Afección silenciosa cuyos microorganismos o bacterias forman una película en la superficie del diente denominada placa dental o bacteriana, una sustancia pegajosa e incolora que se encuentra en dientes, lengua y encías. Se la conoce popularmente como piorrea. Hay otros factores como el tabaco, la dieta, el estrés y algunas enfermedades del sistema inmune que también pueden influir.

El primer estadio de la enfermedad es la gingivitis, que empieza por la inflamación de las encías que enrojecen y sangran con facilidad. El segundo estadio, conocido como periodontitis, es una inflamación que afecta todas las estructuras de soporte de los dientes hasta llegar a la destrucción del hueso.

La progresión de la enfermedad, si no se trata, hace que los dientes se muevan, se caigan o tengan que ser extraídos.
Según el Instituto Vilaboa, especializado en salud buco-dental la enfermedad periodontal tiene tratamiento y solución en la mayoría de los casos. El tratamiento consiste en diferentes fases:

1. Uso del cepillo e hilo dental. Se le enseña al paciente cómo eliminar la placa bacteriana, mediante un correcto uso del cepillo y del hilo dental. Esta higiene se recomienda hacerla tres veces al día.

2. Eliminación del sarro. La placa calcificada conocida comúnmente como sarro se elimina de las encías y de la bolsa periodontal.

3. Cirugía. A veces el profesional deberá realizar intervenciones quirúrgicas.

4. Ajustes de obturaciones, fundas, puentes y prótesis. Si no están bien hechas, pueden favorecer el acúmulo de placa bacteriana.

5. Mantenimiento. Como última fase, es primordial, el mantenimiento. Se previene la enfermedad periodontal con buenos hábitos de higiene combinados con visitas al dentista dos veces al año.

Además se debe saber que hay un tratamiento según la severidad de cada caso.

Los signos típicos de la enfermedad periodontal, entre otros son: encías enrojecidas, inflamadas o dolorosas; encías que sangran con el cepillado o de forma espontánea; retracción de las encías y sensibilidad al frío; mal aliento persistente; movilidad y desplazamiento de los dientes; y flemones dolorosos de repetición.

La principal causa de que los adultos pierdan su dentadura es la enfermedad periodontal, que, junto con la caries, son las dos patologías más habituales de la boca y de las que, con mayor frecuencia, afectan al ser humano.