El tratamiento inicial puede consistir en el reposo de la rodilla utilizando muletas, junto con aspirina o un fármaco antiinflamatorio no esteroideo durante 7-10 días. La persona debe limitar la actividad deportiva hasta que la articulación se cure. Puede usar hielo seguido por calor para disminuir la inflamación. Cuando el médico le permite reanudar el deporte, puede prescribirse un refuerzo para la rodilla en forma de estabilizador con un agujero en la rótula.

El tratamiento también incluye ejercicios de bajo impacto para fortalecer los músculos cuádriceps que ayudan a estabilizar la articulación de la rodilla.

Aproximadamente el 85% de personas responden bien al tratamiento conservador. El resto aún tiene dolor grave y puede requerir cirugía artroscópica para reparar los tejidos dentro de la articulación de la rodilla. En casos más graves puede requerirse cirugía abierta para realinear la rótula de la rodilla y tal vez otras correcciones.