Las personas sanas pueden desarrollar hematomas por cualquier herida que no rompa la piel. El ejercicio vigoroso puede causar moretones al provocar pequeños desgarros en las paredes de los vasos sanguíneos. En una condición conocida como contusión simple, hay una tendencia a tener moretones con facilidad debido a un aumento de la fragilidad de los vasos sanguíneos. Los hematomas también se desarrollan más fácilmente en ancianos debido a que la piel y los vasos sanguíneos tienden a ser más delgados y frágiles con la edad y a que suele haber un mayor uso de medicamentos a estas edades que interfieren con el sistema de coagulación de la sangre. En la condición conocida como contusión senil, los ancianos desarrollan moretones por contacto mínimo que pueden tardar varios meses en sanar completamente.

El uso de antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno y el naproxeno sódico puede producir un aumento de moretones. La aspirina, los antidepresivos, medicamentos para el asma y medicamentos con cortisona también tienen este efecto. Los medicamentos anticoagulantes, en especial la warfarina, pueden ser la causa de contusiones graves.

A veces las contusiones están vinculadas con enfermedades más graves. Hay una serie de enfermedades que causan sangrado excesivo o sangrado por lesiones demasiado leves como para tener consecuencias en personas sanas. Una tendencia anómala al sangrado puede deberse a trastornos hemorrágicos hereditarios, ciertos medicamentos con receta,  enfermedades de la sangre como la leucemia y enfermedades que incrementan la fragilidad de los vasos sanguíneos. Si aparecen grandes áreas de hematomas o si se producen con gran facilidad, puede ser síntoma de un problema. Otras causas que se deben descartar son las enfermedades hepáticas, el alcoholismo, la adicción a las drogas y el SIDA. Los moretones que se producen alrededor del ombligo pueden ser indicadores de una  hemorragia interna peligrosa; los hematomas detrás de la oreja, llamados signo de Battle, pueden deberse a una fractura de cráneo y contusiones elevadas pueden señalar enfermedades autoinmunes.