Acné
Es una enfermedad cutánea muy común, que afecta en mayor o menos grado a la mayoría de los adolescentes. Pero no se limita a esa edad, ya que en adultos de más de 20 años pueden sufrir también esta afección. Es una inflamación de las glándulas pilosebáceas de la piel que cursa con la obstrucción de sus poros y la aparición de diferentes lesiones en la piel.
Es una de las enfermedades más frecuentes del ser humano. Tres cuartas partes de los adolescentes y un 20% de los jóvenes de entre dieciocho y veinticinco años lo padecen.
Para los afectados de acné, la enfermedad se convierte en un problema que interfiere en sus relaciones personales y profesionales, provocando sentimientos de vergüenza e inseguridad que merman, significativamente, su calidad de vida.
Síntomas
No se trata de una enfermedad infecciosa, pero las bacterias que colonizan la piel desempeñan en ella un papel importante.
Presenta manifestaciones muy variadas, repartidas en cara, espalda, cuello… La seborrea es una manifestación casi universal.
El acné puede presentarse en forma de espinillas, algunas tapadas por piel normal, como quistes minúsculos, y otras abiertas, constituyendo los puntos negros. Pero también pueden ser pústulas, nódulos o quistes. Afecta principalmente a la cara, aunque también puede aparecer en la espalda, los hombros, el pecho y el cuello.
El acné se presenta cuando se obstruyen los orificios diminutos en la superficie de la piel llamados poros. Cada poro es una abertura a un canal llamado folículo, el cual contiene un pelo y una glándula sebácea. Normalmente, las glándulas sebáceas ayudan a mantener la piel lubrificada y ayudan a eliminar las células cutáneas viejas.
Cuando las glándulas producen demasiado aceite, los poros pueden resultar obstruidos, acumulando suciedad, desechos y bacterias. La obstrucción se denomina tapón o comedón.
Prevalencia
Los datos recogidos en el Estudio Lutside revelan que la prevalencia del acné entre los dieciocho y veinticinco años está en torno al 20% frente al 75% que se registra entre los adolescentes de entre doce y dieciocho años.
Sobre la duración de la patología los estudios destacan que un 60% de los adolescentes lo padecen entre uno y tres años. Estos datos se contemplan con la percepción de los especialistas, los dermatólogos, que declaran que un elevado porcentaje de los jóvenes que acuden a su consulta (un 30%) tiene más de veinticinco años.
Además, según los expertos, el problema se puede prolongar hasta más de los cuarenta años si no se trata adecuadamente o como consecuencia de la utilización de productos inadecuados a las necesidades particulares de cada enfermo.
Tratamiento
Su tratamiento requiere constancia y la prescripción del dermatólogo variará según el tipo de acné. El especialista deberá determinar si la afección cutánea es un acné común, ya que a veces, una afección cutánea similar al acné puede tener otras causas, como reacción a medicamentos por vía oral, a maquillaje u otros productos.
No existe una curación artificial instantánea ni permanente del acné, pero se puede controlar y tratar de forma apropiada y así evitar que queden cicatrices permanentes.
Repercusión social
La mayor preocupación por la enfermedad, asociada al incremento de las implicaciones sociales de la belleza, hacen que, a partir de los dieciocho años, aumenten las visitas al dermatólogo: mientras que solo dos de cada diez adolescentes consultaban al especialista médico y preferían guiarse por las recomendaciones del farmacéutico y, en gran medida, por sus familiares y amigos, la mitad de los jóvenes con acné acuden al dermatólogo en busca de un tratamiento específico.
En cuanto a la repercusión en la calidad de vida, se han extraído datos significativos como es el hecho de que un 30% de los jóvenes afectados han modificado sus actividades diarias (asistir a clase, hacer deporte, quedar con amigos o con una persona del sexo opuesto) por culpa del acné.
Incluso un 47% de los jóvenes con acné grave reconoce hacer retrasado o cancelado una cita con personas del otro sexo en momentos en que presentaban lesiones acneicas muy visibles.
El acné es causa de complejos. Un 30% de los adolescentes con acné grave ha dejado de salir de casa en alguna ocasión por la enfermedad. Un 47% de los jóvenes de entre dieciocho y veincinco años ha cancelado alguna cita a causa del acné.
Dermatólogos y pediatras recomiendan a los padres que tienen hijos con acné que acudan lo más pronto posible a la consulta de un especialista para evitar la aparición de secuelas que puedan afectar al niño en el futuro.
El tratamiento precoz es la única forma de evitar que esas lesiones acaben produciendo cicatrices y dejen a los niños prácticamente limitados en su vida social.
Acné en adultos
El acné ha estado ligado a los adolescentes. En los últimos años se ha producido un aumento considerable de personas adultas que presentan alguna alteración en el cutis.
Entre ellas, las mujeres son las principales víctimas de irritaciones y espinillas, debido, sobre todo, a los cambios hormonales que experimenta su cuerpo durante la menstruación o embarazo.
En la actualidad, el 30% de los pacientes de las consultas de dermatología superan los 25 años. Una cifra que supera la de épocas pasadas y que algunos expertos achacan a la polución, el estrés o la demora en acudir al especialista y recibir el tratamiento adecuado.
Este incremento se debe también al hecho de que ahora se da más importancia a la estética y se acude más al especialista.
Los dermatólogos advierten también sobre el abuso de cremas y cosméticos para disimular los granos y culpan a esta práctica de la aparición de un mayor número de erupciones.
Debe cerciorarse de que el producto está probado dermatológicamente y clasificado como no comedogénico u oil free (libre de grasa) para que no se tapone el folículo de la piel.
El secreto reside en eliminar cualquier resto de maquillaje al final del día y quitar el exceso de grasa de la cara.
Respecto al estrés, que favorece la aparición de granitos en la parte inferior de la cara, alrededor de la mandíbula y la barbilla, es importante controlarlo para mantener a raya el acné.
Como consecuencia de una época de tensión, los adultos registran un aumento de los corticoides, que favorece la producción del acné y agrava la enfermedad conforme la edad aumenta.