Disfunción eréctil

La disfunción eréctil o impotencia es la incapacidad constante o continuada para conseguir o mantener una erección suficiente que permita una relación sexual satisfactoria. En España, uno de cada dos hombres de entre 40 y 70 años sufre este trastorno en mayor o menor grado y en ningún caso se puede considerar algo normal porque los tratamientos que existen son muy eficaces.

Además, la disfunción eréctil puede ser un síntoma centinela. Esto significa que puede ser el primer síntoma de otras enfermedades importantes no diagnosticadas, por lo que la visita al especialista es obligada. 

Causas

Las causas de la disfunción eréctil se pueden englobar en tres tipos:

– Psicológicas: ansiedad, estrés, baja autoestima, problemas familiares, de pareja o laborales.

– Orgánicas: hipertensión, colesterol alto, diabetes, depresión, problemas cardiovasculares, insuficiencia renal, operaciones quirúrgicas y el uso de fármacos diuréticos, beta-bloqueantes, simpaticolíticos, sedantes, hipnóticos o tranquilizantes.

– Conductuales: tabaquismo (la nicotina tiene un efecto vasoconstrictor que dificulta la llegada de la sangre al pene), drogas (producen todo tipo de alteraciones cognitivas) y alcohol (tiene efecto sedante lo que significa también un descenso en la libido). 

Para el paciente que lo sufre 

Lo primero que hay que hacer ante un problema de impotencia es acudir al andrólogo. 

No tomar pastillas sin haber sido diagnosticado. El uso de viagra está contraindicado, por ejemplo, en pacientes que están tratando sus problemas cardiovasculares con nitritos. 

La viagra también está contraindicada en pacientes con deformidades anatómicas en el pene o en pacientes con predisposición al priapismo (erección prolongada de más de 4 horas y dolorosa). 

En caso de que el paciente pueda tomar viagra no debe ingerir más de una al día. 

La impotencia tiene tratamiento. Hay que dejar a un lado las vergüenzas y tabúes y hablar en primer lugar con la pareja para afrontarlo juntos con la ayuda del especialista. 

Lo que nunca debe hacer la pareja de un hombre con problemas de impotencia: 

Nunca se debe insinuar a la pareja que quizá su problema se debe a que no le gusten las mujeres porque lo único que se conseguirá es aumentar su angustia. Además, si no le gustaran las mujeres sentiría que le gustan los hombres, la homosexualidad no pasa inadvertida. 

Tampoco se debe pensar que la impotencia es la consecuencia de una falta de deseo o de amor por parte de la pareja o que existe una tercera persona porque todos los hombres en algún momento de su vida pueden padecer una disfunción eréctil. Es más, muchas veces la impotencia resulta de la obsesión psicológica del varón después de sufrir una disfunción un día concreto. 

Otra de las creencias o insinuaciones erróneas que se debe evitar es aquella que culpa a la masturbación o el sexo muy frecuente de los problemas de erección. Tener relaciones sexuales o masturbarse con asiduidad no tiene ninguna repercusión fisiológica negativa ni en el hombre ni en la mujer. 

Nunca se debe asociar la impotencia al envejecimiento y considerarlo algo normal. Esta es una de las posturas más frecuentes por parte de las parejas de hombres con problemas de erección y debe evitarse porque el paso de los años no influye en la potencia sexual. Únicamente se puede achacar la disfunción a las enfermedades concomitantes y algunos tratamientos farmacológicos concretos. 

Nunca se debe recomendar el uso de afrodisíacos porque la mayoría de ellos no tienen efecto alguno y pueden ser contraproducentes, ya que si no solucionan el problema, el varón se sentirá más ansioso y angustiado y los problemas de erección irán en aumento. 

No se le debe decir a la pareja que sufre impotencia que el problema es solamente suyo porque está demostrado que la ayuda de la mujer es esencial para que el hombre recupere su función normal. El apoyo psicológico, la comprensión del problema y el ofrecimiento de solucionarlo entre los dos, son las primeras garantías de éxito. 

Decálogo preventivo

Controlar el desarrollo genital del niño. Una malformación corregida a tiempo evitará complicaciones irreversibles. 

Educar al niño correctamente respecto a la sexualidad es fundamental para que su desarrollo psicológico sea óptimo. 

Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco porque perjudican tanto el aparato genital masculino, como la función sexual. 

Llevar una dieta equilibrada es fundamental para el correcto desarrollo de todo el organismo. Evitar las grasas ayudará a tener problemas futuros. 

Consultar al médico ante cualquier síntoma de enfermedades de tipo circulatorio porque el 60% de los casos de impotencia tienen un trasfondo vascular. 

Informarse sobre los síntomas de enfermedades endocrinas como la diabetes, el hipogonadismo y la hiperprolactinemia. 

La eyaculación precoz es a menudo la antesala de la impotencia sexual. Por eso se le debe prestar atención y si ocurre reiteradamente acudir al especialista para evitar que desemboque en un problema mayor. 

También es importante vigilar otras patologías como por ejemplo aquellas que provocan curvatura en el pene, la enfermedad de la Peyronie y en general cualquier tipo de curvatura congénita o adquirida. El motivo es que el diagnóstico precoz de estos trastornos puede evitar en muchos casos la impotencia tributaria de cirugía. 

Seguir una pauta adecuada en la frecuencia de los chequeos de la próstata permitirá el diagnóstico precoz de otras patologías que cuando aparecen son irreversibles y causan en muchos casos impotencia sexual.