Acúfeno
El acúfeno o tinnitus es la percepción de uno o varios sonidos en los oídos que no proceden de una fuente de emisión externa. Generalmente suelen ser tonos agudos (pitidos) o zumbidos, aunque algunos pacientes refieren la percepción del sonido del mar, grillos o burbujeos.
La percepción de sonidos de unos segundos de duración se considera normal (por ejemplo, cuando salimos de una discoteca), pero cuando la duración de estos se prolonga durante horas o bien se presentan de una forma constante, el acúfeno corresponde a un fenómeno patológico de la vía auditiva.
Debemos diferenciar este término de los somatosonidos (o acúfenos objetivos), que incluyen todos aquellos sonidos producidos en alguna zona del cuerpo humano y que el oído puede captar (ruido del corazón, la respiración, las articulaciones). Estos sonidos deben ser estudiados ya que pueden suponer el inicio de una enfermedad circulatoria o cardiaca.
El acúfeno es frecuente en la población general: más de ochocientas mil personas padecen este síntoma en nuestro país. Prácticamente cualquier patología del oído puede ser la responsable de la generación de un acúfeno, desde un simple tapón de cerumen, una otitis, una sordera repentina, una enfermedad de Ménière, hasta un tumor del sistema nervioso.
Un número importante de pacientes presentan acúfenos secundarios a la exposición a sonidos altos durante largos periodos de su vida (maquinaria o caza) aunque también los refieren más de un tercio de los individuos de la tercera edad.
La aparición del acúfeno provoca en muchas personas una reacción de alarma o miedo que les impulsa a ir al otorrinolaringólogo. Otros individuos muestran actitudes más pasivas y consultan al médico tras un largo periodo de evolución en el que no se ha conseguido una habituación favorable.
Ambos extremos constituyen un riesgo, ya que el propio temor que genera el acúfeno es el responsable de un incremento en su percepción y, por otro lado, si bien un alto porcentaje de acúfenos son debidos a discretas lesiones del sistema auditivo de escasa repercusión, en otros casos, puede ser el primer síntoma de una patología severa, que debemos detectar para un correcto tratamiento.
No en vano, más del 80% de pacientes con acúfenos presentan una pérdida de audición. El desconocimiento de la causa y tratamiento del acúfeno, la sensación de alarma que desarrolla el paciente o las falsas creencias en un pronóstico desfavorable pueden incrementar su incapacidad y provocar ansiedad, insomnio o cuadros de depresión en el individuo.
El objetivo del tratamiento es en primer lugar, eliminar la posible causa que genera el acúfeno. Si existe una otitis, deberemos tratarla con los fármacos adecuados. Algunas enfermedades del oído que cursan con acúfenos requieren una cirugía para su curación. La eliminación de la causa que genera el acúfeno no supone una garantía de que este se resuelva.
A menudo, coexisten varias causas responsables y no todas son tratables; y en otros casos, el acúfeno origina una serie de cambios en las estructuras cerebrales de la audición, haciendo que el síntoma se cronifique y se siga percibiendo aun desapareciendo las causas que lo provocaron.
Los acúfenos que no han respondido a su tratamiento etiológico pueden beneficiarse de fármacos que actúan en el oído interno con el fin de reducir o eliminar la percepción de estos sonidos. Estas sustancias tienen unos resultados muy variables en unos pacientes y en otros, otras tienen una eficacia muy limitada o ausente y algunas de ellas presentan efectos secundarios importantes que no justifican su dudosa validez.
Ciertos fármacos pueden administrarse directamente en el oído a través de un tubo de drenaje en el tímpano, incrementando su acción a nivel local y reduciendo sus efectos secundarios. Por tanto, el uso de fármacos para los acúfenos debe ser siempre prescrito por un profesional e individualizado para cada paciente.
En los últimos años, se han desarrollado nuevas teorías cuya meta no es la curación del acúfeno sino incrementar los procesos de habituación al mismo, de forma que aun percibiéndose en situaciones de silencio y de atención al mismo, el acúfeno deja de ser una molestia para el individuo.
Pasa a ser una señal neutra que no interfiere en ninguna actividad diaria ni en nuestro estado anímico: reducimos su percepción al eliminar la reacción que nos provoca.
Este método, que se conoce como Terapia de Reentrenamiento para Tinnitus (TRT), utiliza tres elementos:
• El primero es un amplio consejo por parte del otorrinolaringólogo especialista en acúfenos acerca de la benignidad del proceso, los mecanismos naturales de habituación al acúfeno, las posibilidades de aceleración de esta habituación y el control de la reacción que provoca.
• El segundo elemento es el tratamiento de la patología emocional (ansiedad, depresión) que en muchos pacientes supone la causa fundamental de la severidad de su acúfeno.
• El tercero es la utilización de la terapia sonora a través de tres métodos: terapias de sonido natural (cintas de música, sonidos de la naturaleza, ruidos blancos, etc.), la adaptación de audífonos en los casos en los que se asocia pérdida auditiva y la utilización en ambos oídos de unas prótesis auditivas denominadas generadores de ruido blanco que incrementarán el nivel de ruido ambiental y favorecerán la reducción en la percepción de los síntomas.