Amigdalitis
La función de las amígdalas consiste en ayudar a luchar contra los gérmenes que entran en el cuerpo a través de la boca.
En la amigdalitis o simplemente anginas, las amígdalas se engrosan o inflaman y adquieren un color rojizo, pudiéndose recubrir de una capa de secreciones amarillas, blancas o grises.
La amigdalitis aguda, por otra parte, es la infección de las amígdalas palatinas. Proceso muy frecuente en la infancia. La amigdalitis aguda bacteriana (eritemato-pultácea) está ocasionada por el estreptococo beta-hemolítico del grupo A con mayor frecuencia.
Síntomas
Típicamente un niño con amigdalitis tiene dolor de garganta, fiebre, los ganglios linfáticos del cuello inflamados y problemas para respirar.
El cuadro clínico cursa con fiebre alta, dolor al tragar (odinofagia), y aumento de los ganglios del cuello. En la exploración se pueden apreciar las amígdalas aumentadas de tamaño cubiertas por unas placas pultáceas blanco-amarillentas.
Tratamiento
El tratamiento del episodio debe ser con antibiótico (amoxicilina-ácido clavulánico) y tratamiento sintomático.
Si las infecciones son frecuentes o tiene dificultades para respirar, es posible que necesite una cirugía. La cirugía para extirpar las amígdalas se denomina tonsilectomía.
El tratamiento quirúrgico se realiza en los episodios asintomáticos y la indicación quirúrgica se debe realizar en base al número de episodios documentados al año.
Se considera indicación de amigdalectomia 7 episodios bien documentados de amigdalitis en un año, 5 dos años seguidos o bien 3 episodios 3 años seguidos.
De cualquier forma estas son indicaciones relativas y la selección del paciente a intervenir debe ser individualizada.
Es importante administrar al niño abundantes líquidos. Lavarle con frecuencia las manos y hacer que se cubra la boca al toser o al estornudar para evitar contagios.
La faringoamigdalitis
La faringoamigdalitis es una infección de la faringe y de las amígdalas, es decir, de la garganta y de las anginas. Se trata de una de las infecciones más comunes durante la infancia, sobre todo en la edad escolar.
Es conveniente distinguir entre lo que es una infección verdadera de la faringe y lo que es el enrojecimiento que se produce en el curso de un catarro de vías altas, ya que el tratamiento puede ser distinto.
Causas
La faringoamigdalitis es una enfermedad infecciosa y, por tanto, adquirida por contagio, bien a través del aire (al toser o estornudar) o bien por contacto directo. Conviene desterrar ciertos mitos como el que la enfermedad se produce por no abrigarse lo suficiente, por beber líquidos fríos o comer helados, por exponerse a corrientes de aire, etc.
En la mayoría de los casos, los causantes son los virus: 90% a 95% de las veces en menores de 3 años y 50% a 70% de las veces en niños mayores de 5 años. En el resto de ocasiones están producidas por bacterias, siendo la más frecuente el estreptococo
Síntomas
La enfermedad comienza entre 12 horas y 5 días después del contagio.
La faringoamigdalitis vírica suele tener un comienzo gradual, con fiebre moderada (generalmente menor de 39° C), dolor de garganta, existencia de pequeños ganglios en el cuello y poca afectación del estado general.
Con frecuencia se acompaña de otros síntomas como mucosidad nasal, tos y enrojecimiento ocular. Al examinar la garganta, se ve un enrojecimiento difuso de la misma y pueden aparecer secreciones purulentas (placas).
La faringoamigdalitis bacteriana (llamada generalmente estreptocócica, por ser ésta la bacteria más frecuente) suele tener un comienzo brusco, con fiebre más elevada que en el caso anterior (generalmente superior a 39° C), aumento de los ganglios del cuello y mayor afectación del estado general. Es habitual que aparezca dolor de cabeza, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Al mirar la garganta, ésta se presenta muy enrojecida, a veces con puntitos rojos, como hemorrágicos (petequias) y es frecuente que las amígdalas estén cubiertas de placas blanquecinas.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad se realiza por los síntomas y la exploración de la garganta. Ahora bien, tiene gran interés el diagnóstico microbiológico, que permite distinguir una faringoamigdalitis vírica de una bacteriana, ya que la evolución, el tratamiento y las posibles complicaciones son diferentes.
En este caso, el valor de los síntomas es limitado. El único diagnóstico definitivo se hace por cultivo de los gérmenes de la garganta, pero como el resultado de este método no es inmediato, el tratamiento se suele realizar antes de tener un diagnóstico de certeza de si es o no un proceso bacteriano.
No obstante, no siempre será preciso recurrir al análisis de la garganta (frotis faríngeo) cuando su pediatra diagnostique una faringoamigdalitis, ya que, como se ha comentado, la edad del niño y los síntomas asociados pueden orientar suficientemente el diagnóstico hacia la causa viral o la bacteriana.
Complicaciones
Habitualmente las faringoamigdalitis víricas no se complican y curan espontáneamente en pocos días. Un tipo especial es la mononucleosis infecciosa, que está causada por el llamado virus de Epstein-Barr, y que se manifiesta por fiebre alta, amígdalas con extensas placas blanquecinas y ganglios cervicales de gran tamaño.
Se acompaña de decaimiento, inapetencia y crecimiento del hígado y del bazo, por lo que conviene tener cierta precaución con el ejercicio y los golpes, al estar más expuestos (ha aparecido algún caso de rotura de bazo). El tratamiento con ciertos antibióticos puede provocar la aparición de una erupción en la piel, parecida al sarampión.
Las faringoamigdalitis estreptocócicas, si no se tratan adecuadamente, el algunos casos pueden producir complicaciones como fiebre reumática y glomerulonefritis aguda, que es una afectación del riñón. No obstante, hoy en día estas complicaciones son muy poco frecuentes en nuestro país.
Un tipo particular de faringoamogdalitis estreptocócica es la escarlatina. En ella, además de las petequias en el paladar (que son muy típicas de esta enfermedad), aparece una erupción que se caracteriza por enrojecimiento facial que respeta la zona naso-labial (aspecto de cara abofeteada) y pequeñas manchas en el tronco, como pequeños puntitos rojos, rasposos al tacto, a veces más palpables que visibles, y que tienden a intensificar su color en los pliegues (axilas, ingles, etc.).
Tratamiento
El tratamiento de los procesos víricos es sintomático, utilizando antitérmicos-analgésicos para la fiebre y el dolor. Es frecuente que los niños no quieran comer, fundamentalmente debido al dolor. Es conveniente ofrecerles líquidos frescos.
En el caso de faringoamigdalitis estreptocócicas, el tratamiento se realiza con antibióticos, generalmente penicilina, aunque también otros resultan eficaces. El tratamiento antibiótico debe completarse, ya que si interrumpimos el tratamiento una vez que el niño se encuentra bien (lo cual suele ocurrir a los pocos días), la infección puede activarse de nuevo o bien no eliminarse el estreptococo de la garganta, con el riesgo de que aparezcan las complicaciones que comentamos antes.
Consejos para los padres
Es importante recalcar que nunca se debe dar a un niño un antibiótico sin estar prescrito por un médico. En caso de fiebre y dolor de garganta, se debe iniciar el tratamiento en casa con antitérmicos y con las medidas generales que veíamos antes, hasta que el niño pueda ser valorado por el pediatra. Además, durante las primeras 24 horas de tratamiento, debe evitarse el contacto con otros niños para evitar contagios.
Los motivos de consulta inmediata son:
- Dificultad progresiva para tragar o respirar.
- Exceso de salivación continua.
- Presencia de labios morados.
Cuando se debe operar
Las faringoamigdalitis de repetición son un problema frecuente en la infancia. Las indicaciones de extirpar las amígdalas son actualmente muy limitadas, dada la drástica disminución de episodios a partir de los 6 años y que no está aceptado que la ausencia de anginas disminuya la frecuencia de infecciones de garganta.
Estas indicaciones quedarían limitadas, prácticamente, a tres:
- Crecimiento desmesurado de las anginas que dificulte el paso de aire a través de la garganta.
- Episodios de faringoamigdalitis graves que produzcan complicaciones como abscesos de pus en las paredes de la faringe o bien fiebre reumática.
- Repetición de episodios tan frecuentemente que interfieren significativamente la vida normal del niño.