La otra cara del contacto piel con piel

Diego es el segundo hijo de Jenifer y un bebé con suerte porque no lo separaron de su madre al nacer. En el hospital La Paz (Madrid), donde vino al mundo, hace año y medio que ‘dejan’ que los recién nacidos estén ‘piel con piel’ con sus mamás durante las dos horas posteriores al parto.

"Es una experiencia única, maravillosa por la que todas las madres que quieran deberían poder pasar",ha tenido la oportunidad de disfrutar también de esta práctica con su hijo mayor.

La Organización Mundial de la Salud defiende que "lo ideal sería que el contacto temprano piel con piel comience inmediatamente tras el nacimiento, al colocar al recién nacido desnudo en posición decúbito ventral sobre el torso desnudo de la madre.

Esta práctica basada en el contacto íntimo en las primeras horas de vida puede facilitar la conducta materno-neonatal y las interacciones a través de estímulos sensoriales como el tacto, el calor y el olor.

Está considerado un componente importante para el inicio satisfactorio en la lactancia".

"Afortunadamente estamos volviendo a los orígenes. La separación del hijo de su madre es una práctica reciente, en parte porque se le realizan una serie de exploraciones médicas al neonato.

Pero en los últimos años se ha retomado la tendencia a mantener al recién nacido junto a su madre, incluso las pruebas se le practican sin separarlo de ella. Cuando no se puede porque la madre ha pasado por una cesárea o está muy cansada, el contacto se realiza con el padre".

Ponerles piel con piel tiene efectos beneficiosos sobre la duración de la lactancia, la termorregulación del neonato y los vínculos entre madre e hijo. "Estos niños lloran menos, están más tranquilos y más alerta".

En pocos centros

Pese a estas evidencias y pese a que la mayoría de los especialistas son defensores acérrimos de esta práctica en bebés sanos y a término, su implantación en los hospitales españoles se está haciendo esperar.

Juan Carlos Melchor Marcos, profesor titular de Obstetricia y Ginecología de la Universidad del País Vasco, así lo denuncia en un editorial reciente publicado en ‘Progresos de Obstetricia y Ginecología’.

"Su implantación parece ir más lenta de lo que sugieren las recomendaciones, probablemente por temor a que el contacto piel con piel no sea completamente inocuo.

Se han comunicado algunos casos de parada cardiorrespiratoria en recién nacidos a término sanos mientras estaban en esta situación". Justino Rodríguez-Alarcón, jefe del Servicio de Medicina Perinatal del Hospital de Cruces (Vizcaya).

"Nosotros creemos firmemente en la necesidad de dejar ‘piel con piel’ a la madre con su hijo, pero siempre que se den unas circunstancias determinadas, como que el niño sea un bebé a término y sano y que la madre esté despierta y alerta y haya vigilancia".

Su llamada de atención surge ante la observación de un aumento "pequeño pero significativo de casos de síndrome de muerte súbita en neonatos".

Dos primeras horas de vida

Tanto él como su equipo revisaron "todos los casos producidos en las dos primeras horas de vida habidos en nuestro hospital desde diciembre de 2008 a julio de 2010.

Se incluyeron todos los neonatos nacidos sanos y con una edad gestacional igual o mayor a 36 semanas.

El cuadro clínico que presentaron en todos los casos cumplía los criterios de muerte súbita o lo que se denomina episodio aparentemente letal (EAL). También se ha estudiado la importancia de los cambios de las tasas de incidencia de ambos cuadros a lo largo de los últimos 35 años".

Durante este tiempo, entre los 10.804 recién nacidos vivos se registraron ocho casos de EAL en las primeras dos horas de vida.

Este especialista reconoce que los casos se produjeron desde diciembre de 2008, momento en el que se implanta de forma protocolizada y para todos los bebés sin riesgo la práctica de piel con piel, "sin que se produzcan otros cambios".

Factores de riesgo de muerte súbita

"Lo que hemos comprobado es que los factores de riesgo de muerte súbita son los mismos para los neonatos que los que se producen en la población infantil.

Y estos no son otros que ponerles boca abajo con la cara también hacia abajo y tapados hasta la cabeza, compartir la cama con la madre y estar tumbados sobre el vientre de la progenitora (un lecho blando).

Y todos estos factores se dan en un proceso crítico que es el de la adaptación del bebé a la vida".

El recién nacido debe realizar una adaptación "extrauterina inmediata siendo este un momento crítico y único en su vida que requiere un esfuerzo metabólico y fisiológico que precisa de una vigilancia especial.

Tras los primeros 30 minutos, hay un periodo variable hasta las dos horas de vida en el que es frecuente la tendencia al sueño y las bajas respuestas.

Ha sido precisamente durante este periodo cuando han sucedido todos los casos presentados aquí".

El doctor Rodríguez-Alarcón defiende la necesidad de controlar los factores de riesgo, como no dejar a la madre sola en la sala de partos o colocarla más recostada durante el contacto piel con piel.

"Se debe situar al niño de supino y no dejarlo sobre la madre en prono cuando esté cansada, adormilada o no haya nadie para vigilar.

Reconocer los síntomas de alarma, como la respiración irregular, cambios de color del bebé, son clave para evitar episodios fatales".

Cree que no se debe "culpar sólo al piel con piel de estos casos, ya que este contacto parece seguro y beneficioso".

De la misma opinión se muestra Juan Carlos Melchor al defender que no "se debe demonizar el contacto madre e hijo, que debe mantenerse allí donde se haya implantado o ponerse en marcha en aquellos centros donde aún esté pendiente de establecerse.

Pero sí se debe considerar el trabajo del doctor Rodríguez-Alarcón como una llamada de atención acerca de la posibilidad de aparición de un cuadro de muerte súbita y estar atentos a cada uno en su medio para evitar un proceso que, aunque poco frecuente, puede en ocasiones ser fatal".