El éxito del balón intragástrico se asegura antes de operar
El éxito completo del tratamiento de la obesidad con balón intragástrico, una técnica que se ha perfeccionado a lo largo de sus 20 años de utilización, depende de la selección, preparación y monitorización de los pacientes, y de la inserción y retirada del balón.
Así se desprende del Consenso Internacional de Expertos, un estudio realizado por especialistas de cinco países europeos y Brasil en implantación de balón intragástrico, y que ha sido presentado por Gontrand López-Nava, jefe del Servicio de Aparato Digestivo y Endoscopias del Hospital Universitario Madrid Sanchinarro, perteneciente al Grupo Hospital de Madrid (HM), en el Colegio de Médicos de Madrid. López-Nava es uno de los autores del documento que en total suman una experiencia en más de 6.000 pacientes.
El balón intragástrico está indicado en el abordaje de la obesidad y el sobrepeso, cuando existe un índice de masa corporal superior a 27, como tratamiento coadyuvante a la dieta, e incluso en pacientes que necesiten bajar peso como preparación a una operación cardiovascular, ortopédica, bariátrica o de otro tipo para reducir riesgos quirúrgicos y/o post-operatorios. Según ha explicado López-Nava, en seis meses de tratamiento con el balón intragástrico se puede llegar a perder una media de 24 kg.
La selección y preparación del paciente antes del tratamiento es imprescindible; debe realizarse un historial médico completo y un minucioso examen del paciente que incluyan análisis de sangre y, dependiendo del historial de cada caso, una evaluación cardiológica. A esa revisión médica previa hay que unir una buena información al paciente.
También es preciso contar con un equipo multidisciplinar: un endoscopista especializado en la implantación del balón; un anestesista, necesario para la sedación en la implantación y retirada del dispositivo; un psicólogo que apoye al paciente durante todo el tratamiento, y un médico endocrino que marque la dieta personalizada para cada paciente.
Tan importante o más que la preparación adecuada del paciente y la implantación por manos expertas en endoscopia, así como el llenado y sellado de la válvula, es el manejo del enfermo una vez implantado el balón intragástrico, ha matizado López-Nava. Un contacto regular entre el paciente y el equipo médico, disponible las 24 horas del día, es clave. A través de este contacto se puede evaluar el grado de tolerancia inicial del sistema por parte del paciente y ofrecerle consejos que optimicen su estado de salud y aumenten su seguridad en el tratamiento.
Vida normal
Los pacientes con balón intragástrico implantado pueden llevar una vida normal, que incluya la práctica de ejercicio, siguiendo unas pautas dietéticas y algunos cuidados básicos. A los siete meses de la inserción del balón hay que retirarlo del estómago mediante una endoscopia, tras hacer un vaciado completo. En ese momento, el paciente habrá adoptado nuevos hábitos y conductas alimentarias y habrá cambiado sus prioridades de alimentación, reforzado por los buenos resultados obtenidos en salud y pérdida de peso.