¿Adelgazar? Sí, pero de forma sana…
El tratamiento de la obesidad mediante la utilización de dietas para reducir el peso corporal requiere planificar la pérdida de peso de forma paulatina y progresiva, sin perder de vista que el aporte de nutrientes proporcionado por la dieta debe ser equilibrado.
Además, la utilización de dietas para adelgazar deberá ir acompañada de otras medidas como la realización de un nivel adecuado de ejercicio físico para contribuir a quemar el número apropiado de las calorías que ingerimos, evitando de este modo el sedentarismo, tan peligroso para la salud.
Normalmente el peso adecuado de una persona se valora mediante la fórmula del índice de masa corporal, índice que relativiza el peso en función de la estatura, y se calcula mediante la fórmula:
Índice de masa corporal (IMC) = peso (en kg) dividido por la estatura (en metros) elevada al cuadrado
IMC = peso / estatura2
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el IMC debe oscilar entre 18 y 25. Si el IMC se encuentra entre 25 y 30 se habla de preobesidad, un IMC entre 30 y 35 corresponde a una obesidad tipo I, entre 35 y 40 corresponde a una obesidad tipo II y si es superior a 40 se habla de obesidad tipo III.
En líneas generales, una dieta para adelgazar, además de ser equilibrada debe contener pocas grasas y poco azúcar.
Es preferible realizar varias comidas a lo largo del día de menor cantidad, por ejemplo, desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, que realizar menos comidas de mayor cantidad, debido a que en el segundo caso el organismo piensa que va a recibir poco alimento y transforma los nutrientes en grasas de reserva, algo que favorece el aumento de peso.
Es importante también comer de forma regular, siempre a la misma hora y distribuyendo de forma uniforme la comida a lo largo del día, evitando periodos de ayuno largos y comidas copiosas compensadoras.
Es recomendable dar un mayor peso al consumo de frutas y verduras y un menor peso a las carnes grasas, fritos o alimentos hipercalóricos.
Es preferible utilizar salsas bajas en calorías, leches desnatadas y aceite de oliva. Igualmente, es preferible beber agua a beber refrescos y bebidas azucaradas.
Existen numerosas dietas y menús en los que viene ya determinado el número de calorías. El tipo de dieta y las calorías precisas es algo que varía de un paciente a otro y dentro del mismo paciente varía de un momento o situación a otro distinto.
Plantearse en serio perder peso en caso de padecer obesidad es algo que merece la pena de cara a prevenir enfermedades cardiovasculares y osteoarticulares en el futuro.
Finalmente, conviene saber que en ocasiones el sobrepeso debido a una ingesta excesiva de alimentos puede tener como causa de fondo un problema psicológico, por ejemplo, la ansiedad. En estos casos es recomendable buscar ayuda por parte de un psicoterapeuta que nos facilite tratar la causa o el conflicto psicológico subyacente, algo que facilitará en gran medida la resolución definitiva del problema de sobrepeso.
La información proporcionada en este artículo tiene un carácter puramente informativo y orientativo. El tratamiento médico, los aportes calóricos y las recomendaciones dietéticas particulares de cada persona deberán ser tratados de forma individualizada por un médico.