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Acción y mecanismo

Asociación antituberculosa.
Isoniazida.
Antituberculoso con acción micobactericida. La isoniazida es bacteriostática para los bacilos “en reposo” pero bactericida para los microorganismos en rápida división. Actúa específicamente sobre Mycobacterium Tuberculosis y algunas micobacterias atípicas (M. bovis). Carece de actividad sobre bacterias, hongos y virus. La acción primaria de la isoniazida sería la inhibición de la biosíntesis de los ácidos micólicos, que son componentes lipídicos específicos e importantes de la membrana de las micobacterias. Penetra con facilidad en la célula y es igual de eficaz frente a los bacilos que están creciendo en el interior de la célula que frente a los que están creciendo en medios de cultivo. Su bajo peso molecular le confiere una elevada capacidad de difusión. Su acción farmacoterapéutica no se modifica por las variaciones de pH del medio y, gracias a esta propiedad, licúa las caseificaciones (limpieza de cavernas).
Rifampicina.
Antibiótico bactericida. La rifampicina a concentraciones de 0,005-0,2 microg/ml inhibe el crecimiento de M. tuberculosis in vitro. Entre las micobacterias no tuberculosas, el M. kansaii es inhibido por concentraciones de 0,25-1 microg/ml. Concentraciones de 4 microg/ml suprimen la mayoría de las cepas de M. scrofulaceum, M. intracellulare y M. avium, pero ciertas cepas pueden ser resistentes a 16 microg/ml. El M. fortuitum es muy resistente. La rifampicina potencia la actividad in vitro de la estreptomicina y la isoniazida, pero no la del etambutol, contra M. tuberculosis. El mecanismo de acción de la rifampicina consiste en inhibir la RNA polimerasa DNA-dependiente de las micobacterias y otros microorganismos, llevando a la supresión de la iniciación de la formación de la cadena en la síntesis de RNA (pero no a su elongación).
Piridoxina.
Factor vitamínico (vitamina B6). La piridoxina contrarresta los mínimos efectos secundarios que pueda producir la isoniazida en tratamientos prolongados (defectos de absorción, alteraciones psicomotoras, neuritis).

Farmacocinética

Rifampicina.
– Absorción: Presenta una buena biodisponibilidad oral. La Cmax media de es de 8,8 microg/ml y se alcanza a las 2 h de la dosis, con una vida media de eliminación de 2,5 h. Después de su absorción en el tracto gastrointestinal, la rifampicina se elimina con rapidez en la bilis, entrando en la circulación enterohepática.
– Distribución: La rifampicina se distribuye en todo el organismo y se presenta en concentraciones efectivas en varios órganos y líquidos corporales, incluyendo el LCR.
– Metabolismo y eliminación: Durante su presencia en bilis, la rifampicina sufre desacetilación progresiva, de modo tal que 6 h después casi todo el antibiótico está en forma desacetilada. El metabolito principal es el 25-O-desacetilrifampicina, el cual conserva la actividad antibacteriana total y aproximadamente el 80% se excreta por la bilis. La reabsorción intestinal se reduce por desacetilación (y también por alimento) facilitándose así la eliminación. Se excreta por la orina hasta un 30% de la dosis de rifampicina; menos de la mitad de ella en forma inalterada. En presencia de daño de la función hepática, la vida media estaría ligeramente prolongada. Sólo en pacientes con disfunción hepática severa sería necesario disminuir la dosis.
Isoniazida.
– Absorción: la isoniazida presenta una buena biodisponibilidad oral. Su Cmax es de 5 microg/ml y se alcanza al cabo de 1 h, con una vida media de eliminación de 3 h.
– Distribución: La isoniazida difunde con facilidad a todos los tejidos del organismo. Se detecta en cantidad suficiente en los líquidos ascítico y pleural; la concentración que se observa en el líquido cefalorraquídeo es similar a la que se observa en plasma. Asimismo, la isoniazida penetra muy bien en el material caseoso. Inicialmente, la concentración de isoniazida es más elevada en el plasma y en el músculo que en el tejido infectado, pero este último retiene a la isoniazida durante un largo periodo de tiempo en cantidad superior a la que se requiere para la bacteriostasis.
– Metabolismo y eliminación: Un 75-95% de la dosis se excreta en la orina en las primeras 24 h. tras su administración, en forma de metabolitos, principalmente. La especie humana presenta una heterogenicidad de carácter genético en cuanto a la capacidad de acetilar a la isoniazida. La distribución de individuos que inactivan al fármaco de forma lenta y rápida es bimodal y se debe a las diferencias en cuanto a actividad de una acetiltransferasa. La velocidad de acetilación altera, de forma significativa, la concentración del fármaco que se alcanza en plasma y su vida media. La vida media del fármaco puede estar prolongada en caso de insuficiencia hepática.
Piridoxina.
– Absorción: las vitaminas B se absorben rápidamente en el tracto gastrointestinal, excepto en los síndromes de malabsorción. La piridoxina se absorbe principalmente en el yeyuno.
– Distribución: la piridoxina se distribuye ampliamente por todos los tejidos, en particular como piridoxal-5-fosfato y piridoxamina-5 fosfato. El depósito de mayor tamaño es la masa muscular, por estar unido el piridoxal-5-fosfato a la glucógeno-fosforilasa.
– Metabolismo y eliminación: El hígado es el primer órgano responsable de la metabolización de la vitamina B6 y suministra la forma activa de la vitamina a la circulación y otros tejidos. El principal metabolito que se elimina por orina es el ácido 4-piridóxico, que es inactivo.

Indicaciones

– Tuberculosis: pulmonar y extrapulmonar.

Posología

Vía oral:.
– Adultos con función hepática normal: La dosis de tratamiento recomendada: 1 sobre (300 mg de isoniazida; 600 mg de rifampicina; 50 mg piridoxina)/24 h.
– Insuficiencia renal grave o afección hepática crónica: ajustar la dosis.
– Niños: Debido a que la dosis pediátrica se calcula en mg/kg, la combinación fija de este medicamento hace inadecuado su uso para la mayoría de los niños.
– Normas para la correcta administración: Administrar en una sola toma por la mañana, preferentemente con el estómago vacío (al menos 30 minutos antes o 2 h después de las comidas). Se deberá disolver el contenido de un sobre en un vaso de agua y, después de su ingestión, volver a añadir agua en el vaso para asegurar la toma completa de la medicación.

Contraindicaciones

– Hipersensibilidad a la rifampicina, [ALERGIA A RIFAMICINAS] o a la isoniazida.
– [INSUFICIENCIA HEPATICA].
– [PORFIRIA].
– Intervención con [ANESTESIA GENERAL].

Precauciones

– [INSUFICIENCIA HEPATICA], [HEPATOPATIA]: se ha informado de la aparición de cuadros de disfunción hepática asociada a tratamiento tanto con isoniazida como con rifampicina. La administración concomitante de ambos fármacos potencia el riesgo de hepatotoxicidad de cada uno de ellos. El riesgo de hepatitis está asociado a la edad del paciente y al consumo habitual de bebidas alcohólicas.
Para minimizar la incidencia se recomienda tomar las precauciones siguientes: evitar el consumo de alcohol durante el tratamiento; en mayores de 35 años con prueba de tuberculina positiva pero sin factores especiales de riesgo, debe evaluarse la conveniencia de la quimioprofilaxis con isoniazida frente al riesgo de hepatitis, tomando en consideración las circunstancias individuales del paciente; es conveniente la evaluación mensual de la función hepática durante el tratamiento.
En un 10-20% de los pacientes aparece una elevación ligera y transitoria de las transaminasas séricas (usualmente dentro de los primeros 6 meses). La anomalía revierte por lo general manteniendo la terapia, pero si se evidenciara aumento progresivo de los signos de deterioro hepático, el tratamiento debe ser suspendido. La frecuencia de disfunción hepática progresiva aumenta con la edad, siendo muy rara en menores de 25 años.
Los pacientes con afectación de la función hepática sólo recibirán tratamiento con este fármaco en caso de necesidad absoluta y bajo estricto control médico. En estos pacientes se evaluará la función hepática mediante la determinación de las enzimas hepáticas, en especial de la ALT (SGPT) y AST (SGOT), antes del tratamiento y cada 2-4 semanas durante el mismo.
En algunos casos, durante los primeros días de tratamiento puede producirse un aumento de la bilirrubina sérica, debido a un mecanismo competitivo a nivel celular entre la rifampicina y la bilirrubina en las vías excretoras hepáticas. Por ello, la aparición ocasional de un moderado aumento de bilirrubina, fosfatasa alcalina y/o de las transaminasas séricas no implica la suspensión del tratamiento, pero requerirá una mayor vigilancia del paciente.
Debe instruirse al paciente para que informe inmediatamente a su médico si aparece sintomatología (fatiga, malestar general, sensación de debilidad, anorexia, náuseas, vómitos) que pudiera ser indicativa de enfermedad hepática. Asimismo, en caso de tener que suspender la terapia con este medicamento, se instaurará tratamiento alternativo apropiado.
La reintroducción del medicamento no se hará hasta que no hayan desaparecido totalmente los síntomas de hepatopatía, y se hayan normalizado los parámetros analíticos. La restauración de la terapia será gradual, empezando por dosis bajas, y se suspenderá inmediatamente en caso de recaída.
– Tratamiento intermitente (menos de 2 veces por semana) o reanudación después de periodos de descanso: riesgo de reacciones alérgicas “síndrome gripal”. Si el tratamiento se suspende, la reanudación se hará con dosis bajas. Si aparecen reacciones graves, se abandonará para siempre.
– [NEUROPATIA PERIFERICA]: se recomienda realizar examenes clínicos neurológicos regularmente y prestar espepecial atención cuando se administra a pacientes con elevado consumo de alcohol. Este medicamento, por contener piridoxina (vitamina B6), previene o regresa los raros casos de neuropatía provocada por el medicamento, en especial en pacientes de edad o malnutrición.
– La rifampicina puede causar una coloración rojiza de la orina, esputo y lágrimas carente de significado clínico. Puede provocar una coloración permanente de las lentillas de contacto blandas.
– Capacidad para conducción de vehículos y manejo de maquinaria peligrosa: La isoniazida a grandes dosis puede producir visión borrosa y/o mareos.

ADVERTENCIAS SOBRE EXCIPIENTES:
– Este medicamento contiene manitol. Dosis diarias superiores a 10 g pueden producir cierto efecto laxante leve.

Advertencias/consejos

Principios de tratamiento: El tratamiento correcto se evalúa con la negativización permanente de los exámenes bacteriológicos, siendo éste el criterio de curación (100% de curaciones definitivas en estas condiciones). Sea cual sea el contexto, no se comenzará el tratamiento más que una vez obtenida la prueba bacteriológica de la tuberculosis (entubamiento gástrico en ayunas, examen de orina, de LCR…) El examen bacteriológico comprende sistemáticamente examen directo, cultivo y antibiograma. Sin embargo, si hay una urgencia o si las lesiones son típicas y la baciloscopia negativa pese a su repetición, el tratamiento puede ser iniciado y será reconsiderado cuando se disponga de los resultados del cultivo.

Interacciones

Rifampicina:
La rifampicina es un potente inductor de las enzimas hepáticas, por lo que, al incrementar su metabolismo, puede disminuir la actividad de diferentes fármacos. Hay estudios en los que se ha registrado disminución de los niveles plasmáticos con posible inhibición del efecto, con los siguientes fármacos: analgésicos narcóticos (codeína, metadona, morfina), antagonistas de canales del calcio (nifedipina, verapamilo), antiarrítmicos (disopiramida, fenitoína, lidocaína, propafenona, quinidina), anticoagulantes (acenocumarol, warfarina), anticonceptivos orales (riesgo de embarazo), antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, nortriptilina), antidiabéticos orales (clorpropamida, glibenclamida, glimidina, tolbutamida), benzodiazepinas (diazepam, nitrazepam), betabloqueantes (bisoprolol, carvedilol, metoprolol, propranolol), cardiotónicos digitálicos (digoxina, en pacientes con insuficiencia renal), ciclosporina, clofibrato, cloranfenicol, corticosteroides (cortisona, fludrocortisona, hidrocortisona, metilprednisolona, prednisona, prednisolona), dapsona, doxiciclina, fluvastatina, haloperidol, inhibidores de la proteasa (indinavir, nelfinavir, ritonavir, saquinavir), itraconazol, metronidazol, mexiletina, paracetamol, quinina, sulfasalazina, tacrolimus, teofilina, terbinafina, tinidazol, zidovudina.
También puede interaccionar con:
– Aminosalicílico, ácido: hay estudios en los que se ha registrado disminución de la absorción de rifampicina, con posible inhibición de su efecto, por formación de complejos no absorbibles con la bentonita que acompaña al aminosalicílico en algunos preparados.
– Antiácidos (algeldrato, trisilicato magnesio, carbonato sodio): hay un estudio en el que se ha registrado disminuciones de la absorción de la rifampicina (20-35%), por el aumento del pH gástrico, así como por formación de complejos no absorbibles.
– Enalaprilo: hay algún estudio en el que se ha registrado disminución del área bajo curva (31%) del metabolito activo (enalaprilato), con inhibición del efecto hipotensor. El mecanismo no se ha establecido, ya que el efecto lógico sería el contrario.
– Fenobarbital: hay un estudio en el que se ha registrado disminución de los niveles plasmáticos de rifampicina, por posible inducción de su metabolismo hepático.
– Halotano: hay un estudio en el que se ha registrado potenciación de la toxicidad hepática, por posible adición de sus efectos hepatotóxicos.
– Isoniazida: hay estudios en los que se ha registrado potenciación de la hepatotoxicidad, por inducción del metabolismo de isoniazida, dando lugar a metabolitos hepatotóxicos.
– Ritonavir/Saquinavir: se aconseja evitar en lo posible la asociación de rifampicina con saquinavir/ritonavir debido al riesgo de toxicidad hepática aguda.
– Vancomicina: hay algún estudio en el que se ha registrado antagonismo in vitro de sus acciones, en administración sobre Staphylococcus aureus. No se conoce el mecanismo íntimo de la interacción.
Este medicamento puede interferir con las siguientes determinaciones analíticas:
– Sangre: falso aumento de bilirrubina total, utilizando el método modificado de Malloy, con el reactivo de ácido diazosulfanílico. Falso positivo del test de la sulfobromoftaleína, al provocar una reducción de la captación hepática de la sulfobromoftaleína. Falsa disminución en los métodos microbiológicos de determinación de folato y cianocobalamina.
Isoniazida:
– Ácido paraaminosalicílico: hay un estudio en el que se ha registrado aumento de la semivida plasmática de isoniazida, por inhibición de su metabolismo hepático, sobre todo en individuos acetiladores rápidos.
– Alcohol etílico: hay estudios en los que se ha registrado potenciación de los efectos depresores del alcohol sobre el sistema nervioso central, por posible inhibición de su metabolismo hepático.
– Antiácidos (algeldrato): hay estudios en los que se ha registrado disminución en la velocidad de absorción y la cantidad total de isoniazida absorbida, por retraso en el vaciado gástrico.
– Anticoagulantes (warfarina): hay estudios en los que se ha registrado aumento del tiempo de protrombina, con riesgo de hemorragia, por posible inhibición del metabolismo hepático del anticoagulante.
– Antidiabéticos (tolbutamida): hay estudios en los que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos de antidiabético, con posible potenciación de su acción y/o toxicidad, por inhibición de su metabolismo hepático.
– Benzodiazepinas (diazepam, triazolam): hay estudios en los que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos de la benzodiazepina, con posible potenciación de su acción y/o toxicidad, por inhibición de su metabolismo hepático.
– Carbamazepina: hay estudios en los que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos (50-100%) de carbamazepina, con posible potenciación de su acción y/o toxicidad, por inhibición de su metabolismo hepático.
– Ciclosporina: hay un estudio en el que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos de ciclosporina, por posible inhibición de su metabolismo hepático.
– Disulfiram: hay estudios en los que se ha registrado potenciación mutua de la toxicidad, produciéndose cambios en el comportamiento psicológico, así como problemas de confusión y estados de agitación, debido a su incidencia sobre el metabolismo de catecolaminas.
– Etambutol: hay algún estudio en el que se ha registrado potenciación de la toxicidad de etambutol.
– Etosuximida: hay algún estudio en el que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos de etosuximida, con posible potenciación de su acción y/o toxicidad, por inhibición de su metabolismo hepático.
– Fenitoína: hay estudios en los que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos de fenitoína, con posible potenciación de su acción y/o toxicidad, por inhibición de su metabolismo hepático.
– Haloperidol: hay un estudio en el que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos de haloperidol, con posible potenciación de su acción y/o toxicidad, por posible inhibición de su metabolismo hepático.
– Indinavir: hay algún estudio en el que se ha registrado aumento del área bajo curva (13%) de isoniazida, por posible inhibición de su metabolismo hepático.
– Insulina: hay estudios en los que se ha registrado aumento de las concentraciones plasmáticas de glucosa, con posible inhibición del efecto de insulina, parece que por interferencia en el proceso de formación del glucógeno y/o inhibición de la secreción insulina a nivel del páncreas.
– Levodopa: hay un estudio en el que se ha registrado potenciación de la toxicidad, con hipertensión y taquicardia. No se conoce el mecanismo.
– Paracetamol: hay algún estudio en el que se ha registrado disminución del aclaramiento (15%) de paracetamol, con posible potenciación de su acción y/o toxicidad, por inhibición de su metabolismo hepático.
– Petidina: hay un estudio en el que se ha registrado potenciación de la toxicidad, con hipotensión. No se conoce el mecanismo.
– Prednisolona: hay algún estudio en el que se ha registrado disminución de los niveles plasmáticos (25-40%) de isoniazida, con posible inhibición de su efecto, por inducción de su metabolismo hepático.
– Primidona: hay un estudio en el que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos (83%) de primidona, por posible inhibición de su metabolismo hepático.
– Propranolol: hay algún estudio en el que se ha registrado aumento en las concentraciones plasmáticas de isoniazida, por inhibición de su metabolismo hepático.
– Rifampicina: hay estudios en los que se ha registrado potenciación mutua de la hepatotoxicidad, por posible aumento de metabolitos hepatotóxicos de la isoniazida, por inducción de su metabolismo.
– Teofilina: hay estudios en los que se ha registrado aumento de los niveles plasmáticos de teofilina, con posible potenciación de su acción y/o toxicidad, por inhibición de su metabolismo hepático.
– Valpróico, ácido: hay un estudio en el que se ha registrado potenciación de la hepatotoxicidad. No se conoce el mecanismo.
– Zalcitabina: hay un estudio en el que se ha registrado un aumento del aclaramiento renal de isoniazida.
Este medicamento puede interferir con las siguientes determinaciones analíticas:
– Orina: glucosa.
Piridoxina:
– Inductores enzimáticos (fenitoína, fenobarbital): hay algún estudio en el que se ha registrado disminución de los niveles plasmáticos del antiepiléptico (40-50%), con posible inhibición de su efecto (riesgo de crisis convulsivas), por posible inducción de su metabolismo.
– Levodopa: hay estudios en los que se ha registrado disminución de los niveles plasmáticos de levodopa, con inhibición de su efecto (aumento de síntomas parkinsonianos), por posible inducción de su metabolismo.

Embarazo

La isoniazida y la rifampicina pertenecen a la categoría C de la FDA y la piridoxina, a dosis bajas, pertenece a la categoría A de la FDA. Los estudios en animales de experimentación han registrado efectos embriotóxicos y/o dismorfogénicos con rifampicina, con isoniazida, no se ha registrado anomalías congénitas aunque sí un efecto embriocida en algunas especies. No ha estudios adecuados y bien controlados en mujeres embarazadas con ambos fármacos. No obstante, con rifampicina se han descrito de forma aislada casos de anacefalia, hidrocefalia y malformaciones en las extremidades. La rifampicina es uno de los fármacos que se ha relacionado con hemorragia neonatal, para evitar este riesgo algunos autores recomiendan la administración profiláctica de fitomenadiona. La combinación de rifampicina e isoniazida, añadiendo etambutol en caso de resistencia, generalmente se considera aceptada para el tratamiento de tuberculosis en embarazadas. Asimismo, muchos expertos consideran válido el uso profiláctico de isonniazida en embarazadas que son positivas en el test de la tuberculina y que aunque no padezcan tuberculosis clínica sean propensas a una infección reciente o presenten condiciones médicas de alto riesgo (especialmente VIH positivas). Existe controversia en el inicio del tratamiento profiláctico, aunque generalmente se recomienda después del parto, no obstante, en mujeres con los riesgos anteriores se podría comenzar el tratamiento profiláctico después del primer trimestre o bien cuando se determine la infección.

Lactancia

La isoniazida y la rifampizina son excretadas con la leche materna, esta última en bajas cantidades. La piridoxina a las dosis utilizadas en la asociación no presenta problemas específicos. Se desconocen los efectos de la rifampicina en el lactante, no obstante, con la isoniazida existe riesgo de neuritis periférica y/o hepatitis en el lactante. Aunque, la Academia Americana de Pediatría considera el uso de isoniazida y rifampcina por separado compatible con la lactancia materna, se recomiendan, entre otras precauciones, exámenes periódicos para detectar signos y síntomas de los riesgos anteriores en el lactante.

Niños

Aunque no se han descrito problemas específicos en niños con los tres principios activos por separado, debido a que la dosis pediátrica se calcula en mg/kg, la combinación fija de este medicamento hace inadecuado su uso para la mayoría de los niños.

Ancianos

Los ancianos son más susceptibles a la hepatotoxicidad producida por isoniazida por lo que se aconsejan controles periódicos de la función hepática.

Reacciones adversas

La rifampicina y la isoniazida son habitualmente bien toleradas a las dosis recomendadas.
Rifampicina:
Las reacciones a la rifampicina que aparecen durante los tratamientos diarios o intermitentes comprenden:
– Reacciones cutáneas moderadas y poco extendidas, no apareciendo reacciones de hipersensibilidad. Típicamente consisten en: rubor y alteraciones con o sin rash. Pueden aparecer reacciones de hipersensibilidad cutánea mas severas pero no son frecuentes; – Reacciones gastrointestinales consistentes en anorexia, nauseas, vómitos, hinchazón abdominal y diarrea. Se ha registrado colitis pseudomembranosa en tratamientos con rifampicina; – Por sí misma, la rifampicina presenta una hepatotoxicidad mínima. Se trata de manifestaciones hepáticas de hipersensibilidad de aparición precoz (primer mes). Puede aparecer una hipertransaminasemia aislada, excepcionalmente asociada a síntomas clínicos; – Puede aparecer habitualmente asociada a los tratamientos intermitentes una trombocitopenia con o sin púrpura. Es reversible si el tratamiento se suspende en cuanto aparece la púrpura. En los casos de púrpura, la administración de rifampicina debe de interrumpirse ya que si la administración se mantiene se han registrado casos de hemorragias cerebrales fatales.
Raramente han aparecido en pacientes tratados con rifampicina eosinofilia, leucopenia y edema.
Las reacciones que aparecen habitualmente durante tratamientos intermitentes, probablemente de origen inmunoalérgico son las siguientes:
– Síndrome gripal, consistente en episodios febriles, escalofríos, dolor de cabeza, vértigos y dolor óseo apareciendo con mayor frecuencia entre el tercero y el sexto mes de tratamiento.
– Alteraciones respiratorias y asmatiformes.
– Bajada de tensión arterial y shock.
– Anemia hemolítica aguda.
– Insuficiencia renal aguda habitualmente debida a una necrosis tubular aguda reversible. También se ha registrado una necrosis cortical.
Se han registrado perturbaciones menstruales ocasionales en pacientes sometidos a tratamiento antituberculoso prolongado conteniendo rifampicina.
Isoniazida:
– Nauseas, vómitos, dolores epigástricos; – Pirexia, mialgias, artralgias o anorexia; – Numerosos efectos tóxicos son asociados a una hipersensibilidad y/o a dosis elevadas (superiores a 10mg/kg); – Hepatotoxicidad: elevación relativamente frecuente de las transaminasas: bilirrubinuria, hepatitis agudas raras (con o sin ictericia) pudiendo ser alguna de ellas severas.
– La hepatotoxicidad se incrementa por asociación a la rifampicina, por un mecanismo de inducción enzimático. Otros inductores enzimáticos pueden tener el mismo efecto (barbitúricos).
– Neurotoxicidad (parece debida al principio activo por carencia en piridoxina): Neuropatias periféricas, que se presentan con parestesias distales apareciendo sobre todo en acetiladores lentos, desnutridos y alcohólicos; Alteraciones psíquicas tipo excitación neuropsíquica: hiperactividad, euforia, insomnio; Se han descrito convulsiones, nerviosismo y atrofia óptica; En pacientes predispuestos, y en particular cuando se asocia a etionamida, han aparecido: accesos maníacos, delirios agudos o depresiones.
– Reacciones de hipersensibilidad (raras): fiebre, erupciones cutáneas, acné, ictericia o hepatitis, linfadenitis, eosinofilia, discrasia sanguínea; – Varios (excepcionales): síndrome reumatoide, algo-distrofia (síndrome hombro-mano), síndrome Lupus.

Sobredosis

Los síntomas observados se deben principalmente a la isoniazida cuya dosis letal es de 200 mg/kg.
El cuadro tóxico aparece entre 1/2 y 3 h tras la ingestión masiva del medicamento. Las primeras manifestaciones incluyen náuseas y vómitos, vértigos, alteraciones visuales o alucinaciones. Con dosis más altas se presenta depresión respiratoria, depresión central que puede progresar a coma profundo, y convulsiones. El cuadro metabólico se caracteriza por acidosis pronunciada, acetonuria e hiperglucemia.
Tratamiento: Asegurar en todo momento el mantenimiento de la función respiratoria. Proceder a lavado de estómago si puede hacerse antes de 3 h a partir de la ingestión. Si aparece un cuadro convulsivo, no intentar lavado de estómago hasta que esté controlado. Controlar las convulsiones con un barbitúrico de acción corta, vía endovenosa y después piridoxina por la misma vía (1 mg por cada mg de isoniazida ingerida). Controlar el cuadro de acidosis lo antes posible, utilizando infusión endovenosa de bicarbonato, ajustando la dosis en función de los parámetros analíticos. Instaurar diuresis osmótica forzada, manteniéndola hasta pasadas varias horas de la mejoría clínica. En casos extremos, recurrir a hemodiálisis. Si no fuera posible, a diálisis peritoneal junto con diuresis forzada.

Tags: clorhidrato
01 Jun 2009
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