Dejar de fumar y la fuerza de voluntad, 2 condiciones para acabar con el habito en 2011
Los expertos recomiendan acudir al médico o, al menos, al farmacéutico para conocer los mejores productos para dejar el tabaco.
La entrada en vigor de la nueva ley antitabaco a partir del próximo domingo, 2 de enero, animará a muchos ciudadanos a intentar dejar de fumar.
Para ello deberán estar convencidos de que quieren dejar el hábito y tener la suficiente fuerza de voluntad para mantener su objetivo, explica el director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp).
"Hay que tomar la decisión en serio y, una vez tomada, interviene la fuerza de voluntad, que es imprescindible".
Convencido de que el 2011 será un buen año para llevar a cabo este propósito que, junto con el de adelgazar, es uno de los más deseados en año nuevo por los españoles.
A su juicio, la nueva ley del tabaco, que prohibirá fumar en todos los bares y restaurantes, va a poner al fumador en "una situación incomoda".
"Unida al aumento de los precios del tabaco y a la situación económica, que tampoco es la más boyante que hayamos vivido en los últimos años, será una motivación para dejar de fumar".
El principal problema es la dependencia, quizá no tanto la física, como la psíquica; está última es la más difícil de sobrellevar en el caso de aquellos fumadores con mayor hábito.
En estos casos, teniendo en cuenta que "el tabaco es una de las sustancias más adictivas que existen", suele ser necesaria la ayuda de un profesional.
Así una encuesta realizada por el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el 27,5% de los fumadores declara haber intentado dejar de fumar alguna vez en el último año.
No obstante, el 45% de ellos logra estar sin fumar menos de una semana y sólo una cuarta parte consigue dejar de fumar durante 3 meses.
Mientras que el porcentaje de los que consiguen dejar el tabaco no supera el 4,3%.
Esta baja tasa de éxito puede explicarse en parte, al hecho de que la mayoría de los fumadores que intentan dejar el tabaco lo hace sin ayuda.
"Es cierto que para dejar de fumar hace falta un alto grado de motivación, pero también es necesario contar con medidas de apoyo adecuadas que incrementen las posibilidades de éxito".
Cuando se interrumpe el suministro de nicotina aparecen los síntomas de abstinencia: ansiedad, irritabilidad, impaciencia, dificultad de concentración, irritabilidad y dificultad para dormir, entre otros.
Pero hay que tener en cuenta que estos síntomas comienzan a disminuir al cabo de 2 ó 4 semanas sin fumar.
"Si se lleva fumando mucho tiempo se debe acudir a la ayuda externa, principalmente a los médicos especialistas en la deshabituación del tabaco.
Establecerle unas pautas, van a poder aconsejar alguno de los muchos productos que del mercado para dejar de fumar y que son eficaces".
"El tratamiento tiene que ser personal", ya que dependerá de la personalidad del fumador, el estrés al que está sometido diariamente, el tiempo que lleva fumando y la intensidad.
"Es el médico el que debe decidir qué es lo más adecuado, no debemos cometer el error de dar recetas generalizadas".
Recuerda que las oficinas de farmacia son también un punto idóneo donde encontrar ayuda, ya que muchos colegios oficiales de farmacéuticos de España organizan periódicamente campañas para asesorar y ayudar a los fumadores a dejar el tabaco.
Poner fecha y planificar
Una vez mentalizado de dejar de fumar, aconseja planificar bien los siguientes pasos a dar.
"El primero de ellos es fijar una fecha para dejarlo, buscando ayuda profesional", al tiempo que recomienda "fijarse pequeños plazos de abstinencia, como días o semanas, en lugar de pensar en no volver a fumar indefinidamente".
Además de crearse esta motivación para mantener la abstinencia, es recomendable elaborar una lista de las situaciones en las que es más fácil recaer en el hábito de fumar y prever actividades alternativas.
Hay que lavarse los dientes inmediatamente después de las comidas, evitar las actividades sedentarias y sustituirlas por paseos o por la práctica de deporte, respirar profundamente varias veces seguidas en los momentos de estrés y evitar los lugares con gran concentración de fumadores.
Siempre que se pueda, recomiendan sustituir las bebidas alcohólicas y el café por zumos naturales o tener siempre un bolígrafo disponible para aplacar el deseo de tener un cigarrillo entre los dedos.
Otros consejos para afrontar la abstinencia son tomar alimentos ricos en vitaminas, especialmente la vitamina B, ocupar los ratos de ocio con alguna afición.
Aprender técnicas sencillas de relajación para los momentos en que tengamos ganas de fumar, beber agua en abundancia y utilizar caramelos o chicles sin azúcar cuando sintamos necesidad de tener algo en la boca.
Chicles, parches y pastillas
El año pasado el mercado de medicamentos sin receta para la deshabituación del tabaco creció un 11% con respecto a 2008, así se vendieron más de 1,1 millones de unidades.
"Las posibilidades de éxito al dejar de fumar si recurrimos al apoyo farmacológico son mayores".
Entre los medicamentos que pueden ayudar a dejar de fumar figuran los basados en la terapia sustitutiva con nicotina (TSN).
Este tipo de fármacos se fundamentan en la administración controlada de nicotina con el fin de reducir gradualmente los síntomas de abstinencia y facilitar, de esta forma, la deshabituación del fumador.
Podemos encontrar ejemplos de terapia sustitutiva con nicotina en forma de parches transdérmicos, chicles y comprimidos chupar.
En España, este tipo de medicamentos se dispensan en las oficinas de farmacia sin necesidad de receta médica.
Lo que supone una gran comodidad para los fumadores que desean dejar el hábito, ya que no necesitan acudir al médico para comenzar el tratamiento.
El médico puede recomendar medicamentos con receta aunque no financiados, es el caso de aquellos con bupropión o vareniciclina como principio activo.
Dentro de estos recuerda que, "lamentablemente", sólo existe un medicamento financiado, aunque el fin de su prescripción no sea dejar de fumar.
"La sociedad debería ser ayudada si quiere dejar de fumar con todos los medios posibles", y eso, entiende, incluye la financiación de medicamentos para deshabituarse del hábito.
"El Estado ingresa unos grandes beneficios a sus arcas del Estado, y choca que la guerra contra el tabaco no se financie. La seguridad social no paga ningún producto para dejar de fumar".
"No hay que preocuparse si uno fracasa, siempre se puede volver a empezar", advierte García Gutiérrez, para quien el principal problema se encuentra en la falta básica de una educación de rechazo del consumo entre los más jóvenes.
"La prohibición es el fracaso de la educación, la lucha contra el tabaco tiene que estar más en la educación, en el sentido común y en la lógica, más que en la prohibición.
Deben desarrollarse todos los esfuerzos habidos y por haber para que los jóvenes no empiecen a fumar; y no hay que amargar la vida a aquel que quiere fumar, mientras no se dañe al prójimo no hay que tratar al fumador como un delincuente".