Descifran la interacción que hace que la nicotina se una sólo a los receptores cerebrales

La capacidad de la nicotina para activar de forma selectiva sus receptores en el cerebro, pero no en los músculos, se explica en un estudio que se publica hoy en Nature.

El trabajo, coordinado por Dennis Dougherty, del Instituto de Tecnología de Pasadena, en California, resuelve el misterio químico de la adicción a la nicotina.

Si la nicotina activara sus receptores en los músculos de la forma tan potente como lo hace en el cerebro, fumar provocaría contracciones musculares fatales; por eso, discrimina los receptores químicos.

El citado grupo ha visto que todo esto se debe a las interacciones específicas que sólo tienen lugar en el cerebro, entre las cargas positivas de nicotina y los receptores cerebrales aminoácidos aromáticos específicos.

Esta interacción, denominada catión pi, no se produce en el músculo, aunque los lugares de localización de la nicotina tienen la misma estructura general. La diferencia probablemente se debe a distintos huecos de unión que permiten a la nicotina enlazarse de forma más ajustada a los receptores neuronales.

En el trabajo se demuestra que los receptores cerebrales 7482 mantienen la adicción a la nicotina y esa alta afinidad a este alcaloide es el resultado de la interacción del catión pi con los receptores cerebrales de aminoácidos aromáticos específicos. Por el contrario, la baja afinidad a la nicotina de los receptores musculares de acetilcolina se debe al hecho de que esa interacción clave no se produce.

Algunos de esos receptores de acetilcolina se han establecido como objetivos terapéuticos de diversas patologías neurológicas, como el Alzheimer, la epilepsia, el Parkinson, el dolor, déficit de atención por hiperactividad, autismo y depresión.

Aunque quedan por resolver los misterios químicos de la adicción a la nicotina, los resultados del trabajo de Dougherty proporcionan una guía que ayudará a encauzar las investigaciones, sobre todo hacia dónde se deben dirigir los esfuerzos para desarrollar fármacos específicos para todos los tipos de receptores nicotínicos.

Los autores explican que quedan muchas dudas pendientes hasta llegar al objetivo marcado, pero las líneas de trabajo están en el camino adecuado para lograr evitar la adicción a la nicotina.