio y largo plazo y debe ser controlado por el alergólogo.

Respecto a la prevención, siempre que sea posible, es importante mantenerse alejado del alergeno responsable de la reacción. En el caso de los alérgicos al polen, por ejemplo, es conveniente mantener las ventanas cerradas, no practicar ejercicio al aire libre en las primeras horas del día y conducir con las ventanillas del coche cerradas.En cualquiera de los casos, es importante acudir a la consulta del especialista ante la menor sospecha de padecer alergia.

La alergia al polen de gramíneas es la más frecuente en nuestro país y su máxima intensidad se da en mayo. La alergia al olivo ocupa el segundo lugar en primavera, seguido de otro polen que cada vez está produciendo más reacciones: el plátano de sombra.

Los especialistas recomiendan a los alérgicos al polen de gramíneas y olivo —los dos más frecuentes— que si viajan durante esta primavera lo hagan a las playas ya que, con la humedad del mar, el polen pesa más y vuela menos produciendo menos sintomatología.

Entre las medidas que pueden ayudar a prevenir las molestias de la alergia, los expertos destacan: viajar en coche con las ventanillas cerradas y llevar filtros antipolen; ventilar la casa a última hora de la mañana, porque las inversiones térmicas de las primeras horas matinales hacen que los pólenes vuelen más; y, sobre todo, evitar salir a la calle después de una tormenta, porque el cambio de presión atmosférica provoca que las plantas expulsen más granos de polen y se intensifiquen las crisis asmáticas.

Melón y melocotón

Un equipo de especialistas de la Fundación Jiménez Díaz identificó la proteína responsable de la alergia al melón, una patología que no presenta una sintomatología grave, pero que se calcula que puede afecta a cerca de ochocientos mil españoles.

Los directores de la investigación, Javier Cuesta y Fernando Vivanco, de los servicios de Alergia e Inmunología, recordaron al presentar este hallazgo que las frutas y los frutos secos encabezan la lista de alimentos alergénicos; entre las primeras, el melocotón, y después el melón, son los principales causantes de problemas.

Los síntomas de la alergia al melón son sobre todo orales: picor o hinchazón en el entorno de la boca, en los labios y en la garganta; solo un 20% de los pacientes presenta otros síntomas, como problemas digestivos o conjuntivitis, y no es corriente encontrar efectos más graves, como sí puede ocurrir con el caso del melocotón o del kiwi.

Vacunarse o sufrir

El largo periodo de iniciación (3-4 meses) que necesita un alérgico para sentir una mejoría notable de sus síntomas se ha reducido a semanas gracias a las nuevas pautas agrupadas que permiten estar desensibilizados en poco tiempo.

Estas pautas, que ya se aplican en el caso de la alergia a himenópteros (abejas y avispas), pueden extenderse a otros tipos de alergia, según indican diversos ensayos clínicos puestos de manifiesto por el doctor Tomás Chivato, miembro del Comité de Inmunoterapia de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

En la actualidad existen tres tipos de vacunación, explicó el doctor Chivato: «En las pautas convencionales se administra la inmunoterapia en un periodo de iniciación de 10-14 semanas (con administraciones semanales) y un periodo de mantenimiento de 3-5 años (con administración mensual).

En las pautas ultrarrápidas se alcanzan las dosis de mantenimiento de unas horas o pocos días, como las utilizadas en el veneno de himenópteros. Existe otra manera de administrar las vacunas, en pautas agrupadas. Se caracterizan por administrar varias dosis, con intervalos de 30 o más minutos entre ellas, en visitas semanales.

De esta manera se acorta la fase de iniciación en 7-10 semanas». Para que se realice este tipo de tratamiento es necesaria la supervisión del alergólogo.

Esta concentración de las dosis está facilitada por los nuevos descubrimientos sobre el mecanismo de acción de la inmunoterapia, que provoca la muerte celular (apoptosis) de linfocitos Th2, con lo que la respuesta inmune se desvía a los linfocitos Th1, lo que, a su vez, desencadena un freno a la respuesta inmune a los alergenos (menor estímulo de los linfocitos B y de la síntesis de IgE).

Otra de las novedades en vacunación consiste en la inmunoterapia para la alergia látex. La alergia al látex está aumentando, no solo entre personal sanitario, sino también en niños operados de espina bífida, y en alergias cruzadas a frutas y látex. Pero ahora ya contamos con una vacuna que hemos empezado a administrar con éxito.

La vacuna contra el látex es de vía sublingual, una forma de administración que está siendo cada vez más explorada por los científicos, ya que son mucho más cómodas para el paciente que las inyectables, al poderse administrar en domicilio.

A pesar de estas novedades, menos del 10 % de los ocho millones de alérgicos que hay en España se vacuna, reconoce este experto. Una de las razones de este bajo índice es la falta de información. El estudio europeo Allergy: Living & Learning indica que el 60% de los españoles afectados por alergias respiratorias no están informados de las vacunas y desconocen que la inmunoterapia puede solucionar sus problemas alérgicos.

Diesel y tabaco

Entre los factores involucrados en que la alergia sea el trastorno inmunológico que con más frecuencia afecta al ser humano, los expertos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) coinciden en destacar que la menor exposición a gérmenes durante la temprana infancia (hipótesis de la higiene) y la polución ambiental, como dos de los más importantes.

Pero los expertos destacan sobre todo que la polución atmosférica, especialmente la formada por partículas procedentes de la combustión del diesel utilizado para el tráfico rodado, es uno de los elementos más nocivos como agente causal de trastornos inmunológicos.
Por otra parte, la exposición temprana al humo del tabaco en niños aumenta el riesgo de desarrollar asma, rinitis alérgica y dermatitis atópica.

Síntomas de alarma

En los casos de alergia a agentes ambientales (pólenes, ácaros, hongos y animales) los síntomas son nasales (picor, estornudos, congestión, mucosidad acuosa), oculares (picor, lagrimeo, enrojecimiento) y respiratorios (tos seca, silbidos en el pecho y sensación de ahogo).

La reincidencia de cualquiera de estos síntomas, sobre todo con una estacionalidad determinada o asociada a algún factor como la exposición a animales, debe hacernos sospechar. En ocasiones es muy difícil distinguir entre catarro y alergia; si se existe duda, debe consultarse con el alergólogo.

Relación entre el asma bronquial y la alergia

El asma es una enfermedad inflamatoria de los bronquios que en la mayor parte de los casos está causada por una alergia a un agente ambiental. Es muy importante realizar un estudio por parte del alergólogo para que lo confirme y tome las medidas necesarias para evitar o intentar curar esa alergia y así controlar e intentar curar el asma.

Diagnóstico

Es esencial una historia clínica minuciosa. En los casos de alergia respiratoria o nasal siempre hay que hacer pruebas alérgicas cutáneas. Es un método sencillo, económico, rápido, fiable y que, al contrario de lo que se piensa, se puede hacer a cualquier edad y en cualquier época.

Su interpretación es compleja y a veces debe completarse con otras pruebas «en sangre» y excepcionalmente con pruebas de exposición al agente de sospecha sobre los bronquios, los ojos o la nariz. En otros cuadros alérgicos el proceso diagnóstico es diferente, sobre todo en lo que se refiere al valor e interpretación de los tests cutáneos.

Curación

El único tratamiento para intentar curar la alergia respiratoria es la inmunoterapia, popularmente conocida como vacuna de la alergia. Tiene porcentajes de eficacia muy elevados, está avalada por multitud de estudios científicos y por la OMS y se ha demostrado su capacidad para prevenir el desarrollo de asma en niños alérgicos.

Las vacunas también son eficaces en la alergia a los himenopteros (avispas y abejas) e incluso se están ensayando con éxito en alérgicos al látex. En el resto de los procesos alérgicos lo esencial es identificar correctamente y evitar el agente que provoca la alergia.

Vacuna

Consiste en la administración mantenida de un extracto estandarizado del agente o alergeno al que se esté sensibilizado durante un periodo de tiempo no superior a cinco años. Existen vacunas inyectables que se administran una vez al mes y vacunas sublinguales de administración diaria.

En todos los casos existe una fase inicial para alcanzar la dosis terapéutica óptima, que se puede acortar bajo la supervisión de un alergólogo. Es muy importante que no contenga mezclas excesivas; la vacuna más eficaz es aquella que solo contiene un único agente y a veces es recomendable la administración simultanea de más de una vacuna en alérgicos a varios alergenos.

En cualquier caso es esencial que el alergólogo haga un diagnóstico preciso y recomiende la mejor opción.

Peligros

Las alergias habitualmente no suponen peligro, pero hay dos situaciones de riesgo para la vida que requieren atención médica urgente: las crisis de asma grave y las reacciones de anafilaxia que se producen en algunos casos de alergia a fármacos, alimentos, himenopteros u otros agentes como el parásito del pescado anisakis. Son episodios agudos que pueden cursar con ahogo, diarrea, hipotensión, pérdida de conocimiento… De ahí la importancia de que se diagnostiquen correctamente todos estos procesos por alergólogos expertos.

Herencia

La alergia no se hereda invariablemente de padres a hijos, pero el hecho de que los padres sean alérgicos hace aumentar las posibilidades de que los hijos puedan desarrollar esta enfermedad. La herencia genética en este caso actúa como factor de predisposición que implica una mayor susceptibilidad a padecer procesos alérgicos.

Solo en algunos casos de angioedema hereditario, que consiste en una tumefacción profunda debido a que se hinchan áreas del tejido subcutáneo y la dermis profunda, pudiendo afectar también a las mucosas, y que es una enfermedad que se transmite con un rasgo autosómico dominante, se hablará de una enfermedad estrictamente hereditaria.

Pruebas alérgicas

Siempre que existe una sospecha de padecer alergia, es imprescindible hacer un diagnóstico correcto y, en consecuencia, acudir al alergólogo para que realice una historia clínica dirigida y efectúe las pruebas alérgicas necesarias. Esto le permitirá tomar medidas para evitar exponerse a lo que sea alérgico y planificar mejor su tratamiento sintomático.

Cuando no sea posible evitar la exposición o sea insuficiente para controlar los síntomas, su alergólogo le podrá prescribir el tratamiento específico o «vacuna» más adecuada si está indicada.

Las pruebas cutáneas (prick test) se realizan con objeto de demostrar in vivo la existencia de IgE (Inmunoglobulina E) específica frente a un alergeno, pero su negatividad no descarta el diagnóstico de alergia. Este se realiza mediante una historia clínica compatible, unas pruebas cutáneas que habitualmente son positivas y, en ocasiones, otras pruebas diagnósticas, como la determinación en sangre de IgE específica o las pruebas de provocación (nasal, conjuntival, bronquial, oral o parenteral).

Existen diferentes causas por las que un paciente puede tener pruebas cutáneas negativas. La más común es la toma, en los días previos, de algún medicamento que las inhiba (en particular los fármacos antihistamínicos).

En este caso es preciso repetirlas. Algunos pacientes pueden presentan una sensibilización a alergenos no testados habitualmente en las baterías estándar, en las que solo se recogen los alergenos más frecuentemente encontrados en un área geográfica determinada.

Finalmente, es posible que el alergeno empleado no esté estandarizado y no tenga la capacidad suficiente para captar una posible sensibilización, como ocurre con la mayor parte de los extractos de hongos. Algo semejante sucede con los fármacos; habitualmente los test cutáneos son negativos, sobre todo cuando han pasado años de la posible reacción, de modo que una negatividad no descarta un diagnóstico de alergia.

Niños pequeños

Es un error muy extendido, incluso entre los propios médicos, el pensar que a los niños pequeños no se les pueden realizar pruebas cutáneas. Diariamente, en las consultas de alergia de todo el mundo, se realizan pruebas cutáneas a lactantes con objeto de diagnosticar alergia a las proteínas de la leche de vaca y, en niños menores de quince meses, otras sensibilizaciones alimentarias como al huevo, pescado, legumbres o frutas.

Ácaros

Los ácaros son arácnidos microscópicos que viven en el polvo de nuestros hogares y centros de trabajo y, en particular, ciertas especies, en algunos almacenes y talleres. Son los responsables de lo que antiguamente se conocía como «alergia al polvo». Se alimentan de las descamaciones dérmicas de humanos y animales, por lo que se acumulan en mayor cantidad en almohadas y colchones, tapicerías, moquetas y alfombras.

Su crecimiento se ve favorecido por la humedad y por las temperaturas superiores a 24º C, por lo que la alergia a los ácaros es más frecuente en las regiones costeras.

Relación entre la atopia con la alergia

Son conceptos que a veces se emplean como sinónimos, aunque no son lo mismo. La atopia es una predisposición hereditaria por la que es más frecuente padecer procesos alérgicos, en particular enfermedades alérgicas respiratorias y alergia alimentaria. Típicamente cursa con lesiones cutáneas, tipo eccema, de diversa intensidad (entidad denominada dermatitis atópica o eccema constitucional).

Su origen parece multifactorial y se discute el grado de implicación de sensibilizaciones alérgicas concretas (ambientales o alimentarias) en su desarrollo.

La alergia se asocia con más frecuencia a una base atópica, pero se puede estar sensibilizado a cualquier agente sin antecedentes personales o familiares sugerentes de atopia. Incluso en el caso concreto de la alergia a fármacos no se ha demostrado ninguna asociación.

Relación entre el asma y la alergia

El asma, en la gran mayoría de los casos (80%), tiene un origen alérgico demostrado. Este porcentaje es aún superior en las primeras décadas de la vida y se ha ido incrementando en los últimos años al mejorar progresivamente el diagnóstico de la alergia. La exposición a alergenos origina una inflamación alérgica en los bronquios (base esencial de la enfermedad asmática).

Sobre esos bronquios inflamados por mecanismo alérgico inciden, después, diversos factores que desencadenan los síntomas, pero que no son la causa originaria del proceso.

Los asmáticos sin sensibilización alérgica son diagnosticados de asma intrínseco, entidad habitualmente de origen desconocido, aunque también caracterizada por la inflamación de la vía respiratoria.

Muchos casos se corresponden con pacientes inicialmente alérgicos, donde una exposición mantenida durante años al alergeno, por un diagnóstico incompleto o un mal control, origina una inflamación persistente e irreversible, independiente de la exposición actual al mismo.

Factores desencadenantes de una crisis de asma

Además de los alergenos que producen la alergia (un paciente alérgico a los gatos puede tener una crisis si se expone a su contacto), numerosos factores inespecíficos pueden provocar una crisis de broncoespasmo, sin que ello signifique que exista una alergia a los mismos. Así, el humo de tabaco, el contacto con sustancias irritantes como la lejía o el amoniaco, los procesos catarrales, el frío intenso, la contaminación ambiental o un ejercicio inadecuado, pueden hacer que suframos una crisis de asma.

Sin embargo, excepto en situaciones aisladas, como la del asma por irritantes o el asma por ejercicio, estos desencadenantes no son la causa primaria del asma.

Asma y aspirina

En condiciones normales los asmáticos pueden tomar aspirina con normalidad, aunque existe una entidad clínica conocida como ASA-tríada en la que se asocian asma intrínseco, poliposis nasosinusal e intolerancia a antiinflamatorios no esteroideos, entre los cuales se encuadra la aspirina y la mayor parte de los antiinflamatorios.

Clínicamente, presentan reacciones indistinguibles de las alérgicas, aunque de mecanismo probablemente enzimático. Existen alternativas entre nuevos medicamentos comercializados recientemente en España, aunque su tolerancia debe ser confirmada en un test de provocación controlado. El diagnóstico y manejo de estos pacientes debe ser realizado estrictamente por el alergólogo.

Deporte y asma

Algunos deportistas de elite como el ciclista Miguel Induráin o el nadador Mark Spitz, ambos asmáticos, alcanzaron el reconocimiento internacional por sus éxitos deportivos.

El asmático debe tener algunas precauciones para realizar actividad física, como el asegurarse de que no presenta síntomas antes de su realización o que no está acatarrado. Realizará un precalentamiento adecuado y llevará siempre consigo el tratamiento de rescate prescrito por su médico, por si tuviera una crisis.

En ocasiones, y de acuerdo con la indicación de su especialista, es recomendable realizar un pretratamiento diez minutos antes de realizar el ejercicio, para evitar la aparición de síntomas que lo impidan.

En principio, con un adecuado control, el asmático puede practicar casi todos los deportes. Sin embargo, aquellos deportes al aire libre que requieren una actividad física mayor y más prolongada en el tiempo son menos aconsejables.

Los deportes de equipo (que permiten descansos momentáneos) y la natación (que se realiza en un medio como el agua en el que disminuye el esfuerzo necesario) están especialmente recomendados.

Corticoides

Los corticosteroides se emplean en el tratamiento del asma por su efecto antiinflamatorio. Como cualquier otro fármaco, no carecen de efectos secundarios, pero su médico los conoce y valora en el momento de prescribirlos.

La utilización de corticosteroides inhalados, con acción fundamentalmente localizada en el bronquio y con una pequeña absorción sistémica, minimiza el riesgo de desarrollar efectos secundarios.

Su empleo mantenido ha mejorado el control del asma y la calidad de vida de los pacientes, pero es preciso un seguimiento estricto por parte del especialista, que determina su indicación y las dosis necesarias en cada caso.

Además, los corticosteroides son eficaces en otros procesos alérgicos como rinitis y dermatitis. Igualmente, son preferibles los tratamientos tópicos, pero siempre con indicación del especialista.

Embarazo

En los casos de asma, para el desarrollo del niño es fundamental que su oxigenación sea óptima. Por ello, se debe vigilar especialmente a la mujer asmática durante su embarazo, utilizando la mínima medicación que permita un buen control clínico.

Los antihistamínicos deben evitarse, al no existir estudios que avalen su seguridad, salvo la desclorferinamina. Tampoco se recomiendan los broncodilatadores de acción prolongada como el formoterol o el salmeterol. En la medida de lo posible, se utilizarán corticosteoides inhalados frente a los de administración sistémica. Las cromonas inhaladas se pueden usar con seguridad.

Comida china

Independientemente de que puedan existir sujetos que sean alérgicos a algún alimento empleado en la elaboración de comida asiática (soja, tomate, especias, cereales, gambas, etc.), existe un síndrome que se conoce como «del restaurante chino».

Se caracteriza por que el individuo presenta enrojecimiento generalizado, sudoración, dolor de cabeza, dificultad respiratoria en ocasiones y náuseas. Está causado por la existencia de abundante glutamato monosódico en muchas comidas orientales.

Urticaria aguda

La urticaria aguda es una entidad clínica en la que, de forma súbita, se producen habones y/o angioedema evanescentes, que cursan en brotes repetidos que ceden con tratamiento antihistamínico y/o corticoide en pocos días. Es habitual confundirla con una reacción alérgica, cuando está comprobado que solo un reducido porcentaje de las urticarias está causado por alergia.

Aunque la urticaria es una de las posibles manifestaciones de una reacción alérgica, en este supuesto suele ser el propio paciente el que orienta en la historia clínica a un posible desencadenante alérgico (picadura, alimento, medicamento, etc.) que habrá que valorar. En caso contrario, la rentabilidad de cualquier estudio es nula y no hay que adoptar ninguna medida especial.

Alergias solares

A veces cuando se toma el sol muy intensamente y sin protección o en pieles muy claras, aparece una reacción de intolerancia solar o fotodermatosis. Es una reacción muy molesta que cursa con enrojecimiento, picores y granitos localizados en la zona expuesta. Para evitarlo, hay que utilizar crema con factor de protección muy alta, tomar el sol gradualmente (empezando por cinco minutos) y protegerse rápidamente con una camiseta.

En caso de que se produzca la reacción de intolerancia, es útil cubri la zona más enrojecida con apósitos empapados en agua o manzanilla fría y utilizar, tras la ducha, una loción calmante para después del sol.

Alergia estacional

Con la proximidad de la primavera, aumenta la alergia estacional, que es la principal causa de inflamación ocular en la población joven. En este sentido, alrededor del 7% de las personas jóvenes padece algún fenómeno de inflamación ocular en España, que se produce principalmente cuando llega la primavera.

La causa de la presencia de inflamación ocular depende de la edad: en los niños suele deberse a infecciones, en las personas jóvenes está ocasionada con mayor frecuencia por alergias estacionales y perennes y en la edad adulta aparecen otras enfermedades, como el síndrome del ojo seco, que provoca este fenómeno y que hace que su prevalencia aumente hasta el 30% a partir de los sesenta años.

La inflamación ocular provoca dos tipos de complicaciones: sintomáticas (como lagrimeo, picor, el paciente siente molestia a la luz y enrojecimiento del ojo) y estructurales, cuando la inflamación afecta a la córnea.