Las infecciones del tracto urinario son, junto con las infecciones respiratorias, los procesos infecciosos más frecuentes entre la población, y por lo general se pueden tratar sin ingresar en el hospital.
La frecuencia y las molestias o síntomas de estas infecciones van variando a lo largo de la vida de la persona, en función del sexo y de la edad. Aunque la posibilidad de padecer cistitis aumenta con la edad, también puede afectar a niños pequeños, debido a que no saben secarse bien al miccionar.
De todos modos, en los recién nacidos no son infecciones especialmente frecuentes, afectando tan solo a un 1-2% de los neonatos, y siendo más habituales en los varones.
Ya en la edad preescolar son un poco más frecuentes y aparecen más en las niñas (5% frente al 0,5% de los varones). Es importante destacar que en estos casos las infecciones pueden representar un aviso de la presencia de alteraciones en la estructura del tracto urinario. En la edad escolar el 1% de los niños presentará una infección de este tipo, y son treinta veces más frecuentes en las niñas. De hecho, se estima que un 5% de las niñas sufrirá lo más episodios en los años escolares.
Una infección molesta y común
Más de la mitad de las mujeres occidentales sufre ocasionalmente cistitis, muchas de ellas de forma repetida. Aunque en principio no es un trastorno peligroso, produce incomodidad, molestia, pérdida de tiempo y estrés.
Es un problema que lleva con frecuencia a las mujeres a la consulta. Se trata de una infección, generalmente de tipo bacteriano, que produce una inflamación de la mucosa interna de la vejiga. Es más habitual en las mujeres debido a que la uretra femenina es más corta, lo que facilita el paso de las bacterias desde el intestino a las vías urinarias. Los gérmenes se multiplican dentro de la vejiga e incitan a orinar, con sensación de quemazón al final.
Aparte de los agentes infecciosos, existen otras causas que intervienen en el desarrollo de la enfermedad, como el estancamiento de la orina en la vejiga, la congestión de los órganos de la pelvis durante la gestación, la menstruación y algunas lesiones traumáticas. El proceso también puede desencadenarse por malas condiciones higiénicas, alergias provocadas por el uso de determinados desodorantes o jabones íntimos, la actividad física y las relaciones sexuales frecuentes.
Otros factores que predisponen a la cistitis son la edad y el sexo. Mientras que en el hombre es más frecuente en la edad adulta avanzada (generalmente relacionada de algún modo con la hiperplasia benigna de próstata), en la mujer las formas más habituales son la cistitis de la infancia y del embarazo.