Papiloma humano
Papiloma humano
El virus del papiloma humano es un grupo grande de virus de los cuales se han identificado más de 100 tipos, de éstos cerca de 40 son transmitidos sexualmente e infectan el aparato genital masculino y femenino.
El grupo de tipos considerados de alto riesgo (de producir cáncer) está constituido por al menos 15 tipos. Produce infecciones de piel y también afecta las mucosas del tracto anogenital, el oral (boca, garganta) y respiratorio.
En la piel las lesiones más frecuentes son las verrugas cutáneas, también llamadas verrugas vulgares y las verrugas plantares, que son lesiones en las plantas de los pies, a menudo dolorosas.
Las lesiones anogenitales incluyen las verrugas genitales (condiloma acuminado, cresta de gallo) que son formaciones carnosas con aspecto de coliflor que aparecen en las zonas húmedas de los genitales.
Las verrugas genitales, por lo común, son causadas por los tipos VPH-11 y VPH-16. Estos tipos de VPH también pueden producir verrugas en el cuello del útero, en la vagina, la uretra y el ano.
Los virus del papiloma humano también están relacionados con varios tipos de cáncer, entre los cuales se incluyen: cáncer del cuello del útero (cervicouterino) y cáncer de varios órganos, tales como:
amígdala, faringe, esófago, mama, próstata, ovario, uretra y de piel.
En la boca y garganta el virus del papiloma humano produce el papiloma oral y el papiloma laríngeo. También producen el papiloma de la conjuntiva del ojo y el papiloma nasal.
Virus del papiloma humano se dividen en 2 grupos
Se denomina factor de riesgo a aquel factor asociado con el riesgo de desarrollo de una enfermedad. Es necesario la presencia de otros factores asociados para causar la enfermedad (en el caso del VPH otros factores son: conducta sexual, mala nutrición, tabaquismo, etc.)
VPH de bajo riesgo
Son aquellos cuyo riesgo de provocar cáncer es bajo y son el VPH 6, 11, 40, 42, 53, 54 y 57. Los VPH que provocan verrugas genitales, también llamado condiloma acuminado y cresta de gallo, están en este grupo.
Los tipos de VPH de bajo riesgo pueden causar cambios leves en el cuello del útero de una mujer. Estos cambios no conducen al cáncer. No son perjudiciales y desaparecen con el tiempo.
VPH de alto riesgo
Son los que se encuentran con mayor frecuencia asociados en los casos de cáncer de cuello uterino e incluyen el VPH 16, 18, 31, 35, 39, 45, 51, 52, 56 y 58. De estos tipos el VPH 16 y el 18 son,los más importantes que se encuentran con más frecuencia vinculados al cáncer cervicouterino.
En el mundo, entre el 10 y 15% de las mujeres de 30 a 35 años están infectadas, existen grandes diferencias entre países, asociadas a las distintas pautas de relaciones sexuales (más riesgo cuando es más alta la promiscuidad sexual y la edad de inicio de las relaciones sexuales).
En España alrededor del 3% de las mujeres de 30-35 años está infectada.
Síntomas que lo produce
La infección pasa desapercibida al no producir síntomas. En la mayoría de las personas infectadas, los virus desaparecen espontáneamente sin secuelas a lo largo de los dos años siguientes a una infección.
Las reinfecciones y las infecciones múltiples (por distintos tipos de este virus a la vez) son muy frecuentes, más del 50% de las personas sexualmente activas han sido infectadas en algún momento de su vida sexual.
En los casos en los que los virus de los tipos asociados al cáncer no son eliminados, y quedan en las capas profundas de la piel y mucosas genitales, aparecen al cabo de los años lesiones precancerosas, que si no se eliminan quirúrgicamente, evolucionan hacia el cáncer.
Si la infección persistente es de los tipos causantes de las verrugas genitales, al cabo de unos años, aparecen estas lesiones que no se malignizan, no producen cáncer, pero son motivo frecuente de consulta ginecológica.
En el caso de infección durante el parto del neonato, de papilomatosis respiratoria recurrente en el bebé.
Diagnóstico
Se diagnostica con la exploración ginecológica y la realización de citologías periódicas (prueba de Papanicolaou) en las mujeres sexualmente activas y control de las lesiones precancerosas, con disminución importante de la frecuencia de cáncer de cuello uterino.
Es recomendable la realización cada 3-5 años de citologías en todas las mujeres sexualmente activas y debe de mantenerse de acuerdo a los criterios científicos, y a los antecedentes de cambios de pareja y resultados de las citologías previas de cada mujer.
Tratamiento
No existe tratamiento para la infección. En las mujeres mediante el cribado por citologías, se detectan lesiones precancerosas de cuello uterino, se tratan mediante técnica quirúrgicas, con resección más o menos amplia en dependencia del grado de la lesión.
Puede requerir la histerectomía (extirpación del útero), y tratamientos antitumorales cuando se maligniza (se detecta un cáncer). El cáncer del resto de localizaciones, se trata dependiendo de su ubicación y grado de afectación del cáncer (cirugía, radioterapia o quimioterapia).
Cómo se evita el contagio
Hay en el mundo 2 vacunas que previenen la infección por los virus del papiloma, asociados con mayor frecuencia a la producción de cáncer de cuello uterino, vagina, vulva, ano y pene, lo que permitirá prevenir más del 70% de estos cánceres.
La vacuna es eficaz para prevenir la infección, su aplicación debe de realizarse antes del primer contacto sexual, antes de que se tengan relaciones sexuales. Una vez infectada la persona, la vacunación no tiene ninguna eficacia.
La edad de vacunación sistemática idónea es en la preadolescencia (entre los 9 y 14 años). Esta en la decisión de a qué grupos de edad y si solamente en mujeres, o también en varones, recomendar la vacunación sistemática.
Hay un gran consenso en la prioridad de incorporar la vacuna frente al papilomavirus en el calendario de vacunaciones infantiles, en niñas a una edad entre los 9 y los 14 años.
Recientemente se acordó recomendar la vacunación sistemática en adolescentes de 11-14 años, se apruebe en el calendario de vacunaciones de cada comunidad autónoma, incorporándose antes del año 2010.
La vacunación de las niñas adolescentes ha sido apoyada por las sociedades científicas españolas, aplicándose en tres dosis separadas por un intervalo de dos meses entre la primera y segunda dosis y de cuatro entre la segunda y la tercera.
La utilización de las vacunas frente a los tipos de virus del papiloma más patógenos, recientemente comercializadas en el mundo, no elimina la necesidad de realización de las citologías, si bien permitirá ir adecuando la frecuencia de su realización en mujeres vacunadas con intervalos de control más largos.