Beber a menudo ayuda a prevenir acidez y nauseas en el embarazo
El agua facilita el flujo de nutrientes hacia el torrente sanguíneo del feto y su distribución por todo el organismo.
Mejora los problemas de estreñimiento habituales durante la gestación; contribuye a aumentar la cantidad de orina, lo que ayuda a depurar el cuerpo de toxinas, y reduce la incidencia de cálculos renales e infecciones de vías urinarias.
Advierte de que la deshidratación durante el embarazo puede ser peligrosa, causa dolores de cabeza, náuseas e incluso contracciones en el tercer trimestre; y, durante la lactancia se debe incrementar el aporte de líquidos.
Las modificaciones hormonales aumentan el umbral de la sed y el organismo tarda más tiempo en informar que necesita agua, por lo que se debe aconsejar beber de manera periódica, incluso antes de tener sed.
Recomienda a la mujer embarazada aumentar la ingesta diaria de líquidos, aproximadamente 2,7 litros diarios de líquido, transformando la regla de los 8 vasos de agua por día en 10 vasos de agua diarios.
La retención de agua representa una alteración fisiológica del embarazo producida por el descenso de la osmoralidad plasmática y la secreción de hormona antidiurética que aumenta la necesidad de hidratación.
Éste es un periodo fisiológico en el que se producen numerosos cambios y en el que se modifican las necesidades nutricionales.
Durante el mismo, es tan importante tener una dieta equilibrada como beber la cantidad de líquidos adecuados, dentro de un estilo de vida activo y saludable.
Igualmente, hay que tener en cuenta que la evolución y desarrollo del feto también se verá influenciada por un correcto aporte de todos los nutrientes y, cómo no, de un adecuado estado de hidratación.
Nuevo documento de consenso
El objetivo de esta guía es el de mejorar el conocimiento de los profesionales de la salud sobre la hidratación y ayudar a prevenir los procesos de deshidratación en las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
Dentro del documento, entre otras recomendaciones. Las bebidas con un contenido determinado de azúcares y de sales minerales, correctamente utilizadas, permiten optimizar la hidratación al posibilitar un rápido vaciamiento del estómago.
En cuanto a la actividad física,las mujeres embarazadas pueden realizar un suave ejercicio aeróbico (caminar, nadar), sin exponerse directamente al sol.
Evitando las horas de calor y sin realizar esfuerzos excesivos ni ejercicios que puedan desencadenar contracciones.
Es muy importante la reposición posterior tanto de líquidos como de sales minerales perdidas por el sudor.