Los españoles pierden, cada 15 días, casi una noche de sueño
Los españoles, al igual que el resto de la sociedad occidental, pierde, cada 15 días, casi una noche entera de sueño, ya que, en la actualidad, duermen 20 minutos menos diarios de media que hace un siglo, a la larga, puede tener consecuencias "muy negativas" en la salud de las personas.
Así lo ha asegurado, el experto en Medicina del Sueño, Gonzalo Pin, que ha explicado que este problema de sueño deficitario crónico afecta a todas las edades, desde los lactantes hasta quienes ya han terminado su vida laboral.
"La mitad de los adolescentes duermen hoy en día menos de las 9 horas recomendadas, alrededor de 8 diarias, lo que afecta, en gran medida a su rendimiento escolar".
"Afirma datos de la Comunidad Valenciana, el 4,2% de los estudiantes se duerme en clase entre dos y tres veces por semana".
Actualmente no disponen de estadísticas estatales sobre el número de horas de sueño de cada sector poblacional, la introducción de aparatos electrónicos en casi todos los aspectos de la vida cotidiana, los horarios laborales muy largos y la vida sedentaria contribuyen a dormir "menos de lo que toca".
"La infancia y la madurez son las etapas en las que hay más déficit de sueño". La diferencia del horario por el que se rige la población española, respecto al de los europeos, es una de las claves que explican la descompensación en la calidad y cantidad del descanso de los españoles.
"Cenamos y nos acostamos más tarde que los europeos pero, tenemos el horario laboral de Europa, las empresas comienzan su actividad a las 8 de la mañana, por eso dormimos menos".
Rompe el mito de que los españoles son el emblema de la siesta, aunque existe la "creencia errónea" de que son los que más siestas duermen y más tiempo dedican a ella, son los alemanes quienes se sitúan a la cabeza de esta práctica.
"El número de horas de sueño recomendadas varía mucho en función de la edad de la persona", los recién nacidos deben dormir alrededor de 17 horas, una cifra que va disminuyendo con el crecimiento.
"Los preadolescentes, de entre 8 y 10 años, tendrían que dormir cerca de 8 horas largas, mientras que con la llegada de la adolescencia se incrementan las necesidades de sueño, hasta las 9 horas".
Con la tercera edad, esta demanda del cuerpo disminuye. "Las personas mayores tienen suficiente con 6 horas".
Entre los aspectos que influyen en la calidad del sueño, la incidencia que el sobrepeso y la obesidad tienen en las alteraciones nocturnas.
"La obesidad y el déficit de sueño son dos enfermedades que se retroalimentan, por eso la alimentación es clave para dormir bien".
Influencia de la dieta, el sedentarismo, el tabaco y el alcohol
Existen otros factores "íntimamente relacionados" con el sueño como la vida sedentaria, la escasez de ejercicio físico, el estrés, los problemas generados por las épocas de crisis, el alcohol o el tabaco.
"Dormimos conforme vivimos y vivimos conforme dormimos".
El alcohol, a pesar de ser un inductor del sueño, lo fracciona. "Una persona que ha bebido tiene más facilidades para conciliar el sueño y puede dormir profundamente las 2 primeras horas, pero después hay muchas interrupciones.
Lo mismo ocurre con el tabaco, que a pesar de que disminuye la ansiedad de los grandes fumadores, es un gran fraccionador del sueño".
Ofrece una serie de consejos para las personas que sufran de insomnio o presenten especiales dificultades para dormir.
Advierte la importancia de conseguir la temperatura adecuada en el dormitorio (entre 19 y 22 grados), la luz adecuada, cambiar la posición del colchón cada cierto tiempo y controlar los ruidos.
"Todo lo que induce al acto de vigilia interfiere negativamente en el sueño y afecta más a las personas especialmente sensibles".
"Dormir no es lo más importante del mundo", por lo que es fundamental no agobiarse por ello y comenzar a modificar poco a poco los hábitos que puedan mejorar la calidad del mismo.