“Si nadie fumara, la EPOC desaparecería casi por completo”
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se caracteriza por un bloqueo persistente y progresivo del flujo de aire a los pulmones y se asocia con una respuesta inflamatoria pulmonar anómala a partículas tóxicas, como las que se encuentran en el humo del tabaco.
Esta patología centra la investigación de Andrew McIvor en la Universidad de MacMaster (Hamilton, Ontario). Para este neumólogo, la EPOC es una enfermedad infradiagnosticada y potencialmente mortal, que muchos médicos asocian al concepto de bronquitis crónica o enfisema e, incluso, unos pocos confunden con asma bronquial.
Los síntomas respiratorios de asma o EPOC son muy parecidos, podrían confundirse.
Sin embargo, la historia natural de la enfermedad no tiene nada que ver. La EPOC cursa con una disnea (falta de aire) más pronunciada, expectoración anormal y tos crónica. Como su evolución es lenta, se diagnostica, sobre todo, en personas que superan los 40 años, incapaces de llevar a cabo tareas tan sencillas como subir unos cuantos escalones o portar una maleta sin sentir que se ahogan.
¿Cómo es posible certificar que es una EPOC, en lugar de otra complicación neumológica?
La prueba diagnóstica más simple a la que podemos recurrir es la espirometría, que mide la cantidad y velocidad del aire que se inspira y espira en cada respiración. Hace poco también se ha descrito que la inflamación de las vías aéreas en la EPOC es más aparatosa que en el asma.
Antes se consideraba una enfermedad irreversible y ahora ya no. ¿Significa que se puede curar?
La EPOC no se cura, aunque disponemos de tratamientos que cada vez alivian más los síntomas y mejoran la calidad de vida de los pacientes. En algunos casos, incluso, es posible detener el avance de la lesión respiratoria, por lo que hemos modificado la definición de esta enfermedad en las guías de referencia denominadas GOLD (Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease).
Los principales candidatos eran hombres de edad avanzada y fumadores. ¿Todavía es así?
El perfil de riesgo también ha cambiado. Antes, la EPOC era más frecuente entre los hombres, pero cada vez se diagnostican más casos en mujeres. Esto se debe a que ellas fuman ahora tanto o más que ellos y, además, pasan más tiempo en el interior de casa, expuestas a gases de combustibles sólidos de la cocina o la calefacción.
Pero el principal desencadenante de EPOC es el tabaco.
En efecto. Por este motivo, aunque la EPOC no se pueda curar, sí se puede prevenir. Bastaría con que nadie fumara para que esta patología desapareciera casi por completo de las consultas. No sólo quienes fuman, sino también quienes respiran el humo del tabaco de terceros están expuestos a la enfermedad.
Con el tiempo, los gases emitidos por la combustión en calderas, cocinas o automóviles dañan al pulmón de forma muy parecida al tabaco, al igual que los polvos, aerosoles y productos químicos irritantes empleados en determinadas limpiezas.
¿Qué efecto causan las infecciones?
Las personas que padecen infecciones repetidas de las vías respiratorias inferiores durante la infancia tienen un riesgo mayor de desarrollar tanto asma como EPOC. Hemos averiguado que las dietas hipercalóricas y el sedentarismo predisponen también el desarrollo de la enfermedad.
Además, son posibles las complicaciones asociadas.
La EPOC es una enfermedad crónica que, si no se controla, progresa e inhabilita la capacidad ventilatoria del paciente, de forma que muchos enfermos acaban por depender de ventilación asistida. Además, se han detectado disfunciones músculo-esqueléticas, cuadros de depresión y de policitemia (incremento anormal en el número de células sanguíneas, sobre todo glóbulos rojos) muy vinculados a la enfermedad.
Aunque la EPOC no se cura, ¿hay tratamiento?
La evidencia de los últimos estudios aconseja actuar en varios frentes a la vez, por medio de un tratamiento combinado que reduzca de forma significativa tanto los leucocitos como las células CD8 y CD4, que son marcadores de la inflamación. Los resultados de los ensayos clínicos han señalado que el predominio de células CD8 en las vías aéreas y el parénquima (tejido) pulmonar es más propio de la EPOC que del asma, y que tratar este enfoque multi-antiinflamatorio se traduce en una mejoría importante de la función pulmonar. Para ello, son necesarios antiinflamatorios y antibióticos.
Algunos de estos fármacos no son baratos. ¿La nueva estrategia es buena noticia para las industrias en tiempos de crisis?
Los expertos en mercado farmacéutico calculan que las ventas por medicamentos contra la EPOC experimentarán un crecimiento superior a los 10.000 millones de dólares en los próximos cinco años.
¿Hay un buen conocimiento de la EPOC entre los profesionales sanitarios?
Entre los neumólogos, sí. Todos hemos sido testigos de cambios importantes tanto en la forma de tratar como de definir la enfermedad en estos últimos diez años. Sin embargo, entre los médicos de atención primaria es posible que se carezca de una visión tan actual. En el último congreso europeo en Viena, el equipo de Ian Jarrold (del British Lung Foundation) concluyó en un informe sobre práctica clínica en todo el Reino Unido que los médicos, pese a disponer de espirómetros y guías, no están actualizados sobre cómo diagnosticar y tratar la EPOC. El estudio concluía que se había diagnosticado de forma errónea de asma a un 39% de los pacientes que tenían EPOC.
Del mismo modo que cada vez hay más pacientes de género femenino, ¿es cierto que la EPOC también afecta a personas cada vez más jóvenes?
Otro estudio presentado este año en Viena dejaba entrever que hay un prototipo de paciente joven con EPOC acompañada de enfermedad cerebrovascular, cardiovascular y/o diabetes. Ocurre en personas de 35 a 45 años, con historia de tabaquismo y un pronóstico dos veces más grave que el del paciente estándar.