Trastorno caracterizado por la evacuación frecuente de heces líquidas que se asocia con la pérdida excesiva de líquidos y electrolitos, en especial sodio y potasio. Es una afección que, especialmente activa en verano, adquiere una importancia significativa por dos razones: la deshidratación que comporta y la frecuencia con la que afecta a los niños.
Las bacterias probióticas presentes en algunas leches fermentadas tienen la capacidad de reequilibrar las alteraciones de la flora intestinal que causan estas diarreas. El Lactobacilus Casei Imunitass ha demostrado ser muy eficaz tanto para la prevención como para el tratamiento de esta patología.
En los países desarrollados, la diarrea vírica es la más frecuente, especialmente la causada por rotavirus, seguida de la diarrea bacteriana. Este tipo de diarreas tienen un importante grado de estacionalidad, siendo mucho más habituales en épocas de calor y muy especialmente en verano.
Un gran avance en el tratamiento de la diarrea aguda en niños ha sido la rehidratación oral. Sin embargo, cómo y cuándo retomar la alimentación oral de la forma más adecuada sigue siendo un tema de debate.
Un rápido inicio presenta el aspecto positivo de contrarrestar la atrofia de la mucosa intestinal y los déficits nutricionales derivados del ayuno, pero según su composición puede ser contraproducente, al no ser bien tolerada o al dificultar la hidratación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que durante el tratamiento de la diarrea, especialmente en niños, se sustituya la leche por una leche fermentada.
La leche fermentada con bacterias probióticas tiene la capacidad de prevenir y acortar el tiempo de la diarrea, ayuda a restablecer la adecuada nutrición y se tolera mejor que la leche.