Onfalocele Diagnóstico
El pronóstico de onfalocele se basa en una evaluación adecuada a cabo en las familias y pacientes que padecen o han padecido el onfalocele. La evaluación de un día completo incluye un nivel detallado de ultrasonido II, un ecocardiograma fetal (un ultrasonido especializado del corazón del feto) y una resonancia magnética ultrarrápida del feto.
Tras la evaluación, un cirujano pediatra y un ginecólogo se reunirán con la familia para revisar y discutir el pronóstico onfalocele, las opciones y la gestión post-natal. Los materiales educativos también se proporcionarán.
Se puede detectar en la ecografía a partir de las 12 semanas de gestación. En estos casos se observa un defecto central de la pared abdominal con herniación de vísceras recubiertas por una membrana. No es posible la detección antes de las 12 semanas porque puede existir una herniación de forma fisiológica.
El diagnóstico de onfalocele es confirmado por el ultrasonido. Debido al aumento del riesgo de una anomalía asociada, un ultrasonido específico será realizado por un perinatólogo. Los onfaloceles pueden estar asociados con algunas anomalías cromosómicas por lo que una amniocentesis puede ser ofrecida. Una ecografía del corazón del bebé también se puede recomendar.
Los pacientes afectados se van a supervisar de cerca durante todo el embarazo. Las ecografías se llevarán a cabo cada dos a cuatro semanas para evaluar qué tan bien el feto está creciendo, el volumen del líquido amniótico y bienestar fetal. Se le indicará el día del movimiento fetal en alrededor de 26 semanas de gestación. Se va a realizar un registro de la frecuencia cardíaca del bebé mientras está sentado y pulsando un botón cada vez que el bebé se mueve, puede ser programado en torno a 32 semanas gestación.
El método de entrega será discutido con los padres del niño cuando se acerque el nacimiento así como el método de entrega que va a depender del tamaño del onfalocele. Si el tamaño es bastante grande y sobre todo si el hígado está involucrado, el médico puede preferir hacer una cesárea para evitar el riesgo de lesiones en el hígado. De lo contrario, el método preferido de entrega es vaginal.