Esta infección puede provocar enfermedades respiratorias graves, como las bronquiolitis o la neumonía y ser causa de paradas respiratorias, por lo que puede convertirse en una amenaza para la vida del bebé. Se calcula que esta infección origina anualmente entre 15 y 20 mil consultas pediátricas de urgencia y causa el ingreso hospitalario de entre 7.000 a 14.000 niños. En el caso de niños prematuros las hospitalizaciones son más frecuentes y más graves, teniendo muchos de ellos que ser atendidos en unidades de cuidados intensivos.

Esta infección puede estar relacionada con el posterior desarrollo de asma en la infancia.